Edgar Soberón Torchia - 33 ensayos de cine

AGRADECIMIENTOS

A Juan Carlos Cremata y Tanya Valette por sus proposiciones de textos; a Patricio Riquelme por sus sugerencias; a Maykel R. Ponjuán por sus propuestas y correcciones; a Joel del Río por sus aportes biobliográficos, investigación biográfica y ordenamiento de los textos; a Miriam Ocaña por su dedicada labor de edición; a Teresa Díaz y Marlen Santos, del departamento de Publicaciones de la EICTV.

Conocemos el mundo principalmente a través de los medios de comunicación. Pero los medios no se limitan a mostrarnos el mundo. Interpretan la realidad, la moldean, la representan. Para ser ciudadanos responsables es necesario educarnos audiovisualmente. Para ayudarle a comprometerse en ese proceso, he aquí ocho conceptos básicos en la educación audiovisual.

1. Todos los medios son construcciones

Los medios no se reducen a reflejar la realidad. Presentan productos que tienen objetivos específicos. El éxito de estos productos depende de su aparente naturalidad. No parecen construcciones. Pero lo son, y muchas y diversas restricciones y decisiones han intervenido para lograr el aspecto que tienen.

2. Los medios construyen realidades

Al mismo tiempo que los productos de los medios son en sí mismos construcciones, construyen en nuestras mentes una idea de lo real. Cada uno de nosotros trae dentro de sí un modelo de la realidad basado en nuestras observaciones y experiencias. Usando ese modelo creemos que somos capaces de distinguir la verdad de la mentira y confiamos en que no vamos a dejar que ellos nos engañen. Pero buena parte de nuestro modelo de la realidad proviene de lo que hemos visto en los medios, o que han visto personas que nosotros tenemos como modelos (nuestros padres, nuestros maestros). Por lo cual no es tan sencillo como parece distinguir entre nuestra experiencia personal vivida y el mundo de los «medios». De hecho, los medios construyen nuestro sentido de la realidad día tras día.

3. Las audiencias negocian significado en los medios

Aun cuando los medios portan mensajes, estos no son recibidos de la misma manera por todos, como cuando te gusta una película que un amigo tuyo detestó. Cada uno de nosotros «filtra» significado de acuerdo con nuestras diferentes experiencias: nuestro status socioeconómico, bagaje cultural, género, si estamos cansados o si conocemos a alguien implicado en la historia. Pero algunos significados terminan por ser más ampliamente aceptados que otros, hecho que refleja la influencia relativa —o poder social—, de los filtros que afectan nuestras diferentes lecturas.

4. Los medios tienen implicaciones comerciales

La mayoría de la producción de los medios en este país es un negocio y debe obtener ganancias. Incluso los llamados medios «públicos» (la televisión y la radio públicas), deben hacer dinero para sobrevivir. Cuando descodificas los medios, debes preguntarte: ¿quién pagó por esto?, ¿cuál es la estructura económica que respalda este trabajo? Cuando el productor o el guionista o el director seleccionaron el tema y empezaron la producción, ¿cómo afectaron sus decisiones las presiones financieras?

Los medios masivos no se dirigen a los individuos, sino a grupos de personas —en realidad, a mercados demográficos. Tú eres parte de varios mercados demográficos: jóvenes, hombres o mujeres, personas de tu provincia, gente con un pasatiempo igual al tuyo, etcétera. Mientras más dinero tengas para gastar dentro de uno de los mercados demográficos a que perteneces, más valioso eres para los ejecutivos de mercadeo de los medios.

Las implicaciones comerciales de los medios masivos también ejercen dominio de otra manera. Si una misma compañía es dueña de una discográfica, de un estudio de cine, de un servicio de cable, de una red de estaciones de televisión, de ventas de videos, libros y revistas (como Time Warner), esa empresa tiene una capacidad poderosa para controlar lo que se produce, distribuye y, por lo tanto, lo que se ve.

5. Los medios contienen mensajes ideológicos y valorativos

Un conocedor de los medios está siempre consciente de que los textos mediáticos portan valores y tienen implicaciones ideológicas. En este sentido, ideología significa el conjunto de suposiciones de lo que pensamos que es normal. Un conocedor de los medios no se queja de que algo está parcializado, sino que descubre la parcialidad, las suposiciones o los valores, en todo lo que se produce. A fin de cuentas, todo está hecho por personas que interpretan el mundo de acuerdo a sus propios valores y suposiciones. Con frecuencia, los medios reafirman el mundo tal como es, el status quo, la sabiduría heredada, o cualquier otra cosa que los productores crean que es el consenso. Como resultado, se convierten en reafirmadores del status quo. Ya que los medios principalmente refuerzan el status quo, el hecho de que portan valores puede parecer casi invisible u ordinario o insignificante. Se hace más evidente que transmiten estos valores cuando estás en desacuerdo con ellos.

6. Los medios tienen implicaciones sociales y políticas

Como los medios construyen realidad, bajo condiciones económicas que moldean sus mensajes, y como transmiten valores poderosamente, estos tienen efectos sociales y políticos importantes en nuestra vida en sociedad y como miembros del público.

7. Forma y contenido están estrechamente relacionados en los medios

Cada medio tiene sus propias características distintivas. Tú puedes experimentar de diversas maneras un mismo evento si lees los periódicos, ves la televisión o escuchas la radio […]. Un conocedor de los medios preguntaría: ¿Cómo la forma del medio influye en el contenido? ¿Está bien explotada esa capacidad formal o la están desaprovechando? ¿Cómo la forma limita el contenido?

8. Cada medio tiene su propia forma estética

Comprender cómo «leer» los medios también significa comprender que son formas artísticas, así como transmisores de información. Al escribir prestamos atención a la frase bien elaborada, a la cita vehemente o al argumento estructurado con precisión. Apreciamos la edición que agudiza los contrastes o que nos emociona en audio, video y filmes. Entendemos el poder de la cámara para moldear nuestro propio punto de vista al entrar a una escena. Cuando nos damos cuenta de cómo se construyen los medios, somos capaces de juzgar su valor estético. Nos hacemos entonces dos series de preguntas relacionadas: «¿Me entretuvo, captó mi atención, me involucró y cómo lo logró?» «¿Me dijo algo nuevo del mundo, de las relaciones humanas, de mi papel en él y cómo lo logró?»

La gran industria capitalista de la producción cinematográfica tiende naturalmente a obtener el mayor provecho posible. Por consiguiente, se ve obligada a ir al encuentro de la ideología de grandes masas, sin renunciar a la suya propia. Por razones de «taquillas», tiene que dirigirse a las «capas inferiores», pero solo a aquellas cuyas exigencias espirituales y emotivas puede satisfacer, sin poner en peligro los intereses de la clase dominante. Es decir, debe dirigirse a aquellas masas que solo en pequeña medida están conscientes de sus propios intereses reales.

Por consiguiente, la producción fílmica de Europa y de Estados Unidos está ideológicamente dedicada a la pequeña burguesía; no solo porque el pequeñoburgués todavía puede darse el lujo de una diversión que le cuesta poco; sino también porque el pequeñoburgués no posee ninguna conciencia de clase, de manera que no rechaza todo lo que es contrario a sus intereses económicos y sociales. La pequeña burguesía constituye el mayor mercado del filme, ante todo porque su mentalidad no es exclusivamente propia de una capa social definida; es común también a muchos proletarios, a muchos intelectuales y a una parte de esa alta burguesía. Ante el filme están todos unidos por un único sentimiento.