¿Qué es la lluvia roja? ¿Por qué bostezamos? ¿En qué consiste la hipótesis de Riemann? ¿Qué es la materia oscura? ¿Cómo nos afectan los alucinógenos? ¿Existe la eyaculación femenina? ¿Por qué hay animales que necesitan dormir horas y otros tan sólo minutos? ¿Es más lo que sabemos sobre la realidad o lo que ignoramos? Cuestiones tan variopintas como las anteriores —unas próximas y cotidianas, otras sesudas y trascendentales, la mayoría sorprendentes y atractivas— siguen sin gozar de respuesta satisfactoria. La Enciclopedia de la ignorancia proyecta una mirada fresca sobre medio centenar de enigmas científicos sin resolver, mediante breves ensayos escritos con talento, conocimiento de causa, amplia documentación y mucho sentido del humor. Este magnífico libro de ciencia recreativa, que satisfará la curiosidad del más escéptico, tiene asimismo la virtud de mostrarnos hasta qué punto no se ha logrado explorar, descifrar ni demostrar todas las cosas. Porque resulta sencillo alardear de conocimiento, pero es más difícil determinar las islas de ignorancia, su magnitud y su ubicación. He aquí, pues, una parte —no la menos importante— de lo mucho que nos queda por saber.
Kathrin Passig y Aleks Scholz
Enciclopedia de la ignorancia
Cincuenta cuestiones que hasta ahora no han tenido respuesta científica
ePub r1.3
Titivillus 11.01.18
Título original: Lexicon des Unwissens. Worauf es bisher keine Antwort gibt
Kathrin Passig y Aleks Scholz, 2007
Traducción: Carles Andreu Saburit y Mercedes García Garmilla
Ilustraciones: Begoña Chezz
Ilustración de portada: M. C. Escher
Diseño de portada: Joaquín Monclús
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Dedicado a los ratones de laboratorio y a su incansable lucha contra lo logrado
KATHRIN PASSIG (1970). Dirige la agencia de comunicación ZIA, ha traducido a George W. Bush y a Bob Dylan, y colabora en varias revistas alemanas como GEO, FAZ y Spiegel Online. Es asimismo redactora y programadora del weblog «Riesenmaschine», galardonado con el Grimme Online Award 2006. En 2006 mereció el premio Bachmann Preis y el Publikumpreis por el relato Se encuentra usted aquí.
ALEKS SCHOLZ (1975). Es astrónomo y se ha especializado en el estudio de la formación, el desarrollo y la estructura de las estrellas y los planetas. Trabaja en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, y es también redactor del weblog «Riesenmaschine». Dentro de ese proyecto, ha coeditado el libro Riesenmaschine. Das Beste aus dem brandneuen Universum (2007).
Notas
[1] Anagrama, Barcelona, 2005. (N. de la t.)
[2] Agrupaciones de ratas con las colas entrecruzadas y pegadas entre sí. Del alemán Rattenizönige. Aparece más adelante en la entrada correspondiente (N. de la t.)
[3] Christopher Chippindale, Stonehenge, Destino, Barcelona, 1989. (N. de la t.)
[4] Hongos del género Psilocybe. (N. de la t.)
[5] Al principio este nombre se utilizó en alemán: Gamma-Aminobuttersäure, pero las siglas correspondientes a su traducción al inglés, GABA, se utilizan frecuentemente también en textos en alemán y, por lo que respecta al castellano, unos escriben AGAB y otros GABA. (N. de la t.)
[6] Alfred Edmund Brehm, Vida animal, Plaza & Janés, Barcelona, 1997. (N. de la t.)
[7] Este término es un invento ornitológico alemán que en inglés se traduce a veces por anting. En castellano sería «baño de hormigas». (N. de la t.)
[8] Protagonista de la novela de Günter Grass El tambor de hojalata, y de la película del mismo título dirigida por Volker Schlondorff. (N. de la t.)
[9]El matrimonio ideal, Bruguera, Barcelona, 1968. (N. de la t.)
[10]Respuesta sexual humana, Intermédica, 1967. (N. de la t.)
[11] También se dice ‘pluma’. (N. de la t.)
