PRESENTACION
TODO LO relativo a Cristóbal Colón tiende a resolverse en términos de un significado “grandioso”. No es para menos por lo que su nombre dice a la historia de dos continentes y a la vida de la humanidad: el mundo aumentó de tamaño y se vio poblado de desconocidos, acaso dotados de alma pará la fe y, en efecto, poseedores de riquezas. También mundo de plantas y animales raros. Bastó que la noticia de su “regreso” fuera conocida en Portugal y España para que las multitudes le tributaran el recibimiento que en la antigüedad se concedía a los generales triunfantes y en el presente gozan los deportistas ganadores. Ya los primeros apologetas de la empresa española en las Indias afirmaban que la historia tenía, después del nacimiento de Jesucristo, otra gran fecha divisoria: 1492. Nada raro entonces que acerca del principal protagonista de semejante suceso se hayan tejido innumerables leyendas y los más rígidos especialistas lo estudiaran en cuanto aspecto puede ser investigado un hombre y su acción. Su origen y nacimiento, por caso, diseñan una curiosísima saga de invenciones; prácticamente cada generación ha oído hablar del lanzamiento de alguna estrepitosa hipótesis, verosímil o no. Su lengua, peculiaridades de estilo, su visión del mundo, el estado de la humanidad y de la ciencia en ese momento. Asimismo, la calamitosa vida de quien todo lo ha debido tener por sus méritos —hasta el nombre del Nuevo Mundo— y murió sin embargo en el desconsuelo, después de haber probado las cadenas. En suma, la apasionante biografía de un “héroe”, perseguido por la fatalidad y los logros. Hasta los ignorantes han oído hablar de él y los ilustrados aprendieron el abecé de la historia con la suya.
De ahí el interés de leer directamente lo que el controvertido Bartolomé de las Casas escribiera sobre Colón. Nadie, en su época, mejor documentado. Tuvo acceso a los Diarios del Almirante, que no son conocidos por su transcripción; acceso a sus cartas, a los textos oficiales y a informaciones de primera mano. No hay duda de su admiración, de su respeto, hasta de su devoción en la defensa.
Tanta fue la atención de las Casas que su estudio de las cosas de América parece muchas veces, más una especie de vida de Cristóbal Colón, que una escueta relación de los descubrimientos. Lo asegura uno de los mayores lascasianos modernos, André Saint-Lu, quien preparó para Biblioteca Ayacucho la edición de la prolija y compleja Historia de las Indias (volúmenes 108, 109, lió). Vida se llamaba en aquellos tiempos lo que hoy denominamos “biografía”: algo que relata los dolores y alegrías, el suspenso de lo que pasará.
Desde luego, fray Bartolomé interpretaba lo ocurrido en América a la luz de su famosa tesis sobre la injusticia cometida contra los nativos y las pecaminosas consecuencias de su destrucción. Un pleito que quinientos años más tarde sigue apasionando a cuantos se acercan a él. Entonces y ahora, temas como los “derechos humanos” o la “justa guerra” revuelven el sentido moral y los requerimientos de la “verdad”.
Teológico, providencialista, a los conceptos lascasianos sobre la historia y lo ocurrido en América no escapa ni su admirado Colón. Los hechos pasan según un plan divino, las cosas se encaminan a un fin, el pecado tuerce los proyectos. Ennoblece su cuna, orígenes y primeras letras como hizo el propio hijo de Colón y era habitual en las biografías —investigaciones posteriores han puesto la verdad en orden—; dibuja el mapa de un destino desde la niñez, como hacían las vidas de los santos y no falta hasta en las biografías modernas; traza el itinerario de las adversidades de un justo, pero no deja de indicar cuál fue la parte de responsabilidad moral de Colón: su tolerancia o complicidad.
De la edición de André Saint-Lu, con un idioma modernizado, libre de recargos eruditos y complicaciones tipográficas, se han seleccionado ahora los párrafos fundamentales en los que se relata la peripecia de Colón. El libro de fray Bartolomé quería dibujar todo el escenario de América y Europa en el momento y llevaba el hallazgo del Nuevo Mundo hasta sus antecedentes en la antigüedad de subtítulos está destinado a interesar por la lectura de este, todavía, entretenido “cuento” relatado por otro protagonista de las circunstancias en que europeos y nativos de América se toparon de frente.
