Agradecimiento
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Agradecimiento
E n una carta escrita en enero de 1958, Olga Owens Huckins me contó su propia y amarga experiencia acerca de un pequeño mundo construido sin vida, y aguzo así de nuevo mi atención hacia un problema que me había preocupado durante mucho tiempo. Entonces me di cuenta de que debía escribir este libro.
Desde entonces y durante años he recibido ayuda y estímulo por parte de tanta gente que no me es posible nombrarlos a todos aquí. Los que han compartido libremente conmigo los frutos de muchos años de experiencia y estudio representan una amplia variedad de agencias gubernamentales en ésta y en otras naciones, diversas universidades e institutos de investigación y numerosos profesionales. A todos expreso mi más profunda gratitud por el tiempo y las ideas tan generosamente prestados.
Además, mi reconocimiento especial se dirige a aquellos que dedicaron horas a leer partes del manuscrito y a ofrecerme comentarios y críticas basadas en sus propios y expertos conocimientos. Aunque en definitiva la responsabilidad por la exactitud y validez del texto es mía, no podría haber completado el libro sin la generosa ayuda de estos especialistas: L. G. Bartholomew, M. D., de la Clínica Mayo; John J. Biesele de la Universidad de Texas; A. W. A. Brown de la Universidad de Western Ontario; Morton S. Biskind, M. D., de Westport, Connecticut; C. J. Briejér del Servicio de Protección de Vegetales de Holanda; Clarence Cottam de la Fundación Rob y Bessie Welder Wildlife; George Crile Jr., M. D., de la Clínica de Cleveland; Frank Egler de Norfolk, Connecticut; Malcolm M. Hargraves, M. D., de la Clínica Mayo; W. C. Hueper, M. D., del Instituto Nacional del Cáncer; C. J. Kerswill del Consejo de Investigaciones Pesqueras del Canadá; Olaus Murie de la Wilderness Society; A. D. Pickett del Departamento de Agricultura del Canadá; Thomas G. Scott de la Inspección de Historia Natural de Illinois; Clarence Tarzwell del Centro Taft Sanitary Engineering y George J. Wallace de la Universidad del Estado de Michigan.
Todo el que ha escrito un libro basado en multitud de hechos diversos debe mucho a la sagacidad y ayuda de los bibliotecarios. Yo tengo tal deuda con muchos, pero especialmente con Ida K. Johnston, de la Biblioteca del Departamento del Interior, y con Thelma Robinson, de la Biblioteca del Instituto Nacional de la Salud.
En cuanto a mi editor, Paul Brooks, me ha prestado adicto estimulo a través de años y ha acomodado con alegría sus planes a transposiciones y aplazamientos. Por esto y por su sagaz visión editora, le guardo gratitud imperecedera.
He obtenido inteligente y devota ayuda en la enorme tarea de investigación en bibliotecas por parte de Dorothy Algire, Jeanne Davis y Bette Haney Duff. Y no me habría sido posible completar mi tarea, bajo circunstancias difíciles a veces, sin el fiel apoyo de mi ama de llaves, Ida Sprow.
Finalmente, debo reconocer, entre mi extensa deuda, la que tengo con una multitud de personas, muchas de las cuales me son personalmente desconocidas, quienes, sin embargo, han hecho que la redacción de este libro parezca útil. Se trata de gente que primero habló contra el temerario e irresponsable envenenamiento del mundo que el hombre comparte con todas las demás criaturas y que ahora incluso están sosteniendo millares de pequeñas batallas que al final proporcionarán la victoria a la salud y al sentido común en nuestro acomodo al mundo que nos rodea.
RACHEL CARSON
Apéndice
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Apéndice
LISTA DE LAS PRINCIPALES FUENTES DE INFORMACIÓN
CAPÍTULO 2. La necesidad de sostenerse
«Informe sobre los problemas ambientales de la salud», Audiciones, 86.° Congreso, Subcom. de la Com. de Incautaciones, marzo de 1960.
«La situación plaguicida para 1957-58», Servicio de Estabilización de Productos del Dep. de Agricultura de EE. UU., abril de 1958.
Elton, Charles S., La ecología de las invasiones de animales y plantas, Wiley, Nueva York, 1958.
Shepard, Paul, «El lugar de la Naturaleza en el mundo del Hombre», Atlantic Naturalist, vol. 13 (abril-junio de 1958).
