Annotation
¿Cómo pasó Bill Gates de trabajar en un garaje a convertirse en un magnate mundial? ¿Por qué el nombre de Nike suele identificarse con el trabajo clandestino y la explotación laboral? ¿Por qué algunas de las marcas más respetadas del mundo se están viendo acosadas por virulentas campañas en su contra?La misión de este libro es explicar la irritación que amplios sectores de la sociedad están empezando a sentir contra las grandes marcas. Pero, de paso, nos invita a un periplo fascinante: desde las más lujosas tiendas de ropa de las grandes ciudades a ciertos talleres de Indonesia en los que el trabajo se convierte en degradación, desde los grandes centros comerciales estadounidenses hasta los cuarteles de los activistas que atentan contra las vallas publicitarias o de los piratas informáticos que han declarado la guerra a las multinacionales que violan los derechos humanos en Asia, Naomi Klein desenmascara a la llamada «nueva economía» y desvela el modo en que ha incumplido todas sus promesas.
NAOMI KLEIN
NO LOGO
No Logo. El poder de las marcas
PAIDÓS
Título original: No Logo
Publicado en inglés, en 2000, por Alfred A. Knopf Canadá, a División of Random House of Canadá Limited, Toronto
Traducción de Alejandro Jockl
Cubierta de Mario Eskenazi
© 1999 by Naomi Klein
© 2001 de la traducción, Alejandro Jockl
© 2001 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paidós, SAICF,
Defensa, 599 - Buenos Aires
http://www.paidos.com
ISBN: 84-493-1074-1 Depósito
Legal: B. 37.211/2001
Impreso en Gráfiques 92, S.A.
Av. Can Sucarrats, 92 - 08191 Rubí (Barcelona)
Impreso en España - Printed in Spain
A veces no se ve nada en la superficie, pero por debajo de ella todo
está ardiendo.
El escritor indonesio Y. B. Mangunwijaya, 16 de julio de 1998
Sumario
Agradecimientos
Introducción. Una red de marcas
SIN ESPACIO
1. El nuevo mundo de las marcas
2. Las marcas se expanden.
Cómo el logo llegó a ocupar el centro de la escena
3. Alt. Todo.
El mercado joven y el marketing del estilo cool
4. Las marcas y la enseñanza.
Los anuncios en escuelas y universidades
5. El patriarcado se hace funky.
El triunfo del marketing de la identidad
SIN OPCIONES
6. El bombardeo de las marcas.
Las franquicias en la edad de la supermarca
7. Fusiones y sinergia.
La creación de las utopías comerciales
8. La censura empresarial.
La protección de la ciudad publicitaria
SIN TRABAJO
9. La fábrica abandonada.
La degradación de la producción en la época de las supermarcas
10. Amenazas y tentaciones.
De trabajar por nada a «País de Autónomos»
11. La incitación a la deslealtad.
Quien siembra vientos, cosecha tempestades
NO LOGO
12. La piratería publicitaria.
Los anuncios bajo ataque
13. Recuperar las calles
14. Crece el mal humor.
La nueva militancia contra las empresas
15. El bumerán de las marcas.
Las tácticas de las campañas publicitarias de las marcas
16. Historia de tres logos.
La flecha, la concha y los arcos
17. La política exterior local.
Los estudiantes y las comunidades se unen a la batalla
18. Más allá de las marcas.
Los límites de la lucha contra las marcas
Conclusión. El consumismo contra la ciudadanía.
La lucha por la representación popular global
Apéndice
Agradecimientos
El proceso de cuatro años que exigió la transformación de No Logo de idea en libro fue muy agradable. Sin embargo, no fue indoloro, y me ha ayudado mucho el apoyo, la comprensión y los conocimientos de quienes me rodean.
Fue un gran honor contar con Louise Dennys como editora, cuyo rigor intelectual y compromiso personal con la libertad de expresión y con los derechos humanos han afilado aún más los argumentos de este libro y limado mis asperezas de escritora. Ella transformó esta obra con mano mágica.
Mi asistente de investigación, Paula Thiessen, ha rastreado muchos de los hechos y fuentes más dudosos. Trabajó incansablemente durante más de dos años recogiendo las estadísticas que componen muchos de los cuadros originales de la obra, extrayendo datos de escurridizas cadenas minoristas y seduciendo a entidades gubernamentales de todo el mundo para conseguir informes inéditos. También se encargó de la búsqueda fotográfica para el volumen, y fue una influencia de serenidad y una compañera imprescindible a lo largo de una tarea a menudo solitaria.
Mis representantes, Bruce Westwood y Jennifer Barclay, de la agencia Eastwood Creative Agents, aceptaron con entusiasmo y decisión un proyecto que podía parecer arriesgado a muchos otros. En el mundo de la edición internacional, buscaron almas afines que no sólo publicaran No Logo, sino que además lo apoyaran; éstas fueron Rea gan Arthur y Philip Gwyn Jones.
El excepcional equipo de Knopf Canadá supo mantener la cabeza fría y el corazón ardiente durante todas las crisis. Agradezco a Michael Mouland, a Nikki Barrett, a Noelle Zitzer y a Susan Bruns, así como al talentoso y diligente equipo de editores, compuesto por Doris Cowan, Alison Reid y Deborah Viets, que robustecieron, pulieron, sintetizaron y corrigieron este texto.
Tengo una gran deuda con John Honderich, el editor de The To ronto Star, que me encargó una columna regular en su periódico cuando yo era aún muy, muy joven; ese lapso de casi cinco años me permitió desarrollar las ideas y los contactos que son los cimientos de esta obra. Mis editores del Star -Carol Goar, Haroon Siddiqui y Mark Richardson- me ayudaron mucho permitiéndome ausentarme del trabajo, e incluso me desearon lo mejor cuando dejé de escribir la columna para dedicarme de lleno a este proyecto. No Logo comenzó siendo un artículo para The Village Voice sobre la sobreabundancia cultural, y tengo una deuda con Miles Seligman por sus consejos editoriales. Mi editor del Saturday Night, Paul Tough, me ayudó ampliando mis plazos de entrega, con consejos para la investigación y con encargos relacionados con No Logo, incluyendo un viaje al Roots Lodge, que me ayudó a comprender mejor las aspiraciones utópicas de las marcas.
He recibido una valiosa colaboración en mis investigaciones de Idella Sturino, de Stetan Philipa y de Maya Roy. Mark Johnston me brindó sus relaciones en Londres, Bern Jugunos hizo lo mismo en Manila y Jeff Ballinger en Jakarta. Cientos de personas y entidades cooperaron también en la investigación, pero algunas personas hicieron todo lo posible para colmarme con estadísticas y datos: Andrew Jackson, Janice Newson, Carly Stasko, Leah Rumack, Mark Hosler, Dan Mills, Bob Jeffcott, Lynda Yantz, Trim Bissell, Laird Brown, y más que nadie Gerard Greenfield. Me llegaron indicaciones no solicitadas por correo común y electrónico de Doug Saunders, de Jesse Hirsh, de Joey Slinger, de Paul Webster y de otros innumerables ángeles cibernéticos. La Toronto Reference Library, la Organización Internacional del Trabajo, la página de Internet de Corporate Watch, la Maquila Solidarity Network, The Baffler, SchNEWS, Adbusters y las listas de correo Tao Collective fueron invalorables para mi investigación.
También agradezco a Leo Panich y a Mel Watkins por invitarme a dar conferencias, porque me ayudaron a pulir mis tesis desde el comienzo, y a mis colegas del consejo editorial de This Magazine por su generosidad y su aliento.