A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2020
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ISBN: 978-1-64699-838-8
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Stefania Redini
LA KUNDALINI
Índice
INTRODUCCIÓN
Literalmente, Kundalini significa la enroscada, y se representa por medio de una serpiente enrollada tres veces y media alrededor del Shivalingam (el falo que simboliza a shiva) en el centro situado en la base de la columna vertebral: el chakra Muladhara. Con su cabeza obtura el canal central de la columna vertebral (Sushumna). Podría decirse que la imagen de la serpiente adormecida constituye el símbolo de una energía no expresada, esto es, en estado potencial, pero no es así, puesto que Kundalini encarna una fuerza vital que actúa permanentemente en el cuerpo humano.
Sería más correcto decir que Kundalini es el centro inmóvil que preside toda la energía del hombre: en el cuerpo humano corresponde a lo que Shakti (la energía creadora) representa en el universo. De hecho, su nombre completo es Kundalini Shakti, como emanación de la Mahakundali cósmica y, al igual que Shakti es el origen de todas las actividades del universo, Kundalini lo es en el hombre.
La Maha Shakti, a través de concreciones sucesivas de la conciencia cósmica, ha acabado por manifestar el estado más denso de la creación: la materia, donde yace adormecida e inerte Kundalini Shakti. El hombre es, como ella, un durmiente cuya conciencia está velada, presa del sopor y es víctima de maya, el velo de la ilusión que Shakti extendió para ocultar la conciencia universal y hacer aparecer como única realidad aquello que, en puridad, no tiene nada de real. Este velo es necesario para que pueda realizarse el mundo fenoménico.
El yogui tántrico pretende salir de este estado de duermevela para acceder a la naturaleza auténtica, más allá del velo de maya, y trata de despertar a Kundalini de su sopor. Cuando se despierta, se yergue fulminante como una serpiente y asciende a lo largo del sutil canal interior de la columna vertebral: si la senda se halla en buenas condiciones y se han deshecho los tres nudos (trigranthi) que impedirían su paso, absorberá progresivamente las energías (Shakti) de todos y cada uno de los chakras y los llevará con ella hasta el centro, situado por encima de la cabeza, donde, por fin, será reabsorbida por la conciencia inmutable (Shiva). De este modo, se recorren en sentido inverso las etapas de la creación.
Por tanto, el despertar de Kundalini es un proceso evolutivo: al igual que la materia emanó de la luz, el poder de la serpiente desvelada nos conducirá mediante sucesivas integraciones (de nivel en nivel) desde la materia hasta la luz.
PRONUNCIACIÓN
El sánscrito, antigua lengua de la India de origen indoeuropeo, emplea el alfabeto de 51 letras de la escritura devanagari, adaptación hindú de las escrituras semíticas introducidas en India hacia el siglo vii a. de C. a través de tierras de la vecina Mesopotamia. Su forma actual data del siglo VIII d. de C.
En este libro aparecen con frecuencia términos sánscritos. Para facilitar su lectura, y dejando a un lado el complejo sistema de acentuación, proporcionamos a continuación unas indicaciones sobre su pronunciación.
c:como en chal
j:fricativa, no velar (como en el francés jeu)
g:como la g de gente
y:como vocal (i), no semiconsonante
h:una aspiración audible. Al final de palabra, repite la vocal anterior (ejemplo Svah = Svaha)
m, n:nasalizadas (como enángulo)
n:como en gnomo
r, l:detrás de estas letras, se añade una i muy breve
s:como en xilógrafo
jn:casi como la g de gato
a final:muda
KUNDALINI
Pocos temas suscitan una curiosidad tan viva y se prestan a interpretaciones míticas como el de Kundalini, el misterioso poder de la serpiente, lo cual lo expone a ser interpretado en clave mágica. Afirmar que Kundalini es una energía latente en todos los seres humanos que espera ser desvelada no haría sino reforzar esta opinión equivocada: en realidad, responde a una visión totalizadora del cosmos en la que la existencia posee un hondo significado espiritual.
«¿Quiénes somos?» ha sido siempre la pregunta que se plantean los hombres y a la que en vano tratan de hallar respuesta, recorriendo caminos diversos. Uno de estos caminos es el de la investigación científica del universo y la vida, aunque cualquier hipótesis, por atrevida que sea, yerra el tiro al abordar el concepto de infinito, inaccesible a la razón humana. Otro camino es el intento de recorrer en sentido inverso el proceso de la creación, a través del despertar de Kundalini. Para comprender este hecho, debemos aproximarnos a la filosofía y la visión del mundo del tantrismo, si bien se trata de un ámbito que rehuye cualquier definición sistemática. El tantrismo concibe el universo como manifestación de una conciencia absoluta personificada por Shiva-Shakti: Shiva es el principio de la conciencia y Shakti, la energía; sin embargo, ambos no pueden discernirse netamente pues, en realidad, la conciencia y la energía son una y la misma cosa. De hecho, en el tantrismo no se establece gran diferencia entre el culto a Shiva en cuanto símbolo de la conciencia universal y el de Shakti como símbolo de la potencia (energía) que ha creado el mundo. Shivaísmo y shaktismo comparten una mismo concepción del mundo: para el pensamiento hinduista, el universo se manifiesta en términos de orden, y este orden es el dharma, la ley que mantiene unido el universo y expresa la propia naturaleza de las cosas en relación con el todo. Esta relación es armónica porque, en caso contrario, el mundo se precipitaría en el caos y la disolución.
La vía del justo medio
La propia palabra religión se deriva del verbo latino religere, es decir, unir, conectar, lo cual indica que el sentimiento religioso contempla la conciencia de cada cual como parte de la unidad indisoluble del todo. Una persona irreligiosa, en consecuencia, concentraría su existencia sobre sí misma, sin tener en cuenta la incidencia de sus propios actos sobre todos los demás seres del universo. Desde esta perspectiva, incluso los descubrimientos científicos más recientes parecen avalar esta concepción, ya que postulan la existencia de un entramado energético común a todo lo creado. Por consiguiente, el hombre religioso intentará acceder a la idea de formar parte del todo y remontarse gradualmente hacia la conciencia de la creación, desde el mundo de las formas hasta lo absoluto
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