Introducción
Si alguna vez has practicado yoga o aprendido sobre espiritualidad oriental, o incluso si solo estás familiarizado con algunas referencias de la cultura pop, probablemente hayas oído hablar de los chakras antes. Y por lo menos sabrás que los chakras son centros de energía conectados con ciertas partes del cuerpo y la energía sutil que se mueve a través de ellos.
Este libro es una introducción a un tema de mayor complejidad. No es ni un relato exhaustivo de los chakras, ni tampoco el único relato de los chakras. Aunque pueden ser conocidos por otros nombres, los sistemas similares a los chakras, mapas del cuerpo sutil, se encuentran en muchas culturas y tradiciones espirituales, desde el hinduismo indio y el vajrayana budista, hasta el taoísmo chino, el esoterismo occidental e incluso la kabbalah.
Pero en este libro, nos enfocaremos en el sistema hindú de los siete chakras. No es el único sistema de chakras, y ni siquiera es el único sistema de chakras Hindú. Se ha descrito cualquier número de chakras-cinco, seis, siete, veinte, y aún más. Así que decir que la situación es complicada es una subestimación.
Incluso existe un debate sobre si los diferentes sistemas de chakras debían ser descripciones de un cuerpo sutil real con centros de energía reales semejantes a los órganos físicos, o si simplemente estaban pensados como guías para visualizar diferentes tipos de meditación.
Aun así, en este libro, trataremos los chakras como si fueran componentes reales de un cuerpo sutil, incluso cuando dejamos sin contestar la pregunta general de su estado existencial (¿físico?, ¿psíquico?, ¿imaginario?, ¿ficticio?). Este enfoque agnóstico significa que no tienes que creer en la realidad literal de los chakras para sacar algo de este libro y empezar a trabajar con el sistema de chakras.
Si estás interesado en los chakras en primer lugar, probablemente estés haciendo algún tipo de práctica espiritual, como el yoga. Pero para empezar con los chakras, no tienes que comprar ningún punto de vista religioso particular. Ni siquiera tienes que creer que los chakras existen. Todo lo que necesitas es una apertura a la experimentación y la capacidad de utilizar tu imaginación.
La idea general de cualquier sistema de chakras es esta: tu cuerpo contiene un número de canales de energía o nadis, algunos de ellos mayores y algunos menores. Diferentes clases de energía sutil (vayu o «viento») se mueven a través de estos canales, lo cual afecta tanto tu cuerpo como tu mente. Los puntos donde los canales se cruzan en el cuerpo son llamados chakras (literalmente «ruedas»). Hay muchos chakras en el cuerpo, pero el sistema más conocido delinea siete chakras mayores.
Este sistema de energía sutil está sujeto a desequilibrios que pueden causar perturbaciones físicas, emocionales y espirituales tanto grandes como pequeñas. En particular, los chakras son vulnerables a bloqueos y sobreexcitaciones, por lo que necesitan ser equilibrados. Cuando se abren los siete chakras, el libre flujo de energía a través de ellos trae consigo el despertar espiritual.
La idea de un sistema sutil de energía en el cuerpo data de los Upanishads del siglo 7.º u 8.º a. C., pero el sistema de chakras solo comenzó a tomar su forma familiar más tarde, en el período tántrico. Hay muchos conceptos erróneos sobre el tantra en Occidente, principalmente la idea de que todo se trata de sexo. Pero el tantra es menos acerca del mejor sexo o de un mejor orgasmo que trabajar con la propia experiencia encarnada en lugar de intentar trascender el cuerpo, usando los sentidos como un medio para despertar la espiritualidad en vez de intentar bloquear los sentidos. Implica una enorme literatura y un enorme cuerpo de técnicas meditativas y yóguicas, de las cuales solo una fracción implica sexualidad.
Lo principal entre las ideas del tantra es que el universo es la manifestación de la realidad divina última. Lo que eso significa en términos de los chakras es que tu propio cuerpo es un microcosmos del universo mayor, y la energía divina que manifiesta el universo también actúa en el cuerpo del practicante individual.
Trabajar con los chakras puede ser tremendamente liberador, pero esta aproximación no está exenta de peligros. Entre otras cosas, puede tener efectos no deseados en su bienestar psicológico. Es por eso que las prácticas que involucran el cuerpo sutil son tradicionalmente hechas con la guía cercana de un maestro espiritual calificado que puede corregir cualquier error que cometa un estudiante, ver los puntos ciegos de su ego, y ayudarle a mantenerse alejado de los peligros comunes, así como a resolver cualquier problema que pueda surgir. Así que si te encuentras deseando entrar en los chakras más profundamente como resultado de la lectura de este libro, te recomiendo encarecidamente que encuentres un maestro que te pueda guiar en tu práctica.
Capítulo 1: El cuerpo sutil
Si has dedicado una cantidad significativa de tiempo al cojín de meditación, probablemente has notado que diferentes emociones se registran en diferentes lugares del cuerpo. Enamorarse, por ejemplo, puede registrarse como una sensación expansiva, ligera y cálida en el pecho. Y un corazón roto es llamado así por el lugar donde lo sentimos, en nuestro corazón. Sentirse súbitamente conmovido por la emoción podría hacernos «atragantar», lo cual sentimos en la garganta. Una repentina decepción o una realización negativa se registra como un sentimiento de hundimiento en nuestras entrañas. De hecho, lo que distingue a las emociones de los pensamientos es que típicamente las sentimos como eventos energéticos en el cuerpo. Con un poco de introspección, podemos ver fácilmente que nuestra vida psicológica interna se mapea en puntos específicos del cuerpo, los chakras.
Los chakras se disponen verticalmente, desde la base de la columna vertebral hasta la coronilla de la cabeza. De abajo a arriba ellos son:
- Muladhara o chakra raíz en la base de la espina dorsal
- Svadishthana o chakra sacral, conectado con los testículos u ovarios
- Manipura o chakra del plexo solar
- Anahata o chakra del corazón, localizado no realmente en el corazón, sino cerca de él, en el centro del pecho.
- Vishuddha o chakra de la garganta
- Ajña, el llamado «tercer ojo», localizado detrás de la frente
- Sahasrara o chakra de la corona, localizado en la parte superior de la cabeza
Cada chakra está representado por una flor de loto con un cierto número de pétalos, que también se caracterizan por ser los rayos de una rueda (chakra). Estos son en realidad canales menores que se ramifican desde los chakras. Los chakras están conectados a diversas funciones físicas y niveles de desarrollo psicológico y espiritual humano, la mente, emociones y niveles superiores de comprensión. También están conectados con «sílabas semilla», o ciertos sonidos mántricos en Sánscrito, distintos colores, elementos y deidades. Juntos constituyen un mapa completo de la existencia humana, desde nuestras funciones más bajas hasta nuestro potencial más alto.
Los canales
Como mencioné antes, miles de canales o nadis (72 000, para ser exactos), que se asemejan a venas o nervios, cursan a través del cuerpo sutil. En cuanto a los siete chakras mayores, tres canales son los más importantes: el shushumna, el ida, y el pingala. El shushumna es el canal central, mientras que el ida y pingala están a la izquierda y derecha, respectivamente, aunque en realidad se entretejen dentro y fuera de los chakras como una hebra doble helicoidal de ADN, de modo que a veces el canal izquierdo ida está a la derecha, y el canal derecho pingala está a la izquierda. Los chakras son los siete lugares donde los tres canales se intersecan como