[12] Juego de palabras en inglés: wimp significa ‘canijo’ o ‘alfeñique’. (N. de la t.)
[13] Problemas P se refiere a problemas polinómicos, mientras que problemas NP significa problemas polinómicos en sentido no determinista. (N. de la t.)
AGUA
El agua no obedece tus «reglas». Va adonde quiere. Como yo, chaval.
BART SIMPSON
El agua es un producto químico abundante en el mundo, ya sea como líquido incoloro, como vapor incoloro o como trozo de hielo incoloro. En comparación con otras sustancias químicas como el aceite de marmota, el agua tiene una gran importancia para el ser humano. A pesar de ello, o precisamente por ello, el agua es una de las sustancias más enigmáticas del planeta.
Gran parte de su caprichoso comportamiento se debe a la estructura de la molécula de agua, que, como todos aprendimos de jóvenes, está formada por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Mientras que el oxígeno posee ocho electrones, los átomos de hidrógeno tienen tan sólo uno cada uno. Dos de los electrones del oxígeno podemos ignorarlos ya de entrada, pues están tan pendientes del núcleo del átomo que no prestan ninguna atención a su entorno. Así, nos quedan ocho electrones por cada molécula de agua que intentan alinearse por pares, pues estar solos no es el punto fuerte de los electrones. Lo que sucede es lo siguiente: cuatro electrones de oxígeno se aparean entre sí, y el resto lo hacen con los de los átomos de hidrógeno y mantienen la molécula cohesionada. El resultado es una figura con un tronco grueso (el átomo de oxígeno), dos brazos (los átomos de hidrógeno) y dos piernecitas (los dos pares de electrones de oxígeno) que sobresalen, desvalidas.
Si en el mundo hubiera una sola molécula de agua y no muchas más, no haría falta añadir nada. Sin embargo, la presencia de moléculas vecinas complica enormemente las relaciones sociales de los componentes del agua. Por una parte, los átomos de hidrógeno están en movimiento constante y cambian de molécula hasta mil veces por segundo. Por otra, la molécula de agua está muy polarizada eléctricamente: el grueso núcleo de oxígeno atrae los pares de electrones de modo que termina envuelto por una nube de electrones de carga negativa, y más rezagados quedan los dos brazos de hidrógeno comparativamente desnudos, es decir, cargados positivamente. Como consecuencia, los brazos positivos de una molécula intentan agruparse con las piernas negativas de otra. El agua es un elemento de enlace fácil pero, por otro lado, inconstante en sus uniones, por lo que puede formar todo tipo de estructuras, de las que hablaremos más tarde. Además, estas propiedades hacen también que transmita diligentemente la electricidad y el calor, que la sal se disuelva en ella y que se pueda unir con sustancias orgánicas como el albumen. El agua se mezcla sin rechistar con todo, por eso los seres vivos están formados principalmente de agua.
Otra consecuencia de la estructura única de la molécula de agua son sus más de sesenta anomalías que parecen contradecir las leyes de la física molecular en vigor y que se comprenden tan sólo hasta cierto punto. La más conocida es la propiedad de alcanzar la menor densidad a cuatro grados Celsius, y no en el punto de congelación o por debajo de éste, como el resto de sustancias, que sí respetan el código de circulación. Lo normal sería que un bloque de hielo atara bien corto a las moléculas, mientras que en estado líquido éstas pudieran campar más a sus anchas. Por ello, en el caso de la mayoría de sustancias, caben más moléculas en un volumen concreto cuando el estado de ésta es sólido que cuando es líquido y, por lo tanto, la densidad es mayor. Pues con el agua sucede al contrario, algo que se puede explicar de la siguiente forma: en las estructuras de hielo que se forman en condiciones normales, las moléculas quedan ordenadas en mucho espacio y de forma muy poco inteligente o, dicho de otra forma, mucho menos apretadas de lo que les gustaría. Apenas se funde el hielo, se juntan con una densidad mayor. Por eso el hielo flota encima del agua, lo que permite que los ríos y lagos se empiecen a congelar por arriba. Y muchos peces se alegran de ello.