CAPÍTULO 3. Elixires de muerte
Gleason, Marion, Toxicología clínica de los productos comerciales, Williams y Wilkins, Baltimore, 1957.
—, «Boletín de material suplementario», Toxicología clínica de los productos comerciales, vol. IV, n.º 9, Univ. de Rochester.
«La situación plaguicida para 1958-59», Servicio de Estabilización de Productos del Dep. de Agricultura de EE. UU., abril de 1959.
«La situación plaguicida para 1960-61», Servicio de Estabilización de Productos del Dep. de Agricultura de EE. UU., abril de 1959.
Hueper, W. C., Tumores profesionales y enfermedades afines, Springfield Ilustr., Thomas, 1942.
Todd, Frank E., y McGregor, S. E., «Insecticidas y abejas», Anuario de Agricultura, Dep. de Agricultura de EE. UU., 1952.
Hueper, W. C., Tumores profesionales.
Bowen, C. V, y Hall, S. A., «Los insecticidas orgánicos», Anuario de Agricultura, Dep. de Agricultura de EE. UU., 1952.
Van Oettingen, W, F., «Los hidrocarburos halogenados alifáticos, oleínicos, cíclicos, aromáticos y alifático-aromáticos: incluidos los insecticidas halogenados, su toxicidad y peligros potenciales», Dep. de Sanidad, Educación y Bienestar, Servicio Público de Sanidad Pública de EE. UU., n.º 414 (1955).
Biskind, Morton S., «Aspectos en la Salud Pública de los nuevos insecticidas», Jour. Amer. Extract. «Enfermedades», vol. 20, n.º 11 (1953).
Laug, Edwin P., «Presencia del DDT en el hígado humano y en la leche», A. M. A. Archiv. Indust., Higiene y Profes. Méd., vol. 3 (1951).
—, «Alteración de la célula hepática y almacenamiento de DDT en la grasa de la rata, producidos por niveles dietéticos de 1 a 50 ppm. de DDT», Jour. Farmacol. y Exper. Terapeut., vol. 98 (1950).
Ortega, Paul, «Cambios patológicos en el hígado de las ratas después de ingerir pequeñas cantidades de varios insecticidas», A. M. A. Archives Path, vol. 64 (diciembre de 1957).
Fitzhugh, O. Garth, y Nelson, A. A., «La toxicidad oral crónica del DDT (2,2-BIS p-clorofenil-1, l, 1-tricloroetano)», Jour. Farmacol. y Exper. Terapeut., vol. 89, n.º 1 (1917).
Lang y otros, «Presencia del DDT en el hígado humano y en la leche».
Hayes, Wayland J., Jr., «Almacenamiento de DDT y DDE en personas con diferentes grados de exposición al DDT», A. M. A. Archiv. Indust. Sanit., vol. 18 (noviembre de 1958).
Durham, William E, «Contenido de insecticida en la dieta y cuerpos grasos de los aborígenes de Alaska», Science, vol. 134, n.º 3493 (1961).
Smith, Ray E, «Secreción de DDT en la leche fresca de vacas alimentadas con alfalfa que contenga pequeños residuos», Jour. Econ. Entomol., vol. 41 (1948).
Laug y otros, «Presencia del DDT en el hígado humano y en la leche».
Finnegan, J. K., «Distribución y eliminación de DDD y DDT en los tejidos, después de administración oral a perros y ratas», Proc. Soc. Exper. Biol. y Méd., vol. 72 (1949).
Laug y otros, «Alteración de la célula hepática».
«Sustancias químicas en productos alimenticios», Hearings, H. R. 74, House Select, Com. para investigar el empleo de sustancias químicas en productos alimenticios, Pt. 1 (1951), p. 275.
Van Oettingen, «Los hidrocarburos halogenados», p. 322.
«Sustancias químicas en productos alimenticios», Hearings, 81.º Congreso, H. R. 323, Com. para investigar el uso de sustancias químicas en productos alimenticios, Pt. 1 (1950), pp. 338-90.
«Memorandum Clínico de venenos comerciales», Servicio Público de Salud Pública de EE. UU., n.º 476 (1956), p. 28.
Ganoon, Norman, y Bigger, J. H., «La transformación del aldrín y el heptacloro en sus epóxidos en el mantillo»,