Título original: Vida de Cristóbal Colón
Bartolomé de las Casas, 1559
Sobre la Edición de André Saint-Lu de Historia de las Indias
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[*] En blanco en el manuscrito original.
[*] Fray Hernando de Talavera.
[*] Como lo supone Las Casas, Marchena era franciscano, y guardián del convento de La Rábida, en el que fue acogido Colón en 1491: tenía fama Marchena de buen «astrólogo».
[*] Hay aquí un dibujo en el manuscrito original.
[**] Nota marginal de Las Casas: «La primera pelea que hubo entre cristianos e indios, en que hubiese heridos, en todas las Indias».
[*] muy alegres (latinismo).
[*] En blanco en el manuscrito original.
[*] Nota marginal de Las Casas: «Esta es Tierra Firme, y así descubrió la Tierra Firme miércoles, 1.º de agosto de 1498 años».
[*] En blanco en el manuscrito original.
[*] En CD. LE: «al Renato».
[*] olvidadiza (latinismo).
Gracias a los escritos de Bartolomé de las Casas conocemos parte de la Vida de Cristóbal Colón, sin embargo, ambos nunca coincidieron. Las Casas se embarcó hacia América en 1502 y residió en La Española hasta su retorno a Sevilla en 1506. Precisamente en 1502, Colón hizo su cuarto y último viaje. Quizá estas dos notables figuras se hubieran conocido, pero una tormenta hizo desembarcar a Colón en Jamaica donde permaneció hasta su regreso a España en 1504. El navegante genovés era treinta años mayor que el fraile sevillano y murió dos años después en Valladolid, con poco más de cincuenta años. Las Casas fallecería casi medio siglo después. Bartolomé de las Casas fue uno de los principales biógrafos y relatores de las aventuras de Colón. Aunque algunos historiadores discrepan de ciertos detalles, no hay lugar a dudas de que nadie, en su época, estaba mejor documentado que el fraile dominico español. Tuvo acceso a sus diarios, a sus cartas, a los textos oficiales y a otros documentos.
Bartolomé de las Casas
Vida de Cristóbal Colón
ePub r1.0
Titivillus 28.09.2021
DONDE COMIENZA, SEGUN BARTOILOME DE LAS CASAS, LA VIDA DEL PREDESTINADO COLON
Y POR llevar por orden de historia lo que de su persona entendemos referir, primero se requiere, hablando de personas notables, comenzar por el origen y patria dellas. Fue, pues, este varón escogido de nación genovés, de algún lugar de la provincia de Génova; cuál fuese donde nació o qué nombre tuvo el tal lugar, no consta la verdad dello, más de que se solía llamar, antes que llegase al estado que llegó, Cristóbal Columbo de Terra-Rubia, y lo mismo su hermano Bartolomé Colón, de quien después se hará no poca mención. Una Historia portuguesa que escribió un Juan de Barros, portugués, que llamó Asia, en el lib. III, cap. 2 de la primera década, haciendo mención deste descubrimiento, no dice sino que, según todos afirman, este Cristóbal era genovés de nación. Sus padres fueron personas notables, en algún tiempo ricos, cuyo trato o manera de vivir debió ser por mercaderías por la mar, según él mismo da a entender en una carta suya. Otro tiempo debieron ser pobres por las guerras y parcialidades que siempre hubo y nunca faltan, por la mayor parte, en Lombardía. El linaje suyo dicen que fue generoso y muy antiguo, procedido de aquel Colón de quien Cornelio Tácito trata en el lib. XII al principio, diciendo que trajo a Roma preso a Mitrídates, por lo cual le fueron dadas insignias consulares y otros privilegios por el pueblo romano en agradecimiento de sus servicios. Y es de saber, que antiguamente el primer sobrenombre de su linaje dicen que fue Colón; después, el tiempo andando, se llamaron Colombos los sucesores del susodicho Colón romano o capitán de los romanos; y destos Colombos hace mención Antonio Sabélico, en el lib. VIII de la