• Quejarse

Fernando Vizcaíno Casas - Isabel, camisa vieja

Aquí puedes leer online Fernando Vizcaíno Casas - Isabel, camisa vieja texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1989, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Fernando Vizcaíno Casas Isabel, camisa vieja

Isabel, camisa vieja: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Isabel, camisa vieja" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Desfilan por estas páginas acontecimientos cargados de emoción, lances caballerescos, escenas dramáticas, intrigas cortesanas, hechos ciertos que más parecen imaginados para una novela de aventuras, todos ciertamente sucedidos durante el reinado de aquella singular soberana. A su alrededor, personajes ya legendarios nos hacen partícipes de sus gestas: Colón, el Gran Capitán, el cardenal Cisneros, Boabdil. Y los hijos de los Reyes Católicos: Juan, el príncipe que murió de amor; la desdichada Juana la Loca; Catalina, esposa de Enrique VIII de Inglaterra.

Fernando Vizcaíno Casas: otros libros del autor


¿Quién escribió Isabel, camisa vieja? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Isabel, camisa vieja — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Isabel, camisa vieja " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Desfilan por estas páginas acontecimientos cargados de emoción lances - photo 1

Desfilan por estas páginas acontecimientos cargados de emoción, lances caballerescos, escenas dramáticas, intrigas cortesanas, hechos ciertos que más parecen imaginados para una novela de aventuras, todos ciertamente sucedidos durante el reinado de aquella singular soberana. A su alrededor, personajes ya legendarios nos hacen partícipes de sus gestas: Colón, el Gran Capitán, el cardenal Cisneros, Boabdil. Y los hijos de los Reyes Católicos: Juan, el príncipe que murió de amor; la desdichada Juana la Loca; Catalina, esposa de Enrique VIII de Inglaterra.

Fernando Vizcaíno Casas Isabel camisa vieja ePub r10 Titivillus 050215 - photo 2

Fernando Vizcaíno Casas

Isabel, camisa vieja

ePub r1.0

Titivillus 05.02.15

Fernando Vizcaíno Casas, 1989

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

PROEMIO SOBRE MI ESCEPTICISMO ACERCA DE LA VERDAD HISTÓRICA Y MI ADMIRACIÓN POR - photo 3

PROEMIO

SOBRE MI ESCEPTICISMO ACERCA DE LA VERDAD HISTÓRICA Y MI ADMIRACIÓN POR EL PERSONAJE DE ISABEL, ASÍ COMO LA RAZÓN DE CONSIDERARLA «CAMISA VIEJA»

Comenzaré confesando que tengo racionales dudas, cada día mayores, acerca de la plena credibilidad de la Historia. No es que discuta, ¡Dios me libre de ello!, la honestidad, el rigor y los estudiosos afanes de tantas beneméritas personas que han dedicado su vida y su talento a la investigación de fuentes y orígenes, para ofrecernos después su versión de hechos y de personajes del pasado. Lo que ocurre es que desconfío de tales fuentes, de su imparcialidad y aun de su veracidad. La razón de semejante escepticismo la baso en la experiencia inmediata que estamos viviendo, de la que extraigo inevitables consecuencias que lo avalan.

Pues resulta que de la más cercana historia, no sólo de España, sino del Universo, de esa historia en la que muchos millones de seres todavía vivos hemos participado como intérpretes, se nos cuentan a diario versiones manipuladas, torticeras e incluso totalmente apócrifas. Las falsedades vienen avaladas, demasiadas veces, por firmas presuntamente prestigiosas, por historiadores que, aun acreditando sus títulos con el ejercicio de la cátedra, no son capaces de renunciar a sus filias y a sus fobias, a su óptica personal de los hechos, cayendo por ello en las más torpes falsificaciones de la realidad. Explican con frecuencia los sucesos históricos no como sucedieron, sino como ellos quisieran que hubiesen sucedido; y dando de lado toda objetividad, enjuician a sus protagonistas de conformidad con sus particulares criterios. Olvidando aquel sabio consejo de Goethe, que ya advirtió que nadie puede ser imparcial; pero que todos debemos procurar ser objetivos.

Mi planteamiento, por tanto, es bien sencillo: si a pesar de los enormes avances de las técnicas informativas, de la riqueza documental de las hemerotecas y aun del testimonio directo de las personas que los vivieron, hechos históricos con una antigüedad de cincuenta años (los de nuestra guerra civil, por ejemplo), son susceptibles de muy contrarias interpretaciones, de forma que sus actores reciben desde las más gloriosas alabanzas a las más rotundas descalificaciones, ¿qué fiabilidad puede merecernos la narración de acontecimientos que se produjeron hace siglos y cuyo conocimiento ha llegado hasta nosotros a través de las versiones de unos pocos y siempre interesados cronistas? Cierto que la investigación histórica acude también a otras fuentes; a los archivos, fundamentalmente. Sin embargo, ¿no es notorio que en nuestros tiempos, los archivos padecen purgas y expoliaciones? Esto supuesto, ¿resulta temerario admitir que, en épocas infinitamente más oscuras, pudiera suceder lo mismo, incluso acrecentado?

