Annotation
Sangre y rabia arroja nueva luz sobre la amenaza mundial del terrorismo, que previsiblemente seguira atormentandonos durante las proximas decadas. El historiador Michael Burleigh se centra en las acciones y en la historia de vida de los terroristas, y no tanto en la ideología que esta detras de sus motivaciones.
Este libro aborda el terrorismo como profesion, como cultura y como modo de vida y muerte, aspectos que suelen desatenderse. Burleigh nos lleva mas alla de las enrevesadas justificaciones y destapa la realidad unas veces miserable, otras sobrecogedora y otras sencillamente criminal del terrorismo moderno, desde sus orígenes en el nacionalismo irlandes, los revolucionarios rusos y los anarquistas internacionales, hasta las diferentes campañas terroristas que acompañaron a la descolonizacion. La actividad de grupos de extrema izquierda como la banda Baader-Meinhof o las Brigadas Rojas fue efímera en comparacion con la lucha terrorista nacionalista llevada a cabo por ETA o el IRA, que a su vez han sido eclipsados por la violencia yihadista internacional.
El alcance panoramico del libro nos recuerda que todos los habitantes del mundo civilizado, desde Argel y El Cairo hasta Yacarta o Singapur, estan juntos en esta larga guerra entre civilizaciones y en este caos.
Michael Burleigh
Sangre y rabia.
Una historia cultural del terrorismo
Traducción de Miguel Martínez-Lage y Natalia Rodríguez-Martín
Taurus historia
Título original: Blood y Rage. A Cultural History of Terrorism
© Michael Burleigh, 2008 © De esta edición: Santillana Ediciones Generales, S. L., 2008 Torrelaguna, 60. 28043 Madrid Teléfono 91 744 90 60 Telefax 91 744 92 24 www.taurus.santillana.es
© De la traducción: Miguel Martínez-Lage y Natalia Rodríguez-Martín Traducción del Prefacio, capítulos 1 a 6 y Coda: Miguel Martínez-Lage Traducción de los capítulos 7 y 8: Natalia Rodríguez-Martín
Diseño de cubierta: Beatriz Rodríguez Fotografía de cubierta: © Getty Images
ISBN: 978-84-306-0675-7
Dep. Legal: M-27355-2008
Printed in Spain — Impreso en España
Este libro se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos de Unigraf, S. L.,
Madrid, España, en el mes de agosto de 2008
En la relación básica que mantienen consigo mismos, casi todos los hombres son narradores [...]. Lo que les gusta es la secuencia ordenada de los hechos, porque tiene la apariencia de obedecer a una necesidad, y mediante la impresión de que la vida posee un «curso» propio logran sentirse en cierto modo cobijados en medio del caos.
Robert Musil, El hombre sin atributos
PREFACIO
Este libro toma como punto de partida el momento en que las organizaciones terroristas ya claramente modernas nacen a mediados del siglo XIX, concediendo un dudoso primer lugar a los fenianos irlandeses. Podríamos también habernos remontado a la secta de los Asesinos, en la Siria medieval, o a la Conjura de la Pólvora, en los albores de la Edad Moderna en Gran Bretaña, pero el conocimiento que tengo de ambas se ha ido desdibujando con el tiempo, y no considero que ninguna de las dos sea particularmente útil a la hora de comprender el terrorismo contemporáneo. Los supuestos de trabajo que se manejan a lo largo del libro son manifiestos en todo momento. Existe más de un centenar de definiciones del terrorismo, y es posible agregar aquellos elementos que se repiten con mayor frecuencia. El terrorismo es una táctica que utilizan ante todo diversos agentes no estatales, que pueden constituir una entidad acéfala o una organización jerárquica, con el fin de generar un clima psicológico de miedo que compense su carencia de poder político legitimado. Se diferencia con claridad, por ejemplo, de la guerra de guerrillas, del asesinato político, del sabotaje por razones económicas, aunque las organizaciones que practican el terrorismo no se hayan privado de recurrir a estas opciones.
