Gerry Adams - Antes del amanecer

GERRY ADAMS (Belfast, 1949). Fue presidente del Sinn Féin, miembro de la Asociación por los derechos civiles de Irlanda (NICRA), formo pate de la delegación del IRA que estuvo en Londres en 1972 negociando secretamente con los británicos.

En la década de los setenta fue encarcelado varias veces, en una de la cuales coincidió en la celda con Bobby Sands. En 1983 fue elegido miembro del parlamento por el distrito de Belfast Oeste, cargo que mantuvo hasta 1993. Durante estos diez años no pudo ocupar su escaño al tener prohibida la entrada en el Reino Unido.

Protagonista indiscutible del proceso de paz de Irlanda, Adams ha recibido el apoyo del poderoso lobby irlandés estadounidense, siendo la referencia más patente de un proceso de reunificación que entonces se veía imparable.

La noche es más oscura justo antes del amanecer, Irlanda renace de las disensiones.

On The One Road

Lejos extraordinarios sacrificios de los presos que participaron en la huelga de hambre quedaron impresos en la conciencia nacionalista de un modo y en una medida que las clases dirigentes en Gran Bretaña e Irlanda menospreciaron. Como consecuencia de la crisis desatada en las prisiones de los Bloques H y Armagh, la guerra experimentó una escalada tanto en el norte como en Gran Bretaña. Las huelgas de hambre, indudablemente, demostraron ser un punto de inflexión en la prolongada lucha entre el Estado británico y el movimiento irlandés por la independencia nacional. Las huelgas de hambre y sus consecuencias marcaron, a mi juicio, el principio del fin de la dominación británica en Irlanda.

La Irlanda nacionalista vivió una extraordinaria experiencia colectiva a medida que los huelguistas morían a causa de la obstinación del Gobierno británico y de la falta de voluntad para actuar demostrada por el Gobierno de Dublín. Después de la muerte de estos presos políticos republicanos, los nacionalistas reaccionaron con intenso resentimiento a los intentos, por parte de los Gobiernos británico e irlandés, de mantener que el IRA era el causante de todos los males. La condena ritual del IRA sonaba falsa en el contexto de las permanentes injusticias que sufrían los nacionalistas en los condados ocupados del noreste.

Fue contra este fondo, y con la experiencia reciente de las elecciones de presos en el norte y el sur, así como también con una notable afluencia de una nueva generación de activistas, que el Sinn Féin adoptó una estrategia electoral. En nuestra primera participación electoral en el norte obtuvimos más del 10 % de los votos emitidos y resultaron elegidos cinco de nuestros candidatos, sobre una base abstencionista, para una asamblea patrocinada por el último ministro del Interior, James Prior. En Belfast Occidental, circunscripción por la que fui elegido, conseguimos una victoria aplastante. La propaganda británica de que la lucha republicana era una conspiración criminal que no representaba a nadie quedó expuesta como una falacia.

Nuestra lucha, enfrentada a la fuerza de las armas de la potencia imperial, se había limitado durante mucho tiempo a una perspectiva casi exclusivamente militar, fracasando en la construcción de una alternativa política. Ahora, como consecuencia de las huelgas de hambre, se había conseguido un peso moral y político como yo jamás había visto en mi vida.

Yo me había unido al Sinn Féin en una época en que era débil y estaba desorganizado a resultas del fracaso de la campaña del IRA en la frontera en los años cincuenta. La escisión republicana de 1970 privó a la lucha republicana de muchos de sus elementos más políticos. Ello dio origen a una perspectiva más estrecha en el nivel de la dirección. Los que se marcharon para constituir los Oficiales se apartaron rápidamente del republicanismo. La campaña de los derechos civiles continuó después de que se desatara la guerra entre el IRA y el Ejército británico, pero la movilización política declinó bajo las presiones de la guerra, mientras que la clase de agitación política en la que yo había estado comprometido durante los últimos años de la década de los sesenta fue reemplazada por la prioridad urgente de defensa ante los ataques de las fuerzas lealistas.

Después de la revitalización del movimiento de masas durante las huelgas de hambre, el Sinn Féin se comprometió más profundamente en actividades políticas en el contexto comunitario. Nuestro mandato electoral se vio refrendado cuando obtuvimos el 13 % de los votos en el norte y a mí me eligieron parlamentario por Belfast Occidental en 1983. Mediante el establecimiento de alianzas con las comunidades del distrito electoral, organizamos una serie de campañas para invertir los peores efectos de la discriminación que el pueblo de Belfast Occidental había soportado durante generaciones. Yo me sentía especialmente gratificado por el éxito de las campañas por una vivienda digna que culminaron con el derribo total de los pisos de Turf Lodge y de los barrios pobres y superpoblados de Moyard, Divis, Springhill y Unity Flats. Si se tiene en cuenta que nos habíamos opuesto desde el primer momento a la construcción de Divis Flats, el éxito de la campaña de Divis fue especialmente satisfactorio. En la era Thatcher, con la mutilación del movimiento sindical, la liquidación de las empresas de servicio público y la demolición del Estado del bienestar, para mí estas campañas representaban las únicas victorias importantes de la clase trabajadora de aquel período. Campañas similares se iniciaron o se reforzaron en cuestiones sociales, económicas y culturales. Ahora un gran número de jóvenes y decididos activistas se hacían cargo de las nuevas tareas de las campañas electorales y comunitarias.

En 1982 yo había tratado de abrir una discusión y un debate público acerca de la consecución de la paz a través del diálogo y de un acuerdo democrático. En 1983, después de haber sido elegido presidente del Sinn Féin, intenté promover esta propuesta y dejé muy claro que nuestro partido deseaba iniciar conversaciones con el Gobierno de Dublín y el SDLP. Al año siguiente, algunos de mis amigos y yo resultamos heridos como consecuencia de un ataque de las fuerzas lealistas. Más tarde se supo que el grupo que nos había tiroteado en el centro de Belfast actuaba con el conocimiento del Servicio de Inteligencia Militar británico. Aquel mis año, un atentado con bomba del IRA en Brighton estuvo a punto acabar con Margaret Thatcher, arquitecta de las muertes de los presos en la huelga de hambre, y con su gabinete.

En 1986 sostuve que el punto muerto militar entre las fuerzas británicas y republicanas solo podía resolverse mediante un acuerdo de carácter político; no existía ninguna solución militar. Para entonces el Sinn Féin había construido una sólida plataforma política, desde la cual lanzamos nuestra estrategia de paz. Pronto habría de convertirse en nuestro principal objetivo político mientras iniciábamos conversaciones con una amplia variedad de grupos e individuos, incluyendo a miembros de las iglesias protestantes, grupos pacifistas y de reconciliación y organizaciones políticas.

La evolución de la estrategia del Sinn Féin desde las huelgas de hambre ha sido el catalizador de gran parte del cambio producido en el clima político. Los republicanos siempre han buscado alternativas a la guerra. Aquellos que se comprometieron en la lucha armada nunca la consideraron como la única forma de lucha y, en numerosas ocasiones, el IRA intentó explorar caminos hacia un acuerdo de paz. Aquellos que se involucraron en la guerra armada lo hicieron como último recurso, pensando que se trataba de una opción que surgía de la imposibilidad de medios alternativos para seguir avanzando. El conflicto había sido militarizado por los británicos, pero seguía siendo esencialmente político y exigía, por tanto, una solución política.