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Albert Ducrocq - La aventura del cosmos

Aquí puedes leer online Albert Ducrocq - La aventura del cosmos texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1963, Editor: ePubLibre, Género: Aventura. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Albert Ducrocq La aventura del cosmos
  • Libro:
    La aventura del cosmos
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1963
  • Índice:
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La aventura del cosmos: resumen, descripción y anotación

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Luz

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Introducción

En la Prehistoria, el hombre inventó herramientas que eran una prolongación de la mano. Después las accionó mediante el viento y la fuerza hidráulica. Finalmente, durante la era industrial, el relevo del músculo se hace en gran escala merced a la hulla y el petróleo y con la magia de la electricidad. Los esclavos mecánicos pueblan la Tierra a millones.

Sin embargo, al llegar a esta etapa, la mentalidad del hombre apenas ha cambiado. Sigue considerándose el único depositario de la inteligencia en su planeta. La proliferación de las máquinas lo afianza en esté convencimiento, pues son a manera de peones cuyos movimientos él gobierna a su antojo. No pasan de ser simples agentes que ponen en ejecución los programas dictados por el hombre, el único capaz de recoger las informaciones necesarias para establecerlos.

Esta transcendencia intelectual del hombre está confirmada por el físico, inventor de la entropía. La entropía de un sistema, nos dice, es su «cantidad y desorden» y allí donde un sistema queda abandonado a sí mismo, ésta únicamente puede aumentar. Pero existe una soberana excepción para esta ley en el caso de la materia biológica, pues la característica intrínseca de los seres vivos consiste en su lucha contra el azar. Y el hombre lleva este combate al mundo que lo rodea y lo transforma, pues conoce la arquitectura, la geometría y la mecánica.

La revolución industrial le proporcionó nuevas armas. Pero al llegar al siglo XX, la máquina empieza a salir de su letargo. Efectivamente: los técnicos la proveen de «captores», verdaderos órganos de los sentidos en miniatura, que le permiten recoger informaciones necesarias para realizar su trabajo. Así nacen las máquinas llamadas cibernéticas, capaces de dirigirse a sí mismas y que en el terreno que les es propio pueden alcanzar objetivos determinados, tal como hace el hombre, creando el orden y haciendo disminuir la entropía.

Teniendo en cuenta que estas máquinas cibernéticas han sido concebidas y realizadas por el hombre, sólo poseen una «delegación» de su facultad creadora.

Con todo, el hecho de que semejante poder se delegue, inicia una profunda revolución intelectual. Hay que llegar a la conclusión de que el orden es el fruto de notables estructuras, en este caso las de las máquinas cibernéticas que, una vez construidas, pueden generar una organización.

La mecánica, la electrónica o la hidráulica, en efecto, no son más que medios; todo su interés reside en los esquemas que permiten realizar, o sea, que los cibernéticos concentran su atención en la función, considerando la técnica como secundaria.

Nace una nueva ciencia, cuyo sentido consiste en estudiar la reacción recíproca de diferentes sistemas, dejando de tomar al hombre como referencia. Así sucede, a la clásica física de las cosas, una física de las relaciones, que tiene en cuenta las estructuras y sus efectos.

El problema de la evolución del Universo encuentra entonces sus bases. ¿Y si el orden del cosmos se debiese a estructuras que fuesen a su vez el producto de otras estructuras?

Éstas fueron las reflexiones que nos embargaron al efectuar nuestros primeros estudios sobre la cibernética. Pudimos observar esto: el hombre se gobierna y construye máquinas que se gobiernan por sí mismas, en la actualidad, pero antes de su aparición, la Tierra y el Universo entero se gobernaban…

Fue entonces cuando comprendimos que el estudio de las estructuras debía constituir la ciencia fundamental. Y con este convencimiento, sentamos las bases de una «inteléctica» en un libro matemático titulado Lógica general de los sistemas y los efectos .

En otros tiempos, la física aportó soluciones al hombre, permitiéndole comprender ciertos fenómenos de su Universo. La cibernética las integra en una síntesis: de las ciencias, hace la Ciencia.

