Annotation
¿Estamos ante un nuevo terrorismo internacional surgido al finalizar la guerra fría? ¿A qué obedece el megaterrorismo que se hizo tan dramáticamente manifiesto con los atentados del 11 de septiembre de 2001? ¿Hasta dónde llegan las redes del fundamentalismo religioso que sustentan semejantes expresiones de violencia globalizada? ¿Qué hay de fantasía y qué de realidad cuando se habla del terrorismo nuclear? ¿Cómo pueden los gobiernos nacionales y la comunidad internacional hacer frente a los inusitados desafíos del terrorismo global? Este libro responde clara y concisamente a esas preguntas, así como a otras no menos inquietantes. Nos introduce, en suma, al conocimiento informado y crítico del fenómeno cambiante que se ha convertido, apenas comenzado el tercer milenio, en una amenaza sin precedentes para el mantenimiento de la seguridad mundial, el pacífico entendimiento entre civilizaciones y la continuidad misma de los regímenes democráticos.
FERNANDO REINARES
Terrorismo global
Santillana Ediciones Generales, S. L.,
Autor: Reinares, Fernando
©2, Santillana Ediciones Generales, S. L.,
ISBN: 9788430604814
Generado con: QualityEbook v0.72
Fernando Reinares
TERRORISMO GLOBAL
© F ERNANDO Reinares, 2003
Santillana Ediciones Generales, S. L., 2003
Torrelaguna, 60. 28043 Madrid
Teléfono 91 744 90 60 - Telefax 91 744 92 24
www_taurus.santillana.es
Diseño de cubierta: Pep Carrió y Sonia Sánchez
ISBN: 84-306-0481-2
Printed in Spain - Impreso en España
PREFACIO
¿Cuáles son los principales problemas que acucian a la humanidad en su conjunto? Sin lugar a dudas, el hambre y la desnutrición causantes de que veinticinco mil personas mueran cada día; las pandemias que asolan sin apenas control sanitario a naciones enteras de la Tierra; la ausencia de oportunidades vitales que produce migraciones masivas desde el Sur más empobrecido hacia el Norte opulento; o la lacerante situación de exclusión social en que viven cientos de millones de hombres, y sobre todo de mujeres, por mencionar sólo algunos. Sin olvidar, claro está, las recurrentes catástrofes naturales tan a menudo asociadas al deterioro consciente pero irresponsable del medio ambiente.
Sin embargo, desde aquel 11 de septiembre de 2001, entre quienes habitan en países con niveles comparativamente elevados de desarrollo económico y disfrutan de sistemas políticos tolerantes se ha generalizado el convencimiento de que a todos esos problemas, con frecuencia tenidos por crónicos y percibidos como distantes, debe añadirse el terrorismo de alcance global. Una violencia sin límites practicada por fundamentalistas islámicos que amenaza el mantenimiento de la seguridad mundial, el pacífico entendimiento entre civilizaciones y la viabilidad misma de los regímenes democráticos. Bien es cierto que esta visión de las cosas no la comparten en los mismos términos ni con la misma intensidad aquellos países con precarios indicadores de bienestar social y deficitarios en pluralismo. Menos aún en el complejo mundo árabe e islámico del que proceden casi todos los implicados en el nuevo terrorismo internacional.
Pero los peligros y riesgos asociados a este reconfigurado fenómeno existen a pesar de que cualesquiera de las aludidas calamidades endémicas, el comportamiento de dictadores y déspotas de uno u otro signo —aferrados cruentamente al poder— o los incesantes conflictos bélicos tan a menudo acompañados de programas genocidas, resultan, por lo común, mucho más mortíferos. Ahora bien, ocurre que es difícil establecer, más allá de una retórica habitualmente impregnada de prejuicios, la relación entre un terrorismo de dimensiones planetarias y cuantas miserias padecen de una u otra manera la mayoría de los seres humanos. Pese a que los emprendedores de dicha violencia utilizan algunos de esos infortunios como excusa para justificar sus actos y conseguir apoyo entre las gentes cuyas aspiraciones afirman estar promoviendo. Todo ello perturba muy especialmente a quienes no sufren ninguna de aquellas lacerantes desgracias pero tampoco pueden descartarse como posibles víctimas de este terrorismo que, además de internacional, es también global.
