La crónica de fray Gaspar de Carvajal sobre el descubrimiento y exploración del río Amazonas por parte de la denominada expedición de Orellana es una de las obras literarias clave para el estudio de la conquista de las Américas. Partiendo desde Quito y una vez cruzado el paso de los Andes, la expedición se internará en la inhóspita selva amazónica ya con escasez de provisiones. Gonzalo Pizarro, gobernador de Quito, ordena a su segundo al mando, el capitán Francisco de Orellana, que con cincuenta hombres (entre los que se encuentra el capellán dominico Gaspar de Carvajal) descienda el río Napo hasta alcanzar su desembocara en un río mayor, y volver con avituallamiento que pudieran encontrar y cargar en el pequeño barco en el que iban. Orellana hallará la confluencia del Napo y el Trinidad pero sin conseguir provisiones. Sin poder volver atrás por la fuerza de la corriente, decide seguir río abajo, hasta llegar a la desembocadura del Amazonas en 1542. Carvajal, que es uno de los supervivientes de esta expedición, narra los acontecimientos en esta Relación escrita en 1542, pero no será publicada al completo hasta 1895. Escrita con sencillez e ingenuidad, y no exenta de fantasía, es un valioso documento con información de gran interés etnológico: como disposición y tamaño de los poblados, ocupación continua a lo largo de las barrancas del río, caminos amplios que comunican el río Amazonas con la tierra firme, tácticas de guerra, rituales, costumbres y utensilios. También es la causa por la que fray Gaspar de Carvajal ha pasado a la historia.
Gaspar de Carvajal
Descubrimiento del río de las Amazonas
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RLull 22.06.15
Título original: Relación que escribió Fr. Gaspar de Carvajal, Fraile de la Orden de Santo Domingo de Guzmán, del nuevo descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellana desde su nacimiento hasta, salir al mar, con cincuenta y siete hombres que trajo consigo y se echó a su ventura por el dicho río, y por el nombre del Capitán que le descubrió se llamó el Río de Orellana
Gaspar de Carvajal, 1542
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notas
[1] La ciudad de Santiago de Guayaquil. Muy confusa anda en los cronistas la historia de las diversas fundaciones que ha tenido esta ciudad, y es cierto que hoy ni en los archivos de España ni en el Ecuador se conserva testimonio auténtico del hecho. Pedro Cieza de León dice que la primera fundación la hizo en 1534 Sebastián de Benalcázar, en la boca del río Babahoyo; pero Alcedo sostiene que la verificó Francisco Pizarro un año antes en la bahía de Charapotó. Es constante que Benalcázar dejó allí por alcalde y capitán a un Diego Daza, y que, sublevados los indios, mataron a todos los españoles, con excepción de Daza y cinco o seis de sus compañeros que lograron escapar a Quito. Deseoso de escarmentar a los sublevados y de fundar de nuevo el pueblo, Daza regresó allí, en unión del Capitán Tapia y de algunos soldados, sin lograr su intento; y como ya por ese entonces Benalcázar había salido a nuevos descubrimientos por el norte, y Francisco Pizarro supiese lo que pasaba, despachó desde Lima, con el mismo propósito, al Capitán Zaera, quien estaba ya entendiendo en el repartimiento de los naturales de las vecindades cuando fue llamado a toda prisa para que acudiese al socorro de la capital, que tenían cercada los indios, y así hubo de despoblarse de nuevo aquel asiento. En estas circunstancias fue cuando el mismo Pizarro despachó a Orellana, en 1538, para que con mayor número de soldados y caballos, como entonces se decía, hiciese la población en mejor sitio y más dispuesto, como lo ejecutó en la orilla occidental del río de su nombre. Cieza (Crónica del Perú, cap. IV), seguido de Herrera (Descripción de las Indias, pág. 37) dice que esta fundación tuvo lugar en 1537, fecha que está evidentemente equivocada, puesto que habiéndose dado a Orellana por Pizarro título para que verificase la conquista y población de la provincia después de la batalla de las Salinas (abril de 1538), la fundación no ha podido verificarse antes de este último año. Vamos ahora a dar a conocer un documento que da fe de cómo desempeñó Orellana su cometido, y que confirma de la manera más amplia lo que dejamos establecido. Es una información