Apéndice

Definiciones y valores numéricos fundamentales

Definido sucesivamente como la diezmillonésima parte de un cuadrante del meridiano terrestre, y después como la distancia que separa dos señales trazadas en una barra de platino iridiado que se guarda en el pabellón parisiense de Breteuil, el metro, unidad básica de nuestro sistema decimal, toma una longitud de onda por referencia, desde el 1 de enero de 1962.

El metro legal equivale a partir de esta fecha «a 1 650 763,73 veces la longitud de onda, en el vacío, de la radiación correspondiente a la transición entre los niveles 2p10 y 5d5 del átomo de criptón 86».

Las mejores determinaciones actuales han hecho que se adoptasen (1961) los valores siguientes:

Radio ecuatorial de la Tierra = 6 378,15 ± 0,05 km.

Radio polar de la Tierra = 6 356,77 ± 0,05 km.

La velocidad c de la luz ha sido objeto de las mediciones más precisas con el geodímetro de Bergstrand (versión moderna del dispositivo de Fizeau, en el que una modulación de frecuencia elevada reemplaza a la rueda dentada):

c = 299 792,42 km/s.

1 año luz = 9 461 000 millones de km.

1 parsec = 3,26 años luz.

La unidad astronómica (UA), que representa la distancia media de la Tierra al Sol, se define como «el radio de la órbita circular que describía alrededor del Sol un planeta de masa despreciable exento de toda perturbación y cuya revolución sideral fuese de 365, 256 898 326 3 días medios».

Los sondeos del sistema solar efectuados con radar dan como valor más probable:

1 UA = 149 596 850 km.

La unidad de masa atómica, o uma, responde hoy a la definición siguiente:

1 átomo de carbono 12 = 12 uma.

Las masas de las partículas elementales tienen los valores siguientes:

1 neutrón = 1,008 663 uma.

1 protón = 1,007 273 uma.

1 electrón = 0,000 549 uma.

El número de Avogadro N es el número de átomos contenidos en 12 gramos de carbono:

N = 6,0230·1023.

N moléculas de un gas cualquiera ocupan a 0° y bajo la presión normal (760 mm de mercurio) un volumen V llamado volumen molecular:

V = 22,407 litros.

La unidad de masa métrica es el kilogramo: 1 kg = 1 litro de agua a 4 °C bajo la presión normal.

La unidad de fuerza es el newton. Es por definición la fuerza que comunica a una masa de 1 kg una aceleración de 1 m/s/s (aumento de velocidad de 1 m/s en un segundo).

En París, el peso de un kilogramo equivale a 9,806 newtons.

La unidad de trabajo es el julio, que equivale a la energía desarrollada por una fuerza de 1 newton para desplazar 1 kilogramo en 1 metro en su propia dirección.

Las otras dos unidades de energía siguientes y fuera de sistema, han sido objeto de definiciones legales:

1 caloría = 4,1855 julios.

1 electronvoltio = 1,59·10−19 julios.

ALBERT DUCROCQ Versalles Francia 9 de julio de 1921 - 22 de octubre de - photo 1

ALBERT DUCROCQ (Versalles, Francia, 9 de julio de 1921 - 22 de octubre de 2001).

Científico, periodista y escritor. Hijo de Armand Ducrocq, coronel de infantería, y Germaine Adam. Cursó estudios de postgrado en la Facultad de Ciencias y Letras en París y la Escuela Libre de Ciencias Políticas. Fue uno de los pioneros de la cibernética, desarrolló inventos electrónicos y varios tipos de máquinas industriales.

Más conocido como escritor y periodista científico, su talento divulgador y la pasión de sus historias son reconocidos universalmente y han inspirado a muchas generaciones. Fue testigo privilegiado de los grandes acontecimientos de la conquista del espacio: su gran pasión.

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Visado para el cosmos

Una cámara cinematográfica instalada en nuestro planeta desde su creación, hubiera tomado una película cuyo carácter verdaderamente fantástico podremos imaginarnos, pasándola en pensamiento en el espacio de pocas horas.

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