Doctor Jean-Loup Dervaux
CÓMO DEJAR
DE RONCAR
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-024-1
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Mi más sincero agradecimiento al profesor Charles Frèche,
jefe del departamento de ORL del Hospital Americano de París,
por el favor que me brindó al escribir un prólogo para este libro.
Mi gratitud hacia él viene de lejos, ya que me enseñó muchas cosas,
y sólo puede igualarse a la gran estima que siento por él.
Índice
Prólogo
Cuando el doctor J. L. Dervaux me solicitó un prólogo para su libro, acepté con placer. Fue un médico internista brillante, despierto; un excelente cirujano y consultor, incansable y amable. Acabo de leer este libro y he vuelto a encontrarme con el mismo hombre. ¡Qué síntesis tan brillante ha hecho!
Pero, ¿por qué tratar un tema como este? Se han escrito muchos libros y realizado muchos informes sobre el ronquido. El del doctor Dervaux es una síntesis imprescindible. Nos encontramos con el médico, el cirujano, el homeópata, el dietista y también con el humanista. El lector no sólo aprenderá lo esencial, sino que adoptará un modo de vida diferente que tal vez le haga cambiar profundamente.
¿Dónde está aquel joven de veinte años que era usted antes? Si se ha olvidado, J. L. Dervaux, con su sentido común y su entusiasmo, le ayudará a recuperarlo para seguir siéndolo.
Por todo ello, le doy las gracias.
Charles Frèche
ORL del Hospital de París,
antiguo jefe del servicio de ORL del Hospital de Foch,
responsable de la unidad de ORL del Hospital Americano de París,
miembro de la Academia de cirugía
Introducción
Entre el 30 y el 40 % de las personas roncan, sobre todo los hombres. Este porcentaje alcanza el 50 % después de los sesenta años tanto en los hombres como en las mujeres.
Hasta hace muy poco tiempo no se había hablado abiertamente del ronquido. Antiguamente era objeto de burla y, en el mejor de los casos, era considerado un defecto que se sufría en silencio. Algunos veían en él la imagen de una persona que gozaba de buena salud, plácida y floreciente; otros, una señal de descortesía.
Hacer un historial completo y detallado del ronquido sería demasiado prolijo y no presentaría un interés esencial para el lector. Sin embargo, se pueden señalar algunos aspectos útiles para la comprensión y el conocimiento del fenómeno. Para ello se ha tomado el ejemplo de dos personajes famosos cuyo ronquido pudo alterar su vida diaria e incluso marcar su destino. Por otro lado, la evocación de este fenómeno por parte de los autores clásicos refleja la opinión de los observadores de la época sobre el ronquido en sí, el roncador y las reacciones de su entorno inmediato. Finalmente, se hará un breve recordatorio de los informes médicos sobre el ronquido, informes que no siempre han sido comprensibles ni útiles.
Son muchas las personas afectadas por el ronquido. Sin embargo algunos autores han hecho famosos los ronquidos de personajes históricos o de ficción en la medida en que estos han modificado sus vidas.
En la antigüedad, Dionisio, tirano de Heraclea, era famoso por su obesidad, sus molestias respiratorias nocturnas y sus crisis de somnolencia diurna. La gente que le rodeaba, para que se mantuviera despierto o para despertarle, tenía que pincharlo con largas agujas que atravesaban su grasa hasta llegar a los músculos. Este es el ronquido patológico más antiguo que se conoce y que recoge la literatura en la actualidad.
Napoleón, un personaje más cercano a nosotros y más conocido, poseía el morfotipo idóneo para roncar de manera grave: cuello ancho y corto, mandíbula inferior prognática, obstrucción nasal y obesidad creciente en el transcurso de la vida. Sus biografías y los cuadros de la época ponen de manifiesto su sobrepeso progresivo, sus somnolencias diurnas con fatiga, y el descenso de la vigilia y de la actividad intelectual. Podría decirse, pues, que el ronquido de Napoleón le condujo más o menos directamente de Austerlitz a Santa Elena.
Las referencias de la literatura clásica al ronquido son muy numerosas; a lo largo de los capítulos del libro citaremos algunos de los autores más importantes, de Balzac a Zola pasando por Flaubert, Maupassant, Mauriac, Pagnol y Dickens, quien ha dado nombre a un estadio evolutivo del ronquido.
Los puntos de vista que desarrollan son múltiples y variados:
— descripción de la persona afectada;
— importancia y diversidad de los ruidos que emite:
— importancia del sobrepeso en el ronquido;
— relaciones del afectado con su entorno (el único problema que se abordaba en la época) y, particularmente, las reacciones de su acompañante más próximo;
— connotaciones de ansiedad y angustia unidas al ronquido; incluso al sueño.
Medicina y ronquido
Hasta principios de los años ochenta del siglo xx , las relaciones entre la medicina y el ronquido eran ambiguas. La existencia del ronquido es muy conocida, pero su proceso es impreciso y su tratamiento simplista: descongestionar la nariz y dormir boca abajo. El velo del paladar se presenta, sin embargo, ante el observador quien, aunque localice más o menos la causa, no reconoce todavía que se necesita un principio de tratamiento. Esta falta de interés puede estar relacionada con la ausencia de gravedad aparente y con una cierta reticencia a tomar en consideración un síntoma que no le ha solicitado personalmente el paciente.
La única referencia quirúrgica conocida de la época es la de Morand, cirujano real del siglo xviii , que fue el primer médico que trató una complicación del ronquido, el edema de la campanilla, que en la época se llamaba campanilla extraída debido a la ablación de esta última (uvulectomía). En efecto, la medicina ha descubierto hace relativamente poco tiempo que el ronquido se corresponde con una asfixia que puede ocasionar complicaciones graves y que, en realidad, se trata de una señal de alarma. El ronquido se ha convertido en una afección completa designada por los médicos como roncopatía crónica que comprende el fenómeno propiamente dicho y sus complicaciones. La evaluación de su gravedad se ha realizado a menudo retrospectivamente mediante el ensayo terapéutico: la operación, que además de detener el ronquido, hace que el estado anímico general sea más satisfactorio, según han declarado espontáneamente muchos de los pacientes operados.
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