rendida en San Francisco de Quito, en noviembre de 1571, por Martín Ramírez de Guzmán, de los servicios hechos por su padre Rodrigo de Vargas, en el cual se encuentra la pregunta trece del interrogatorio, que dice así: «Ítem, si saben que después de la dicha población de la dicha ciudad declarada en la pregunta antes desta, en las conquistas y entradas que se ofrecieron, el dicho Rodrigo de Vargas sirvió en ellas personalmente y a su costa; e acabada la batalla de las Salinas, queriendo gratificar el Marqués don Francisco Pizarro a algunas personas que de su parte se habían hallado contra don Diego de Almagro, el dicho Marqués envió a conquistar y poblar la provincia de Guayaquil, por caer en el repartamiento de Yagual, al capitán Francisco de Orellana, e con él vinieron otras personas señaladas para el dicho efecto, y se mandó al dicho Rodrigo de Vargas que viniese con él, para tener allí también su repartimiento; y ansí vinieron, y en la conquista y población de los chonos del río y la gente de la dicha provincia, por ser belicosa y la tierra áspera, llena de ciénagas e manglares, y en ello el dicho Rodrigo de Vargas sirvió muy escogidamente, padesciendo muchos trabajos» . He aquí lo que los testigos declararon al tenor de esta pregunta: Gaspar Ruiz: «que vido a Orellana contenido en la pregunta que vino por teniente de la cibdad de Puerto Viejo, por mandado de don Francisco Pizarro, y llegado que fue, fue con cierta gente a conquistar la provincia de Guayaquil, que eran los guancavelicas… lo cual sabe este testigo porque fue con el dicho Orellana e vido que pasó lo que dicho tiene» . El capitán Diego de Sandoval: «que viniendo de la cibdad de Panamá, llegó a la cibdad de Puerto Viejo, donde estaba por capitán de la cibdad el Capitán Orellana, que había venido de donde la pregunta dice, e vido ansí mismo al dicho Rodrigo de Vargas, que estaba en compañía del dicho Orellana, e anduvieron en la conquista de la dicha provincia» … Francisco de Illescas dijo que «este testigo vino con el capitán Zaera a la conquista de la provincia de Guayaquil, y llegados que fueron a ella, como de la cibdad de Puerto Viejo venía un capitán con cierto número de gente para la conquista de la dicha provincia, entre los cuales venía el dicho Rodrigo de Vargas, que tenía en encomienda el pueblo de los lemos, se juntó la una gente de españoles con la otra, y estando allí el capitán Zaera acordó con su gente, e por mandado del dicho marqués don Francisco Pizarro, a se volver a la dicha cibdad de los Reyes al socorro della, porque tenía nueva cómo estaban todos los naturales de estos reinos alzados en compañía de Mango Inga, con el cual este testigo se fue» … Francisco Pérez de Bivero: «que sabe e vio cómo el dicho marqués don Francisco Pizarro envió al capitán Francisco de Orellana con gente para que viniese a conquistar esta provincia de Guayaquil, adonde vinieron e mandaron al dicho Rodrigo de Vargas e a otros vecinos de la dicha cibdad de Puerto Viejo, que tenían sus repartimientos de indios en esta provincia de Guayaquil, viniesen y se hallasen en la conquista della» … Juan de Vargas, que al parecer fue hijo del capitán de su mismo nombre y apellido que acompañó a Orellana en su viaje por el Marañón abajo, dijo: «que después que este testigo llegó a la dicha cibdad de Puerto Viejo, vido cómo, por mandado del dicho marqués don Francisco Pizarro, el dicho capitán Francisco de Orellana con gente vino a la conquista e pacificación de esta dicha cibdad de Guayaquil, a la cual por caer el repartimiento de Yagual del dicho Rodrigo de Vargas, e en su término y jurisdicción, le mandaron se viniese a hallar en la conquista y pacificación de la dicha tierra» … Francisco Perdomo: «que vino en compañía del dicho capitán Francisco de Orellana a la dicha conquista desta provincia, que vino a la hacer por mandado y comisión del dicho marqués don Francisco Pizarro» … Guayaquil, sin embargo, no subsistió en el sitio elegido por Orellana: se trasladó después a la parte que llamaron «ciudad vieja», y últimamente, en 1693, al paraje donde hoy está; «y por haberse aumentado considerablemente su vecindario, manifiesta Alcedo, forman una de las dos, que son como barrios separados» … (Diccionario de América, t. II, pág. 330). En la obra de don Dionisio de Alcedo y Herrera, titulada