Hans-Joachim Neubauer - Fama
Aquí puedes leer online Hans-Joachim Neubauer - Fama texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2009, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Fama
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2009
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Fama: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Fama" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Fama — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Fama " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
[*] «Voz divina», elidido en la traducción al español que aquí se sigue. (N. del T.).
[*] Región perteneciente al estado federal de Alta Austria. (N. del T.).
[*] Para facilitar la comprensión del texto se ha sustituido el «satín» de la traducción original al español por «satén». (N. del T.).
[*] La versión española que aquí manejamos traduce «Decir Sí», la alemana del original: «Habladuría». (N. del T.).
Tuve la inmensa fortuna de encontrar en las observaciones críticas de Eberhard Lämmert un estímulo permanente a mi trabajo. El Servicio Alemán de Intercambios Académicos apoyó mi labor investigadora en la Maison des Sciences de l’Homme en París y una beca de estudios concedida por la Deutsche Forschungsgemeinschaft me permitió llevar a cabo la elaboración final del texto.
Étienne Frangois y Jakob Vogel organizaron un congreso en el Centre Marc Bloch de Berlín que me brindó la ocasión de exponer mis primeras reflexiones en torno al tema del «control de rumores»; por su parte, Jörg Dieter Kogel, de Radio Bremen, me propuso la redacción de un programa sobre «ciencia y rumor»: ambos trabajos inspiraron sendos capítulos del presente libro. Desde que apareciera la primera edición de Fama han sido diversos los lugares donde he podido exponer mis aportaciones. Entre ellos quisiera destacar, por lo que tuvo de estimulante, el congreso sobre Fama organizado por el Departamento de germanística, literatura comparada y estudios culturales de la Universidad de Bonn en otoño de 2006. Jürgen Brokoff, Jürgen Fohrmann, Hedwig Pompe y Brigitte Weingart tuvieron la gentileza de dejar a mi cargo la edición del volumen resultante del congreso «La comunicación de rumores» (Gotinga 2008).
Son muchas las personas que han contribuido a hacer posible Fama; en primer lugar, mi lectora Christiane Schmidt, por la primera edición de 1998 para Berlin Verlag, y Andreas Rötzer, responsable de esta nueva edición. Quisiera mencionar asimismo a Aurore Blanc, Pierre Bourdis, Dominique Bourel, Rolf Wilhelm Brednich, Olaf Briese, Christoph D. Brumme, Jörn Damkröger, Bernhard Debatin, Steffen Dietzsch, Ralph Dutli, Kerstin Ebeling, Arlette Farge, Michael Fröhling, Dorothee Gall, Gennaro Ghirardelli, Frank Gotta, Stephen Greenblatt, Harald Günzel, Andreas Hartmann, Helwig Hassenpflug, Lutz Jahrmarkt, Antonis Hilbers, Alexander Kosenina, André Kostolany, Margarete Kraft, Frank Meilchen, Peter Meisenberg, Wolfgang Mendler, Mathias Mertens, Anne Micallef y Christoph Ziermann, Dieter Müller, mis padres Marie-Theres y Hanns Neubauer, mis hermanos Thomas y Dominik, Elisabetta Niccolini, Falk Nordmann, Maurice Olender, Kai Perschau, Krzysztof Pomian, Ulrich Raulff, Henning Ritter, Uwe Schmitt, Christoph Strieder y Denis Thouard.
Las mejores páginas de Fama no existirían sin las charlas que mantuve con David Bernet, Michael Schmidt y Christiane Seiler. A ellos y a todas las instituciones mencionadas deseo dirigir mi más sincero agradecimiento por su ayuda.
El espía de Braisne – Colono de lo imaginario – La zona donde se originan las leyendas
Bien mirado, el joven recluta no tenía opción alguna de salir vivo de aquella matanza. Ingenuo y desconcertado avanzaba a trompicones por un campo de batalla sacudido por las más modernas máquinas de guerra. No acertaba a entender nada de cuanto le rodeaba, pero una especie de ángel de la guarda parecía velar por él. «Fabrizio comprendió que aquellas salpicaduras de barro las levantaban granadas de cañón. En vano trató de averiguar de dónde venían: sólo podía ver, a una distancia enorme, el humo blanco de la batería. Y, entre el rugido uniforme y continuo de los cañonazos, le pareció oír otras descargas mucho más próximas», escribe Henry Beyle, alias Stendhal, refiriéndose a la aparición del héroe Fabrizio del Dongo en la batalla de Waterloo. Fabrizio «no acertaba a entender nada de todo aquello».
