déjalo en las
manos de Dios
Vive libre de las cargas
que toda mujer conoce
Sheila Walsh
© 2010 por Grupo Nelson®
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Título en inglés: Let Go
© 2008 por Sheila Walsh
Publicado por Thomas Nelson, Inc.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.
Citas bíblicas marcadas “NVI” son de la Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usada con permiso.
Citas bíblicas marcadas “TLA” son de La Traducción en Lenguaje Actual © 2000 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso.
Editora General: Graciela Lelli
Traducción: Ammi Publishers International
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-1-60255-392-7
Impreso en Estados Unidos de América
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
el plan de rescate de Dios: para ser liberada, tienes que dejarlo en las manos de Dios
Un domingo por la mañana, mientras me estaba preparando para ir a la iglesia, me sentía desalentada y cansada. Belle, nuestra perrita de tres años, me miraba con una empatía que le brotaba del corazón como si dijera: «Si te hundes, yo me hundo contigo». Así es como me sentía esa mañana. Muchas áreas en mi vida estaban marchando muy bien, pero había otras en las que me sentía sin esperanzas.
Mientras miraba mi reflejo en el espejo, oí a Dios pronunciar tres palabras para mí:
¡Yo te libraré!
No fue una voz audible, pero en mi espíritu la voz de Dios era inequívoca. Me sobresaltó la claridad del mensaje.
Esto no es algo que me ocurra a menudo. Con frecuencia oigo a Dios hablar a través de la Biblia, por medio de mi pastor o de mis amigos, o de la belleza de la naturaleza. Pero muy rara vez he oído su voz de manera tan parecida a una orden, tan clara y profundamente personal: ¡Yo te libraré!
Parecía como si el piso de mi baño se hubiera convertido en suelo sagrado. Sabía exactamente, en lo profundo de mi alma, de qué situación Dios me estaba garantizando que me iba a librar. Seguir fingiendo que el asunto que estaba cargando mi corazón y mi alma como un helado lago en invierno estaba bajo control era incluso pedirle demasiado a la ciega devoción de Belle, y ni hablar del todopoderoso y omnisciente Dios del universo.
En ese momento pensé: ¿Cómo me librará Dios de esto? Mi pregunta reveló mucho acerca de mi actitud respecto a ser rescatada. Me siento más cómoda con un escenario franco y abierto: tengo un problema, Dios me rescata y la vida continúa. Sin embargo, Dios quiere mucho más de nosotros. Él quiere ofrecernos una libertad que va mucho más allá que la intervención para un momento solamente. Él quiere que experimentemos un estilo de vida de libertad.
Mi pregunta tuvo una respuesta rápida y clara, cuando las palabras de Dios sonaron de nuevo en mis oídos: ¡Yo te libraré!
Al oír nuevamente la firme y amorosa voz de Dios, supe que el «cómo» no tenía nada que ver conmigo. No sólo eso, sino también que el «cómo» era ridículo a la luz del «quién».
Todo lo que Dios me pedía que hiciera era recibir su promesa y que confiara en Él. Nada más.
Oré una oración muy sencilla como respuesta: «Padre, gracias. Te creo. Confío en ti y trataré de descansar en tu promesa. No tengo idea alguna de cómo será mi liberación ni cuándo ocurrirá, pero tú sí y eso es todo lo que debo saber. Por favor dame tu gracia en los días en que me resulte difícil confiar e ir en busca de más. Ayúdame a dejarlo en tus manos cuando quiera intentar arreglar cosas que sólo tú puedes arreglar».
¿qué significa ser librado?
Aquella mañana en la iglesia, «casualmente», nuestro pastor nos enseñó acerca de la carta del apóstol Pablo a la iglesia de Filipos:
Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás... ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación. (Filipenses 1.12-13; 18-19)
Mientras reflexionaba en este pasaje durante los días subsiguientes, mi mente se inundó de preguntas:
• ¿Cómo es que Pablo sabía que sus circunstancias presentes ayudarían a su liberación?
• ¿Qué significa ser librado?
• ¿La liberación siempre implica un cambio de circunstancias, o las circunstancias a veces siguen siendo las mismas mientras Dios nos modifica?
• ¿Existe un marco temporal bíblico respecto a cómo y cuándo se produce la liberación?
• ¿Dios siempre libera a sus hijos? Si no lo hace, ¿por qué no?
• ¿Todos los creyentes deben ser librados?
Sabía que necesitaba respuestas, y que no debía cejar hasta que sintiera más paz respecto del tema. Así que comencé esta búsqueda estudiando y comprendiendo qué significa como creyente ser librada.
¿Qué sucede en tu caso? ¿Alguna vez te preguntaste qué significa ser librada? ¿Sentirte librada? La declaración de Dios de que Él me libraría implicó muchas cosas que me hicieron detener y pensar. Si Él me libraba, entonces debía dejar ir las piezas del rompecabezas que no podía hacer que encajaran, independientemente de cuánto lo intentara. Esto significaba una lucha para mí porque cada pieza era preciosa, y sentía que debía poder encajarlas. Sin embargo, percibí que Dios me ofrecía mucho más que una reparación o un rescate rápidos; me ofrecía una manera totalmente nueva de vivir. No estaba segura de si estaba preparada o incluso si contaba con la energía para la jornada que podría esperarme más adelante. Aun así, las opciones eran dolorosamente claras. Podía seguir luchando sola, empujándome para pasar un día más, o bien tomarle a Dios su palabra, y dejarlo todo en sus manos.
comienza con gracia
No sé qué te hizo elegir este libro. Puede que tengas problemas financieros, un matrimonio infeliz o una relación difícil; tal vez te sientas sacudida por el dolor del pasado o simplemente quieres vivir en la plenitud que ofrece Cristo. Cualquiera sea el caso, me imagino que en algún lugar dentro de ti, ansías ser liberada. Dejar de ser esclava. Así que entonces te doy la bienvenida a este libro. Espero y oro a Dios que sea una bendición para ti. Y quiero que sepas que estaré a tu lado en este viaje.
También quiero que sepas que valoro tu tiempo y tu energía. Muy pocas mujeres tienen tiempo de sobra para sentarse a pensar: Bueno, ¿y ahora qué puedo hacer?
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