Datos del libro
Autor: Esteban, Angel & Panichelli, S.
ISBN: 5705547533428
Generado con: QualityEbook v0.62
Gabo Y Fidel - El Paisaje De Una Amistad
Ángel Esteban Y Stéphanie Panichelli
A nuestras madres.
A nuestros amigos cubanos.
INTRODUCCIÓN:
EL ARTE Y LAS MOSCAS
Somos amantes. Amantes de Cuba y de la buena literatura. Cuba fue La Dorada desde el siglo XVI, y en el XIX también La Deseada. Al principio fue el azúcar y el tabaco, después fueron sus costas y su clima. España no quería perderla. Estados Unidos no cejaba en su empeño por conseguirla. Esta es la historia de Cuba, ni más ni menos. Y en medio, una revolución. Ni tuya ni mía. Pero ¿Cuba de los cubanos? Los años del vodka y los coches Lada lo ponen en duda. ¿Y ahora?
Este libro no nace tan solo del amor. También del ocio y de la admiración, palabras mágicas para los griegos. El ocio era lo contrario del negocio. El que trabaja no caza moscas. La contemplación es necesaria para el arte, y se desarrolla con el ocio y la admiración. Lo mismo ocurre con la ciencia. Solo quien está dispuesto a perder mucho tiempo es capaz de valorar o realizar una obra de arte. Este libro nace, entonces, de una doble fascinación: Cuba y la literatura, un lugar y la obra literaria de un premio Nobel, un hombre carismático que lleva casi medio siglo en el poder y su mejor amigo. Un comandante que ya tiene quien le escriba. Macondo en La Habana. Pasear por La Habana Vieja, por el Malecón o la Quinta Avenida de las flores nocturnas es una experiencia, y sólo eso. Quien trate de describirla fracasará. De igual manera, leer Cien años de soledad o El amor en los tiempos del cólera es una experiencia. Contar su argumento o explicar qué se siente al leerlas es tarea vana. Cuando leemos buena literatura o paseamos por una playa del Caribe cazamos moscas, perdemos el tiempo, y eso nos hace más felices, más valiosos, más humanos.
Pero la fascinación tiene un límite, el que impone la contingencia. La fascinación sin límites se llama Dios. Nada de lo humano es perfecto.
Pero tampoco absolutamente imperfecto. Cualquier obra de la naturaleza tiene elementos admirables y otros deleznables, caras y cruces, haz y envés. En este libro encontrarás, desocupado lector y cazador de moscas, los secretos de una amistad fuerte como el acero, con sus luces y sus sombras. Estamos hablando de personas de carne y hueso, no de ídolos ni superhombres. Contamos la vida de Fidel Castro y García Márquez (Gabo, para los amigos), con sus grandezas y sus miserias, como las de cualquier zoon politikon, que diría Aristóteles.
Una amistad personal, política y literaria. Castro, que durante años no facilitó al Nobel colombiano acercarse a su guarida insular, más tarde aceptó sin disimulo sus caricias conspiradoras. Gabo, obsesionado por el poder, los caudillos y la mediación diplomática del más alto rango, vio en el patriarca cubano el modelo a partir del cual América latina podría construir algún día un socialismo propio, una sociedad feliz sin clases ni diferencias, más rousseauniana que marxista. Castro, que no tuvo en su isla un intelectual que le sirviera de comodín para difundir sus logros revolucionarios, encontró en García Márquez al ser más hábil que el Caribe había dado a luz desde los tiempos del cólera. Gabo, que siempre rechazó las proposiciones de partidos políticos y líderes colombianos para ser ministro, embajador o presidente, se colocó el traje de campaña para hacer política a su manera: merodeando alrededor del poder, controlándolo y dirigiéndolo, decidiendo sin clavar el puño en la mesa, mandando sin cetro, gastándose la fama en el barro incandescente del compromiso social, llevando propuestas de uno a otro país, como embajador único y siamés del Comandante barbudo.
