A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
El autor quiere agradecer sinceramente a Pascale Albrieux, profesor de Hata Yoga ( www.yogattitude.com ), por su preciada colaboración en esta obra.
Fotografías del interior de Thomas Dupont ( www.orson.fr ).
Dibujos de Danilo Papa.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2020
© [2020] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-64699-842-5
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Stefania Redini
El gran libro de
PRANAYAMA
Índice
A Frieda Den Haan,
mi primera maestra,
que me ha desvelado
los secretos de la respiración.
Gracias
Introducción
La respiración es una de las funciones más importantes de nuestro cuerpo. Consideremos el simple hecho de que todos nosotros entramos en esta vida, en este plano de la manifestación creadora, con una inspiración, y la abandonamos con una espiración. Entre estos dos momentos se desarrolla nuestra existencia, en la que cada instante está acompañado y marcado por la respiración.
Cada bocanada de aire subraya nuestro estado de ánimo: si nos sentimos presos de una fuerte emoción, el ritmo de nuestra respiración lo revela; si estamos tranquilos, relajados profunda e interiormente, entonces fluye con la silenciosa fuerza de un río plácido.
El ritmo de la respiración cambia según nuestros pensamientos, y por tanto según nuestras emociones. Bien es verdad que otros ritmos también se modifican, como los movimientos de las vísceras o los del corazón, que tal vez sean los más perceptibles.
Pero la respiración tiene una particularidad que no poseen las otras funciones vegetativas (que tienen la función de sustentar los procesos vitales): en cualquier momento, puede ser sometida al control de la voluntad, es decir, de la mente.
Por lo tanto, asume un papel privilegiado: es la llave de acceso a nuestra parte visceral, emotiva, profunda (inconsciente) y a la parte volitiva, cerebral, consciente. De este modo, si los movimientos de la mente y de las emociones influyen en nuestra respiración, podemos influir sobre nuestro estado mental y emotivo de la misma forma, actuando sobre la respiración y modificándola.
Entre las investigaciones modernas al respecto, la relativamente reciente escuela de kinesioterapia o medicina manual, ha subrayado desde hace tiempo la gran frecuencia de frenoespasmos (contracciones y alteraciones del diafragma, principal músculo respiratorio) en pacientes aquejados de ansiedad.
Pero no sólo eso. Curiosamente, nunca se ha valorado lo bastante la vital importancia que tiene una buena respiración en la situación energética del individuo. Todos sabemos que podemos resistir hasta un par de meses sin comer (hay pruebas documentales de ayunos terapéuticos de cuarenta y cinco días, y aún más), así como varios días sin beber, pero en cambio sólo poquísimos minutos sin respirar.
Los antiguos yoguis eran muy conscientes de que, tras el proceso visible de la vida (la respiración), hay otro invisible, una actividad que, en un plano más sutil, rige toda manifestación material, a la que denominaron Prana. El Prana no es el aire. Como dice André Van Lysebeth, célebre yogui occidental, cuyos libros se han traducido incluso en la India, «el Prana es de la misma naturaleza que el río», proporcionando así una imagen comprensible a quienes necesitan ver y quieren comprender únicamente a través de lo que los ojos pueden captar.
Conocer la propia respiración y saberla regular, evita sobre todo la dispersión del Prana y nos permite, además, capturar más para mantener nuestras baterías siempre cargadas.
Pero este pensamiento va más allá: la aventura del Pranayama nos conduce hacia nuestros parajes ocultos, los rincones profundos de nuestro ser, para hacernos descubrir la alegría, la fuerza y la luz que siempre están presentes en nosotros y que habíamos olvidado, confinándolas en la silenciosa espera de ser, simplemente, reen-contradas.
Espero que este libro sea útil y ayude a conseguir una buena práctica.
NOTA SOBRE LA PRONUNCIACIÓN |
c : | se pronuncia como la ch |
j : | sonido fricativo, igual que la j inglesa de «John» |
g y k : | siempre duras |
y : | como i |
h : | aspirada |
m , n : | nasalizadas, como en «á n gulo» |
n : | como en «paño» |
s : | como en la x de «xilófono» |
La ciencia de la resp iración
Pranayama es un término sánscrito compuesto por dos palabras:
— prana, que vendría a significar «fuerza o energía vital», es decir, la esencia de la vida misma. Es el mismo concepto que los chinos designan con el término qi y los japoneses ki y
— yama, que podría traducirse como «control». Otras interpretaciones, sin embargo, prefieren considerar el término ayama, cuyo significado sería el de «extensión».
El significado es, por tanto, «control, ampliación de la energía vital». ¿Qué entendemos por «energía vital», que encontramos un poco por todas partes y que es un término con el que todos estamos ya familiarizados?
Prana puede ser comprendido en último término examinando las dos raíces de las que se compone:
— pra significa «existir independientemente o antes» y
— ana es la forma abreviada de anna, que significa «célula». Un átomo, o una molécula, se llama anu. Toda forma de vida está compuesta por billones de átomos que forman un conjunto llamado ana.
Por tanto, parece que prana indica «lo que existía antes de cualquier vida atómica o celular».
De este modo, el hombre dotado de una visión mística puede considerar el Prana como una manifestación de lo divino, mientras que quien prefiera ceñirse a una estricta racionalidad puede divertirse estableciendo una analogía del concepto de Prana con los de campos de energía que, según la física subatómica, constituyen el sustrato intangible de la creación de la materia.
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