EN SUS
Huellas
EN SUS
Huellas
SAN FRANCISCO DE ASÍS
JOHN KIRVAN
Editorial Católica es una división de Grupo Nelson
©2006 por Grupo Nelson
Una división de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América
Titulo en inglés: In His Footsteps
Copyright 2005 por Quest Associates
Publicado por Ave María Press
Notre Dame, IN 46556-0428
Todas las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina
Valera,(RV) revisión 1960.
ISBN: 0-88113-715-5
Traducción: María Hoyos
Tipografía: www.MarysolRodriguez.org
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización escrita previa de la editorial.
Impreso en Estados Unidos de América
LA BENDICIÓN PARA EL HERMANO LEO
El Señor te bendiga y te guarde;
haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia.
Que el Señor alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Que el Señor te bendiga hermano Leo.
Contenido
SAN FRANCISCO DE ASÍS (1182-1226) fue un hombre callado, casi silencioso. No sabemos con exactitud si él dejó obras escritas, y aún es dudoso que él haya escrito las grandes oraciones que hoy se acreditan a su nombre.
Pero su estilo de vida captó un mensaje espiritual más poderoso que cualquiera que haya hablado o escrito, un mensaje que por más de doce siglos ha formado nuestras vidas con Dios y con nosotros mismos.
Este hombre silencioso, por el simple hecho de haber dejado sus posesiones y poniendo a la pobreza en el centro de su vida, vivió la noción de la historia de espiritualidad al revés.
Nuestra vida con Dios, nos recordó él, es inseparablemente unida a la pobreza, no a alguna pobreza metafórica, pero a la cruda, imperdonable pobreza de los pobres —la pobreza de las calles, la pobreza del hambriento, la pobreza de los que no tienen albergue.
Hemos llegado a ese momento cuando nos damos cuenta que si vamos a tomar a Francisco en serio —que significa tomar a Dios en serio— tenemos que considerar la pobreza seriamente.
Este libro es sobre ese momento.
Es un momento muy incómodo.
A primera vista, ningún santo parece más disponible, menos amenazador y más cómodo en compañía que Francisco de Asís. Él es, después de todo, la misma figura serena que hace elegante el jardín. Él es el mismo santo tierno que habla con los animales.
Pero ahora Francisco está hablando sobre la pobreza. Nos está diciendo que tenemos que abrazar una vida de oración y pobreza o no entenderemos el significado de lo que él nos tiene que decir. Perderemos la paz que Dios nos promete.
Es un momento muy incómodo.
Francisco se revela a sí mismo como un santo desconcertante. Contrario a lo acostumbrado, él no es un santo fácil de entender. Él resiste a las primeras impresiones.
Él nos deja encantados aun cuando nos guía por sendas exigentes.
No es fácil caminar en sus pasos, pero sí es posible.
Si vamos a tomar a Francisco en serio —(si nos vamos a tomar en serio a nosotros mismos)— tendremos que rescatarlo de los sentimientos dulces en lo cual nosotros y nuestra cultura han tratado de encarcelarlo siglo tras siglo. Casi desde ese día en la plaza del pueblo cuando Francisco dejó en el olvido todas sus posesiones, ha habido un flujo continuo de hombres y mujeres ansiosos por vivir como él vivió. Ansiosos por rezar como Francisco rezó.Ansiosos por atravesar los sentimientos y mitos de la vida de oración que Francisco prometió que alcanzarían la paz de Dios.
San Buenaventura lo hizo.
Santa Clara lo hizo.
También decenas de miles más.
Nosotros también podemos hacerlo.
CÓMO REZAR ESTE LIBRO
El propósito de este libro es abrir un portón, hacer accesible la experiencia espiritual y la sabiduría de uno de los maestros espirituales más importantes de la historia — Francisco de Asís— y de los que siguieron en sus pasos.
Este no es un libro para la mera lectura. Te invita a meditar y rezar sus palabras rutinariamente por un período de treinta días.
Es un librito para una jornada espiritual.
Antes de leer las «reglas» para tomar este viaje espiritual, acuérdate que el propósito de este libro es liberar tu espíritu, no confinarlo. Si en algún día la meditación no resuena bien contigo, busca otro pasaje que capte el espíritu de tu día y tu alma. No vaciles en repetir un día cuantas veces necesites hasta que sientas que has descubierto lo que el Espíritu, a tráves de las palabras del autor, tiene que comunicarle a tu espíritu.
Las siguientes son sugerencias para usar este libro como la piedra angular de tus oraciones.
AL COMENZAR TU DÍA
Al comenzar el día encuentra un lugar tranquilo para leer la meditación sugerida de ese día.
Es un pasaje corto. Nunca más de doscientas palabras, pero ha sido seleccionado cuidadosamente para darte un enfoque espiritual, para el día entero. Está diseñado para recordarte, en cada amanecer, de tu propia existencia en un nivel espiritual. Para ponerte en la presencia del maestro espiritual que es tu compañero y guía en esta jornada. Pero sobre todo, el propósito del pasaje es recordarte que en este momento y en cada momento durante el día, estarás viviendo y actuando en la presencia de un Dios que continuamente te invita, calladamente, a vivir en y a través de Él.
Consejo : Lee lentamente. Muy lentamente. La meditación ha sido fragmentada en líneas para ayudarte a hacer precisamente eso. No leas para llegar al final, sino saborea cada parte de la meditación. Nunca sabrás cuál frase o cuál palabra provocará una respuesta en tu espíritu. Dale una oportunidad a las palabras. Después de todo, no estás simplemente leyendo el pasaje, lo estás rezando. Estás estableciendo un ambiente de serenidad para todo el día. ¿Cuál es la prisa?
A TRAVÉS DEL DÍA
Inmediatamente siguiendo la lectura del día, encontrarás una oración sencilla, la cual llamamos un mantra, una palabra prestada de la tradición hindú. Esta frase es para acompañar a tu espíritu que se mueve a través de un día laborioso. Escríbela en una tarjetita pequeña o en la página adecuada de tu agenda. Mírala cuantas veces puedas. Repítela silenciosamente y sigue tu rumbo.
No se supone que te pare o distraiga de tus responsabilidades, sino simple y suavemente te recuerde de la presencia de Dios y de tu deseo a responder a esa presencia.
AL CONCLUIR TU DÍA
Este es un momento para dejar lo fastidioso del día.
Busca un lugar tranquilo y mantén tu espíritu en silencio. Respira profundamente. Inhala, exhala —suavemente y deliberadamente, una y otra vez, hasta que sientas que el cuerpo se relaje de la tensión.
Ahora lee la oración de la noche lentamente, frase por frase. Quizás reconozcas de una vez que hemos tomado una de las oraciones más familiares de la tradición cristiana y la hemos entretejido en ambas frases tomadas de la meditación con la cual comenzaste tu día y el mantra que te ha acompañado a través del día. De esta manera, una simple oración nocturna acumula el carácter del día que está concluyendo como comenzó —en la presencia de Dios.
Es un tiempo para resumir y concluir.
Invita a Dios que te abraze con su amor y te proteja a través de la noche.
Duerme bien.
OTRAS MANERAS DE USAR ESTE LIBRO
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