Notas
1 Fidel Castro Ruz: «Los peligros que nos amenazan», Reflexiones, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Colección 2010, La Habana, 2010, p. 59.
2 Fidel Castro Ruz: «Es hora ya de hacer algo», Reflexiones, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Colección 2011, La Habana, 2011, p. 53.
3 Fidel Castro Ruz: «Las locuras de nuestra época», Reflexiones, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Colección 2010, La Habana, 2010, p. 90.
4 The Stiglitz Report, The New Press, New York/London, 2010.
5 Bolívar Echeverría: Las ilusiones de la modernidad, Editorial Tramasocial, Quito, 2001.
6 Samir Amin: «Audacia, más audacia», sitio FMA, 2011.
7 «Etat des résistances dans le Sud: Amérique latine», Alternatives Sud, vol. XVIII (2011), no. 4.
8 Jean Ziegler: Destruction massive. Géopolitique de la faim, Le Seuil, Paris, 2011.
9 I. Meszáros: El desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo del siglo xxi, CLACSO, Vadell, Buenos Aires/ Caracas, 2008, p. 48.
10 Se estima que el 70 % del trabajo en el mundo es informal, lo que dificulta la organización de los trabajadores. Sin embargo, varios ensayos existen hoy día, como en Nicaragua, la Confederación de los Trabajadores por Cuenta Propia (CTCP-FNT), afiliada a la Federación Nacional de los Trabajadores de Nicaragua (FNT) y a Streetnet Internacional (Orlando Núñez, 2011).
11 F. Hinkelammert: El sujeto y la ley. El retorno del sujeto, Ministerio de Cultura, Caracas, 2005.
12 En un barrio pobre de Bogotá, había hace algunos años una inscripción sobre una pared: «Nosotros también tenemos Derechos Humanos».
13 Ver Raúl Fornet: La philosophie interculturelle, L'Harmattan, Paris, 2011.
14 Eduardo Galeano escribe a propósito: «Me acerco de dos pasos, ella se aparta de dos pasos. Avanzo de 10 pasos y el horizonte se escapa de 10 pasos más lejos. Yo podía siempre avanzar y nunca la alcanzaré. De qué sirve la utopía ¿precisamente a eso, a caminar». (Maurice Lemoine: Le Monde Diplomatique, diciembre de 2010).
15 Presentación del informe sobre el quinquenio, por Fander Falconí, Quito, 19 de enero de 2012.
16 Alyansa Tigil Mina: A Legacy of Disasters. The Mining Situation in the Philippines, 2011.
17 Carlos Tablada: El marxismo del Che y el socialismo del siglo xxi, Ruth Casa Editorial, Panamá, 2007.
NUESTRO DEBER ES LUCHAR. FIDEL CASTRO CON LOS INTELECTUALES.
Autor: Castro, Fidel
ISBN: 9789590905179
Generado con: QualityEPUB v0.31
Fidel Castro con los intelectuales
NUESTRO DEBER ES LUCHAR
ISBN 978-959-09-0517-9
Instituto cubano DEL LIBRO
Más de nueve horas de diálogo con el infinito
Ya se habían ido los momentos más cálidos del fresco mediodía del viernes 10 de febrero de 2012, cuando se llenó la sala 2 del Palacio de las Convenciones de La Habana. Del lado del auditorio, 69 visitantes de 21 países y 48 de Cuba. La mayoría, escritores invitados a la XXI Feria del Libro e intelectuales de diversas disciplinas académicas y científicas, convocados todos por la Red En Defensa de la Humanidad a un encuentro «por la paz y la preservación del medio ambiente».
Sobre la 1 y 20 de la tarde, el intranquilo e informal diálogo de la espera fue sustituido por el aplauso de bienvenida al líder histórico de la Revolución Cubana. Fidel Castro entró con una ligereza sorprendente y tras un gesto afable de saludo colectivo se sentó entre Abel Prieto, ministro de Cultura y Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro (ICL) y Premio Casa de las Américas, quien presentó a las personalidades más prominentes entre los invitados y comentó las generalidades del conjunto. Entonces preguntó al anfitrión qué le parecía el auditorio.