Desocupado cazador, en estas páginas descubrirás cómo Fidel estuvo a punto de jugarse el pellejo en la difícil Bogotá del año 1948, pasando al lado de su futuro amigo sin conocerlo todavía y, quién sabe, ayudándolo quizá en el primer gran trance de su vida. Conocerás cómo fueron las tempranas visitas de un joven periodista colombiano a Cuba para ser testigo de los comienzos de una no menos joven revolución, su trabajo en la agencia creada a instancias del Che y sus atranques con comunistas y exiliados cubanos. Vivirás con él sus maniobras para intentar colarse entre las rendijas del paraíso verde olivo, infructuosas en los sesenta y principios de los setenta, pero muy rentables a partir de 1975. Serás testigo igualmente de aquellas conversaciones entre Fidel y Gabo donde el amor a primera vista terminó muy pronto en simbiosis necesaria y duradera. Entrarás por los entresijos de la alta política del Caribe y verás cómo el canal de Panamá cambia de dueño, cómo nace, se desarrolla militarmente y triunfa el sandinismo, y cuáles son las piezas que mueve el socialismo internacional para combatir el capitalismo. Volarás alto con García Márquez de España a Francia, de Cuba a Colombia, de Panamá a Venezuela, de Nicaragua a Europa, y constatarás que sus nuevos amigos son casi todos presidentes, mientras los intelectuales y escritores le interesan cada vez menos.
Entenderás por qué recibió el premio Nobel, totalmente merecido, en una edad muy temprana, y confirmarás que, en los criterios de concesión de la joya sueca, el carácter político no está por debajo del literario o estético. Preguntarás a los que estuvieron detrás de esas maniobras y adivinarás por qué tenían tanto interés en que se le otorgara. En fin, podrás recorrer la mansión que Gabo recibió en el mejor barrio de La Habana, como un nuevo premio a su compromiso con la revolución y una muestra de la amistad con Castro, y charlarás tranquilamente con aquellos que frecuentan el lugar. Asistirás, si así lo deseas, a la firma con la que el Nobel, varios artistas y políticos cubanos fundan la mejor escuela de cine de América latina, pasearás por sus dependencias, hablarás con sus directivos e incluso te colarás en uno de los cursos que imparte García Márquez o en la conferencia de Spielberg. Por último, te llegarán por la prensa todas las declaraciones que el colombiano ha hecho sobre Cuba y su presidente, y aquellas en las que Castro ha reconocido públicamente su relación con Gabo. Los verás fotografiados dándose un abrazo o asistiendo a la misa del Papa en la plaza de la Revolución, a los pies de Martí. Muchos de estos datos nos los han dado ellos mismos: hay muchas entrevistas y declaraciones de García Márquez sobre Fidel y su entorno, sobre política cubana y latinoamericana, etc., y algunos escritos de Fidel sobre Gabo o sobre literatura. Además, hemos entrevistado personalmente a una gran cantidad de amigos de ellos, escritores de tres mundos, periodistas, políticos europeos y americanos. Algunos nos han descubierto anécdotas inéditas, historias interminables, detalles de amistad o de reproche, observaciones agudas sobre sus personalidades. En contadas ocasiones, por razones personales perfectamente comprensibles, nos han pedido que, si usamos el dato, no revelemos la fuente. Así lo hemos hecho, y de ello hemos dejado constancia en las notas que acompañan al texto, y desde aquí agradecemos a todos los entrevistados, y a todas las personas e instituciones que nos han apoyado, la colaboración desinteresada que han mostrado por nuestra investigación, y su ayuda inestimable.
Decía Vázquez Montalbán en su libro Y Dios entró en La Habana que la relación entre los dos es tan “humana” que “obligaría a una teoría de la amistad”. En estas páginas verás desarrollada, por fin, esa teoría y su historia. Gabo, que se siente “extranjero en todas partes menos en el Caribe”, es en Cuba el hombre más feliz del mundo, y define la isla y su líder como “el paisaje de una amistad”. Además, el único momento de la vida en que se siente él mismo es cuando está con los amigos.
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