Amaya Ascunce Guerrero - En la cocina con la drama Mamá

«En la cocina de la drama Mamá», escrito por Amaya Ascunce, es un libro clasificado en la materia de recetarios que te invita a aprender a cocinar las recetas de toda la vida mientras te ríes a carcajadas.

Tras el éxito de «Como no ser una drama Mamá», la nena se ha metido en la cocina y ha aprendido a hacer algunas recetas básicas para sobrevivir y para que su madre esté orgullosa. En el mismo tono que el libro anterior, Amaya Ascunce asume el papel de la Nena para contarnos en primera persona cómo ha sido la experiencia de cocinar con su madre.

Platos sencillos, clásicos españoles que todo el mundo podrá hacer siguiendo la receta de la famosa drama Mamá. Cada receta va acompañada de una anécdota igual de divertida que los consejos que la drama Mamá daba en el libro anterior, pero esta vez hay una profundización en la relación de la madre y la hija muy tierna.

El blog que originó el libro se publicó en junio de 2010 y un año después había tenido 145 400 visitas que han producido 354 000 páginas vistas. «Un día abrí un blog metiéndome con mi madre que se llamaba “Cómo no ser una drama Mamá”; Planeta me publicó un libro, con el mismo título, que resulta que vendió muy bien. Entonces mi editora me propuso hacer un libro de recetas de mi madre. A mí me dio un ataque de risa, me atraganté, y le dije que lo único que teníamos en común una cocina y yo es que las dos existimos en el mundo. Pero al cabo de unos días empecé a darle vueltas; podía ser un recuerdo maravilloso: que mi madre me enseñara a cocinar de verdad y poder contarlo. Pensé que era una afortunada, porque no sabía si aprendería a freír un huevo, pero tendría un libro para mi madre y para mí solitas. Iba a tener la mejor excusa del mundo para reírnos, y una editorial la iba a encuadernar, le iba a poner tapas, y en la Biblioteca Nacional habría un volumen en cuyas páginas mi madre, la drama Mamá, me enseñaría que la cantidad justa de aceite es la clave para que un gazpacho salga rico. ¡Y me iban a pagar por eso! La leche. Luego las cosas se torcieron un poco…».

Después de contarnos, en «Cómo no ser una drama Mamá», los consejos que su madre le ha dado durante años —y amenaza con seguir dando el resto de la vida—, la Nena se ha atrevido a meterse en la cocina con su drama Mamá para empezar a seguir uno de los consejos más importantes: «A ver si aprendes a cocinar lentejas y dejas de comer esas cosas que comes que no alimentan ni nada». Las cosas empiezan bien, aunque no con lentejas, sino con mejillones al vapor. Pero no todo será de color de rosa en esta peripecia culinaria, porque nada lo es entre una verdadera drama Mamá y su Nena.

Amaya Ascunce Guerrero

El libro de recetas que no conseguí escribir

ePub r1.0

guau70 11.05.15

Título original: En la cocina con la drama mamá

Amaya Ascunce Guerrero, 2013

Diseño de cubierta: Luci Gutiérrez

Editor digital: guau70

ePub base r1.2

Para mi madre,

a la que día a día voy debiendo más,

incluido este libro

AMAYA ASCUNCE GUERRERO (Pamplona, España - 1979). Es licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra. Ha sido redactora en diferentes medios como El Semanal, AR o Reporter. También ha trabajado en el departamento de prensa de Ediciones B, y actualmente está en Hearst Magazines como coordinadora de la web. Cómo no ser una drama mamá (2012) es su primer libro, que nació del blog que empezó a escribir hace ya tres años, convencida de que era la única —junto con su hermana, claro—, que recibía drama consejos a borbotones. Pero las respuestas de miles de lectores le dejaron claro que no estaba sola en esto y ya se sabe que «mal de muchos…».

1. Esto es un libro con humor. El humor es esa cosa que nos salva de la realidad terrible, aburrida y, a veces, injusta.
2. No sé cocinar. Lo único que he hecho es intentar aprender.
3. Las recetas son reales, pero las he escrito yo; eso les quita un pelín de credibilidad. He intentado estar atenta, pero la concentración no es una de mis virtudes.
4. Las cantidades varían. Me encantaría poder decir que 712 gramos de patata producen la tortilla perfecta, pero no es así. Depende de la patata y de la cocinera.
5. Las vainas son judías verdes.
6. Es posible que falte sal en alguna receta. En mi casa la sal se pone en la mesa y luego cada uno se sirve al gusto. Una genética hipertensa obliga. Hagan lo mismo.
7. «Tener saque» es comer mucho. Comer mucho para un navarro es un concepto muy amplio que puede incluir un jabalí por comensal.
8. Ser alguien «con fundamento», o comer «con fundamento», significa hacerlo bien: en cantidad, calidad y con lógica.
9. Un «alimento campeón» es el que ha ganado algún concurso. Son alimentos con pedigrí.
10. No crean todo lo que digo. ¿Conocen el término «ficción»? Pues sí, hay algo de ficción en este libro y, sí, exagero. Y me lo paso en grande.
11. La drama mamá es un personaje y mi madre es mi madre. Son personas distintas. Las dos tienen bastante mala leche, así que no paren a mi madre por la calle para decirle que la pongo a parir en mis libros. Todos lo agradeceremos.
12. Cualquier comida mejora si se acompaña de un buen vino. Y cualquier rato cocinando mejora si se toma uno un buen vermut.
13. En la cocina, como en todo, existen diferentes gustos. Encuentren el suyo.
14. Si tienen alguna reclamación después de haber quemado una cocina o haber intoxicado a alguien, no me hago responsable. Y mi madre menos. Hablen con Planeta, que son unos lanzados.

A Ana Bustelo, mi editora, por dejarme cambiar un libro de recetas por uno que no es de recetas. Por los ánimos al otro lado del correo electrónico y por dejarme a mi aire, sin presionarme. Bueno, solo un poco, lo necesario para terminar el libro.

A los lectores del blog. Sé que sin vosotros no hubiera publicado ningún libro y, también, que hubiera sido bastante más aburrido escribirlos.

A Pilar Perianes, por emocionarse con todas mis historias y hacerme creer que siempre se puede.

A Paula V. Pinuaga, por aguantarme las charlas, los lloros, las quejas, y seguir convencida de que cocino bien.

A Cristina Mitre, por esa intensidad que siempre me anima.

A mis familias, los Ascunce y los Guerrero, por esa pasión por la buena comida.

A mi tía Paqui, porque gracias a ella, los borrachuelos siguen en nuestra vida.

A mi abuela Teresa, por hacer los mejores canutillos del mundo.

A mi hermana, que, ante todas mis dudas, siempre me apoya, aunque la vida nos ponga demasiada «compota de manzana».

A mi padre, por la constancia para que yo pudiera llegar a disfrutar del increíble placer de una buena comida. Y el humor; gracias también por el humor, papá.

A mi madre, por las horas extra, las llamadas de teléfono, la paciencia de enseñarme algo casi imposible y por dejarse mezclar en mis fantasías para que siga en esto de las palabras. Gracias por no tomarte en serio a nadie, y permitir que la gente piense que eres un poco «así», aunque está clarísimo que no lo eres.