«Infinito», respondió Fidel sonriendo y seguramente imaginando cuánto podría extenderse aquella conversación con la sólida representación de la intelectualidad de izquierda que desde el año 2003 y por iniciativa del propio líder de la Revolución Cubana se nucleó en la Red.
Más de nueve horas se extendió el intercambio, iniciado con una introducción reflexiva de la Presidenta del ICL en torno al motivo del encuentro: retomar el alerta que hace 20 años lanzara Fidel en la Cumbre de la Tierra sobre el riesgo de extinción que amenaza a la especie humana, más grave hoy que hace dos décadas.
Con la presencia del Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel y el mexicano Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005, los debates gravitaron sobre este y otros temas urgentes. A veces el tono era de notable preocupación frente a la posibilidad de la extinción de la especie humana, el agotamiento de los recursos naturales, la perversión de las trasnacionales mediáticas y la aparición de artefactos de guerra y hasta de control de la mente, que nadie imaginó antes ni en las peores fantasías.
En otras ocasiones, el humor y la esperanza se enseñoreaban en el ambiente y todos los sueños de la raza humana parecían, más que posibles, cercanos.
Los asistentes se encontraron con un Fidel íntimo, que los recibió con el afecto que solo se dispensa a entrañables compañeros en el viaje de la vida. A ellos trasmitió sus angustias por el destino humano, pero solo después de escucharlos a todos con la mayor atención. Fuentes vivas donde saciar su inagotable sed de conocimientos; espíritus críticos con los que confirmar sus preocupaciones más profundas; mientras cada uno de ellos exponía sus ideas, se podía seguir el rumbo de los pensamientos del líder cubano por la expresión de su mirada, por ese gesto tan usual en él de extender el dedo índice para enmarcar su cara o acariciar distraídamente la barba. Más de uno intentó renunciar al uso de la palabra para escucharlo y no abusar de su resistencia física. Él movía la mano en el aire desestimando la propuesta e insistía: «Yo vine a oírlos a ustedes...».
Nueve horas de conversación, interrumpidas por dos breves recesos. Se dice rápido, pero quien en medio siglo haya seguido al líder de la Revolución Cubana sabe que esos 540 minutos suponen la intensidad de varias bibliotecas y una carga emocional que durará días y ya no olvidarán los que la vivieron. «Qué memoria inagotable y privilegiada», se le oiría decir a la poeta y Premio Nacional de Literatura, Fina García
Marruz. «Es el Fidel de siempre», comentaría admirado Ignacio Ramonet, autor de un voluminoso libro de entrevistas con el Comandante.
Fue precisamente el escritor y periodista español quien abrió el diálogo, con una síntesis de sus palabras al recibir esa misma mañana el Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana. Centrado en las prácticas del sistema mediático global, donde la información funciona como una rara mercancía que se oferta gratuitamente y cada vez más banalizada, porque el fin último no es informar sino vender personas a los anunciantes, la tesis de Ramonet puso a girar el debate en torno a todo lo que pueden y deben hacer los intelectuales para evitar una catástrofe planetaria, cuando los esfuerzos por mover las conciencias chocan continuamente, como apuntó Abel Prieto, «contra la manipulación o el silencio».
Pero, la escritora y periodista argentina Stella Calloni daría una puntada en otro sentido, más introspectivo y autocrítico, al demandar una urgente reactivación de la Red, porque, se lamentó angustiada, «es aterrador el silencio con el que la humanidad está asistiendo a sucesivas guerras».
Casi siete horas más tarde, sus palabras tendrían eco en las del intelectual brasileño Frei Betto, quien reclamaba una autocrítica para valorar «nuestra inserción social» y generar proyectos, no solo indignación, porque esta no basta para resolver la injusticia global.
Entonces tomó la palabra Fidel, levantando un paquete de reportes de prensa entre las manos. Son noticias solo de los tres últimos días, advirtió y propuso leer y comentar algunas para confirmar la gravedad de la alarma que los había reunido. A la conversación le quedaba más de una hora por delante.