En las escenas bélicas de La cartuja de Parma, Stendhal recreó, no sin ironía, su propia experiencia con el dilema que plantea el testimonio en la guerra. ¿Qué sabe de la guerra quien se ve envuelto en el combate? El propio autor había acompañado a Napoleón en sus campañas hasta el mismo campo de batalla. «Desde el mediodía hasta las tres vimos todo aquello que se puede ver de una batalla, es decir, nada», anota en su diario antes de Bautzen. La guerra y la batalla han eludido siempre una descripción «objetiva».
Un siglo más tarde, durante la Primera Guerra Mundial, los soldados europeos tuvieron ocasión de experimentar la paradoja descrita por Stendhal, la de no poder entender ni ver «nada» de unos hechos en los que se está tomando parte. Cuanto menos comprendían, más directamente involucrados estaban en el «auténtico» acontecimiento bélico, en la proximidad de la batalla. Sin duda esa es la razón de que muchas de las vivencias transmitidas en los recuerdos de guerra parezcan aún más nimias, arbitrarias y personales. Quien estuvo allí y padeció la guerra, lo vio «todo, es decir, nada». Esta es la premisa asumida por la narración de los episodios bélicos y la historia en general; el «testigo de la batalla después de que el manto de la Historia Universal le hubiera rozado con su sucio reborde: «¿Y había sido aquella la batalla de Waterloo?».
La realidad de las trincheras sobrepasaba con frecuencia las facultades del narrador. Pese a la existencia de una ingente cantidad de descripciones bélicas y relatos de batallas, el efecto que mayoritariamente producían los grandes combates era el silencio, un vacío narrativo. «¿No se percibía acaso que la gente volvía enmudecida del campo de batalla? En lugar de volver más ricos en experiencias comunicables, volvían empobrecidos», escribe Walter Benjamin en 1936 a propósito del shock de la Gran Guerra. «Todo aquello que diez años más tarde se vertió en una marea de libros de guerra, nada tenía que ver con experiencias que se transmiten de boca en boca. Y eso no era sorprendente, pues jamás las experiencias resultantes de la refutación de mentiras fundamentales significaron un castigo tan severo como el infligido a la estratégica por la guerra de trincheras, a la económica por la inflación, a la corporal por la batalla material, a la ética por los detentadores del poder». Pues cada testimonio individual aporta al mismo tiempo una elemental imprecisión a la historia de la guerra y las batallas.
«Un suceso dura un par de segundos y la percepción humana no es capaz de recrear todas sus fugaces transiciones como lo haría una cámara de cine. Cada testigo completa instintivamente a su manera la serie de instantes que se le escapan. Rellena las zonas en blanco, olvidando que originalmente eran eso, zonas en blanco, espacios vacíos», afirma uno de los destacados archiveros de esta guerra, Jean Norton Cru, sobre el problema del testimonio. El hombre no está a la altura de las posibilidades que ofrece la técnica, nunca logrará ser tan preciso como lo es la cámara de cine. Tras haber evaluado más de doscientos testimonios personales de soldados franceses en las trincheras, Norton Cru consideró «prácticamente imposible escoger entre treinta descripciones dos que se parecieran ni siquiera aproximadamente». En la guerra, sus camaradas tuvieron una impresión similar. Se acordaban de Fabrizio del Dongo, cuya aventura habían conocido en la escuela. Sabían que la realidad que estaban viviendo terminaría formando parte de una irrealidad que sus generales, con la ayuda del teléfono de campaña y la fotografía aérea, fijarían como el desarrollo «objetivo» y la «verdadera» historia de la batalla.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Fama»
Mira libros similares a Fama. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Fama y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.