Nuestro juicio sobre la historia pasada y el tiempo presente puede ser uno u otro, pero respecto al terrorismo global convendría no llamarse a engaño. Es una inmediata e inquietante realidad que, por sus antecedentes y evolución reciente, en modo alguno debe presumirse efímera. Ahora bien, es igualmente cierto que sus aspiraciones necrófilas y devastadoras pueden combatirse con buenos resultados, adaptando políticas nacionales y, sobre todo, adoptando las necesarias iniciativas multinacionales. Omitir los retos que plantea el terrorismo global sería, a mi juicio, un gravísimo error. Como también lo sería permitir que el miedo o los afanes de venganza determinen nuestro debate público y la toma de decisiones cuando se trata de establecer las oportunas medidas tanto de prevención como de contención.
¿Cuáles son las características de ese nuevo terrorismo internacional surgido al finalizar la guerra fría? ¿A qué obedece el megaterrorismo que se hizo tan dramáticamente manifiesto con los atentados del 11 de septiembre? ¿Qué hay detrás del terrorismo suicida? ¿Hasta dónde llegan las redes del fundamentalismo islámico que sustentan semejantes expresiones de violencia? ¿Qué hay de fantasía y qué de realidad cuando se habla del terrorismo nuclear? ¿Cómo pueden los gobiernos estatales y la comunidad internacional contrarrestar los inusitados desafíos del terrorismo global? Este libro responde concisa y llanamente a esas preguntas, entre otras que mucha gente se hace hoy en día. No está pensado para especialistas en asuntos de seguridad y, desde luego, tampoco para suscitar más preocupación que la razonable. Se ha escrito con el deseo de facilitar un mejor entendimiento de aquel fenómeno y estimular la reflexión crítica sobre lo que pueden hacer las democracias para combatirlo.
Defender el valor de la libertad en seguridad, afirmar la universalidad de los derechos humanos, invocar el principio de la tolerancia y reivindicar los imperativos de la justicia social en un mundo crecientemente interconectado no va a evitar que exista un terrorismo global. Pero sí puede contribuir decisivamente a que las respuestas nacionales e internacionales a esta amenaza sean proporcionadas y eficaces en lugar de desmesuradas y contraproducentes; a que las acometidas de ese fanatismo religioso empeñado en dar pábulo a un choque entre civilizaciones resulten mucho más episódicas y menos duraderas de lo que pretenden sus actuales instigadores.
Editado, a orillas del mar Rojo, y Burgos, en tierras de Castilla. Enero, abril de 2003.
1 TERRORISMO SIN FRONTERAS
El fenómeno terrorista persiste a la vez que cambia. Sorprende tanto por la continuidad en los procedimientos básicos con que se manifiesta a lo largo del tiempo como por su capacidad para adaptarse a las exigencias de un entorno siempre en transformación. Los terroristas siguen utilizando sobre todo bombas y pistolas, igual que hace más de un siglo, pero entre ellos hay también quienes intentan hacerse con armas no convencionales. Mientras todavía existe un terrorismo que afecta sobre todo a las autoridades y los ciudadanos de un único país, otras de sus expresiones atraviesan fronteras y hasta inciden sobre la estabilidad de regiones enteras del mundo. Finalmente, ese terrorismo que ha cruzado fronteras y ha sido el precursor del terrorismo internacional ha dado paso a un terrorismo verdaderamente global. Pero empecemos por el principio. ¿En qué consiste ese fenómeno que elude demarcaciones estatales y adquiere dimensiones planetarias? ¿A qué llamamos terrorismo?