Nadie pone hoy en duda que los estados modernos, desde los jacobinos de la década de 1790 en adelante, han sido responsables de las muestras más letales de terrorismo, incluidas las campañas de contraterrorismo en múltiples modalidades, pero la repetición de esta perogrullada histórica no absuelve a los agentes no estatales. La violencia de Estado actualmente ha pasado a la defensiva, toda vez que son bastantes los ejércitos populares que causan estragos bajo el pretexto de ser islámicos, o revolucionarios populares, o de liberación, o como quieran llamarse. Tampoco nos lleva muy lejos el tópico de que el terrorista de ayer es el estadista de mañana. Quien imagine que Osama Bin Laden evolucionará hacia las posturas, por ejemplo, de Nelson Mandela necesita algo más que un historiador: necesita un psiquiatra. El líder de Al Qaeda no pretende negociar con nosotros, puesto que lo que desea a todos los que no le son fieles y a todos los apóstatas es que se sometan a sus designios o perezcan.
Este libro se centra en torno a las historias, las biografías, las acciones, mucho más que en torno a las teorías que les dieron validez, más o menos de acuerdo con el precepto de san Mateo, en el sentido de que «por sus frutos los conoceréis». Esto no se debe a que rechace o desprecie las ideas y la ideología —más bien todo lo contrario—, sino a que parecen una parte un tanto descuidada del panorama. La ideología es como un detonador que permite que los materiales químicos preexistentes en efecto hagan explosión. Los terroristas toman decisiones a lo largo de su trayecto, y estas decisiones son lo que más me interesa. Por ello, este libro trata sobre el terrorismo como ocupación profesional, como cultura y como forma de vida, aunque obviamente entrañe la muerte para las víctimas de los terroristas y a veces para los propios terroristas, a no ser que cortejen intencionadamente la muerte por medio de operaciones suicidas, como son las de Hamás, Hezbolá o los Tigres Tamiles. El terrorismo es violento, razón por la cual este libro contiene muchos comentarios detallados sobre la violencia, así como materiales con los que se pretende desmitificar y borrar el brillo, el «glamour», que aún pueda adornar a las operaciones terroristas. Algunos terroristas efectivamente matan a otras personas; muchos pasan su tiempo dedicados a blanquear dinero o a robar vehículos. Como gran parte de estos materiales son de dominio público, no tendrán ningún valor operativo para los aspirantes a terroristas.
En este libro asimismo trato de dejar meridianamente claro, en especial para todo el que pudiera albergar una furtiva admiración por quienes aspiran a cambiar el mundo recurriendo al uso de la violencia, que el medio en que se mueven los terroristas es moralmente sórdido y lo es sin paliativos, cuando no es meramente criminal. Esto es algo que resulta particularmente evidente en los capítulos dedicados a los nihilistas rusos, a la banda Baader-Meinhof, a los terroristas tanto lealistas como republicanos de Irlanda del Norte. El objetivo no expreso de introducir un caos capaz de transformar la situación previa es precisamente el elemento en el que los terroristas se sienten más a sus anchas. La destrucción y la autodestrucción constituyen una compensación fugaz de un agravio real o imaginario, o bien de quejas más abstractas, que son las causantes de su rabia e histerismo. Tal como han puesto de manifiesto inacabables estudios sobre la psicología del terrorista, todos ellos padecen un desequilibrio moral, sin entrar ni mucho menos en el campo de la psicosis clínica. Si ese desequilibrio une a la inmensa mayoría de los terroristas, sus víctimas habitualmente tienen una cosa en común, al margen de su clase social, de su postura política o de su fe religiosa. Se trata del deseo de llevar una vida ajena a todo lo excepcional, entre sus familiares y amigos, sin que un perdedor radical y resentido —que puede ser un perdedor millonario, encerrado en sus engañosas ilusiones de victimismo— aspire a destruirlos o a desfigurarlos con tal de avanzar hacia un mundo cuya existencia prácticamente nadie desea. Esto es algo que une a las víctimas del terrorismo tanto en Argel como en Bagdad o El Cairo, pasando por Londres, Madrid y Nueva York, Nairobi, Singapur y Yakarta. Todas las víctimas sangran y se duelen de la misma forma.