Considero un deber de conciencia efectuar semejantes consideraciones antes de que el lector se adentre en mi versión biográfica de la reina Isabel I de Castilla, conocida en la historia como Isabel la Católica. Recalco el posesivo; pues precisamente por la dificultad que me supone defender la absoluta certeza de los hechos que como históricos voy a relatar, asumo la responsabilidad de su interpretación. Y al no ser historiador, en el sentido estricto del concepto, puedo permitirme ciertas licencias literarias, que sin faltar sustancialmente a las fuentes en las que me apoyo, quizá faciliten el conocimiento del personaje, que he procurado identificar con mentalidad actual. Si Américo Castro escribió que para quienes no los han vivido, los hechos históricos son cáscaras vacías de sentido, no es menos cierto que la constante similitud de las pasiones humanas, de los conflictos políticos, de la lucha por el poder, enfocados desde la perspectiva del tiempo transcurrido permiten rellenar esas cáscaras con sabrosas interpretaciones.

Por fortuna, la figura de la Reina Católica no es excesivamente polémica; antes al contrario, provoca una admiración casi unánime en todos los historiadores, tanto españoles como extranjeros. (No tomo en cuenta alguno de los que hoy se hacen llamar así, cuyos desvaríos sólo el desprecio merecen). Hay que aceptar, pues, que se trata de uno de los casos, nada frecuentes, en que las diferencias de criterio resultan puramente de matiz. Y eso, no obstante la prolija bibliografía existente, que sólo en ediciones en español, se aproxima a los quinientos volúmenes.

Grandes debieron ser los méritos humanos de aquella mujer, grandes sus virtudes y muy grande su talento, cuando casi nadie se los niega abiertamente. Incluso su decisión política más susceptible de críticas, la implantación de la Inquisición, se justifica y aun se elogia (en comparación, al menos, con las de otros países) por bastantes tratadistas. Curiosamente, alguno extranjero, como W. T. Walsh.

Ni qué decir tiene que esa coincidencia admirativa hacia Isabel de Castilla no se produce respecto de la mayoría de los personajes que formaron su contorno, incluido su esposo, don Fernando. En algunos casos, las discrepancias son fundamentales; por ejemplo, en cuanto a Enrique IV de Castilla, hermanastro de la reina, que para ciertos historiadores —la mayoría— fue un siniestro ejemplo de vicio, maldad e incompetencia; así le juzgan nada menos que don Ramón Menéndez Pidal y el doctor Gregorio Marañón. En cambio, fray Tarsicio de Azcona, modelo de generosa magnanimidad en su estudio biográfico, no duda en rechazar la abyecta versión del monarca castellano e incluso duda de la veracidad de los testimonios que la apoyan.

* * *

He citado varios autores, de los muchos que consulté para escribir esta personal biografía de Isabel la Católica. Precisamente por mi ya expresado deseo de no considerar este libro como obra rigurosamente histórica, aunque en él se cuente la historia de una reina admirable, he decidido omitir notas de pie de página. Evito con ello alardes de erudición (por otra parte, escasamente justificados) y creo que facilito la lectura del texto, que podrá hacerse —tal es mi deseo— como si de una novela se tratara. Por lo demás, es obvio que precisé acudir a numerosas fuentes bibliográficas. Al final del relato se hará mención de las principales, retribuyéndoles la decisiva aportación que han tenido en esta versión biográfica del personaje.

* * *

Y antes de comenzar la historia, una precisión que considero importante. La idea común y forzosamente esquemática que de Isabel la Católica se tiene, debida en buena parte a la imagen que se nos dio de ella en los estudios de Enseñanza Media, es la de una reina llena de virtudes morales, eficaz colaboradora en los negocios de Estado con su esposo, el hábil y muy talentudo don Fernando, cuya mayor preocupación —la de la reina— se centró siempre en la defensa de la religión, el cuidado espiritual de sus súbditos y la erradicación de la perniciosa influencia que para la fe cristiana podían tener los moros y los judíos. Por ello, se nos enseñó también, hubo incluso intentos de beatificarla.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Isabel, camisa vieja»

Mira libros similares a Isabel, camisa vieja. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Isabel, camisa vieja»

Discusión, reseñas del libro Isabel, camisa vieja y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.