Marcela Thesz - Memorias de Luz (Edén de la Tierra nº 1) (Spanish Edition)

Mi nombre es Edén, en honor al antiguo mito del origen del hombre. Mi madre era historiadora y le apasionaban los mitos antiguos. Crecí escuchando sus relatos sobre los hombres arcaicos.

Vivo en la Tierra, Ciclo 27 de la experiencia humana.

Conozco mucho sobre la vida en este planeta, no sólo por lo que relataba mi madre, sino porque tengo memorias de otras vidas. Sé que he estado por aquí muchas veces y que para esta vida nuevamente he elegido la experiencia humana como senda de aprendizaje de mi esencia de luz individual.

En la evolución humana ha habido numerosos estadios, pero una vez que la conciencia humana comenzó a despertar, fueron muchos los que hicieron el trabajo por todos. Me refiero a elevar la frecuencia vibratoria de los campos energéticos humanos y de esta manera, armonizar la vida en la Tierra. Los que asumieron la tarea, porque percibían más allá de lo físico y podían comprender lo multidimensional de nuestra existencia, les facilitaron el camino a todos los demás. Esa fue la masa crítica de consciencias despiertas, que durante milenios se fue formando hasta alcanzar el punto de inflexión que naturalmente llevó a toda la humanidad a despertar. Hubo quienes no necesitaron transitar el largo camino, sino que simplemente comprendieron la naturaleza de la existencia humana y fluyeron con los cambios que surgían, aprendiendo nuevas formas más respetuosas y compasivas.

Ahora, ciclos después, convivimos en la Tierra personas con capacidades perceptivas sobre la multidimensión y personas sin tales capacidades. La masa crítica se mantiene en su justo equilibrio. No es necesario que todos comprendan todo. Es necesario que cada uno de nosotros haga su parte, de esa forma se mantiene la armonía del sistema.

En ese sentido, nací en una familia dividida. Mi madre y mi abuela eran perceptoras, mi padre no. Yo lo soy, pero nadie me enseñó a serlo. Apenas conocí a mi abuela materna, murió cuando yo era una niña pequeña, pero sé que de ella heredé mis capacidades perceptivas. Fue la última en nuestro linaje que sabía cómo interpretar la multidimensión. A mi madre nunca le interesó aprender sobre sus capacidades y mi padre eligió experimentar la vida en el plano material. Nadie me enseñó nada respecto a manejar la percepción y por ello mi vida ha sido una especie de caos.

Mi madre era una romántica y vivió ensimismada en sus fantasías hasta sus últimos días. Mi padre murió años después y dejó a mi primo a cargo de colaboración laboral que lleva a cabo la familia, no porque me creyera incapaz, sino porque comprendía mi desinterés.

La colaboración laboral es lo que las personas hacen para mantener el funcionamiento material del mundo y para que cada uno de nosotros tenga acceso a lo necesario para vivir: alimentos, vestimenta, alojamiento, etc. Inicialmente yo realicé una formación en historia y luego me formé en comunicaciones globales. Hablo los siete idiomas unificados que existen actualmente en la Tierra y mi trabajo en la organización es justamente coordinar las comunicaciones. No es algo que me guste, pero tampoco me disgusta. Es lo que encontré para hacer en la frustración de lo que yo llamo “mi media vida”.

A ver: los humanos del Ciclo 27 vivimos entre 280 y 320 años. Hay tiempo para hacer muchas cosas. Yo completé mi formación laboral en dos áreas, viajé por el mundo para conocer y para trabajar y seguiré haciéndolo. Me enamoré, tuve un hijo, lo confundí todo y comencé de nuevo. Y eso en tan solo 128 años. Es mucho para la vida estable que se lleva en este tiempo.

Yo misma diseñé esta experiencia humana antes de nacer y en algún momento comprenderé su sentido. Porque puedo vislumbrar esa posibilidad, es que me entrego y fluyo. Eso no evita que en este momento me encuentre completamente aburrida y con un incipiente deseo de cambio.

En general las personas logramos alcanzar alguna comprensión en vida sobre la experiencia humana. Quienes tenemos acceso a las Memorias de Luz, podemos también incorporar información relacionada con la totalidad de la existencia como esencia de luz individual. Lo que no podemos, ninguno de nosotros, es saber lo que está por venir.

Y lo que yo no sabía en ese momento aburrido y quieto de mi existencia en la Tierra, es que un hombre estaba por entrar en mi vida para cambiarlo todo. Lo que sucede después de conocerlo es tan contundente para mí ser individual -y para la humanidad en su totalidad- que he sentido la necesidad de materializarlo.

Lo que escribo a continuación son mis Memorias de Luz a partir del día que conozco a Milo.