A la memoria de nuestro abuelo filosófico, G ROUCHO M ARX , que resumió la esencia de nuestra ideología cuando dijo:
«Estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros».
Nunca la filosofía fue tan divertida. Y si lo dudas, atrévete a hojear este libro. La filosofía, esa disciplina que tanto nos costó cuando éramos estudiantes, se convierte aquí en pura carcajada. Los autores, licenciados en filosofía por la Universidad de Harvard, están convencidos de que la filosofía y los chistes tienen mucho en común, pues desarrollan nuestra inteligencia de forma muy parecida: les dan la vuelta a las verdades establecidas. Cathcart y Klein ofrecen en estas páginas un original y divertido curso intensivo en el que explican los conceptos básicos de la filosofía occidental a través del humor. Un libro fascinante y original con el que aprenderás divirtiéndote.
Thomas Cathcart
Daniel Klein
Platón y un ornitorrinco entran en un bar…
La filosofía explicada con humor
ePub r1.2
jandepora08.08.13
Título original: Plato and a Platypus walk into a bar…
Thomas Cathcart & Daniel Klein, 2007
Traducción: Núria Pujol Valls
Ilustraciones: Bruce Eric Kaplan, Andy McKay, Mike Baldwin, Mattew Difee, Leo Collum y Merrily Harpur
Diseño de portada: Lucrecia Demaestri
Editor digital: jandepora
ePub base r1.0
THOMAS CATHCART. (1940). Se crió en una familia religiosa en Needham, cerca de Boston. Después de licenciarse, hizo estudios de posgrado en teología en la Universidad de Chicago. Ha trabajado en el mundo de la salud, tanto mental como física, y ha sido gerente del Mercy Hospital de Portland, Maine. También dirigió un hospicio para enfermos de sida, «el mejor trabajo que he tenido en mi vida», dice. «Me encantaba».
DANIEL KLEIN. (1939). Es de una familia orientada a las ciencias. Su padre era químico y participó en el Proyecto Manhattan (que culminó en la bomba atómica). Aunque asegura que procede de generaciones de ateos devotos, le interesa mucho el pensamiento religioso. Al terminar sus estudios universitarios trabajó como guionista de programas cómicos de televisión y concursos, para los que escribía chistes. También inventó toda clase de situaciones para un programa de objetivo indiscreto. Dice que ha escrito unos treinta libros, entre los que hay una serie de misterio en la que el detective es Elvis Presley, y que se inventó un juego de mesa que se llama «Terapia de grupo».
Los autores son amigos desde hace cincuenta años. Ambos estudiaron filosofía en la Universidad de Harvard en los años 60, cuando los licenciados en filosofía casi se contaban con los dedos de una mano.
Notas
Filochistes
Una introducción
D IMITRI : Si Atlas sostiene el mundo, ¿qué sostiene a Atlas?
T ASSO : Atlas se sostiene sobre el caparazón de una tortuga.
D IMITRI : Pero ¿sobre qué se sostiene la tortuga?
T ASSO : Sobre otra tortuga.
D IMITRI : ¿Y qué sostiene a esa tortuga?
T ASSO : Querido Dimitri, de ahí para abajo todo son tortugas.
Este fragmento de diálogo griego antiguo ilustra a la perfección el concepto filosófico de retroceso infinito, una noción que aparece cuando nos preguntamos si existe una causa primera de la vida, del universo, del tiempo y el espacio y, con una significación aún mayor, de un Creador. Algo tiene que haber creado al Creador, de modo que el caparazón de tortuga causal no se detenga en él. O en el Creador que está antes que él. O en quienquiera que le preceda. De ahí para abajo todo son Creadores; o mejor dicho de ahí para arriba, puesto que ésa parece ser la dirección en la que hay que buscar a los Creadores.
Si la explicación de retroceso infinito no te lleva a ninguna conclusión, puedes tomar en consideración la doctrina de la creatio ex nihilo —la creación a partir de la nada— tal como la formuló John Lennon en un contexto algo distinto, «Antes de Elvis, no había nada».
Prestemos de nuevo atención al viejo Tasso. Además de ser aclaratoria, su réplica: «de ahí para abajo todo son tortugas», suena a golpe de efecto cómico. ¡Tachán!
A nosotros no nos sorprende. La elaboración y el efecto que logran los chistes y la elaboración y el efecto que logra la filosofía están hechos de la misma materia. Juegan con la mente de forras parecidas. Esto se debe a que la filosofía y los chistes surgen del mismo impulso: confundirnos respecto a cómo son las cosas, poner nuestros mundos del revés, y dar con verdades ocultas, a menudo incómodas, sobre la vida. Lo que el filósofo llama perspicacia, el cómico lo llama mordacidad.
Por ejemplo, veamos detenidamente este chiste clásico. En apariencia, suena a simple y deliciosa tontería pero, si nos paramos a pensar, expresa el núcleo mismo de la filosofía empirista inglesa: la pregunta acerca de cuál es la información sobre el mundo de la que nos podemos fiar.
Morty llega a casa y se encuentra a su esposa y a su mejor amigo desnudos, en la cama. Justo cuando Morty está a punto de decir algo, Lou se levanta de la cama de un salto y dice:
—Espera, espera, colega, ¿a quién vas a creer, a tus ojos o a mí?
Al refutar la primacía de la experiencia sensorial, Lou plantea la cuestión de qué tipo de datos son verdaderos y por qué. ¿Existe una manera de recopilar datos acerca del mundo —es decir, de ver— más fiable que las otras, una progresión de la fe que acepte la descripción de la realidad de Lou?
He aquí otro ejemplo de filochiste, este con toques del argumento de la analogía, que afirma que si dos consecuencias son similares, deben haber tenido causas similares:
Un anciano de noventa años va al médico y dice:
—Mi esposa, que tiene dieciocho años, está embarazada.
—Le voy a contar una historia —responde el médico—. Un hombre fue a cazar pero, en lugar de una escopeta se llevó un paraguas por error. Cuando, de pronto, le atacó un oso, el hombre blandió el paraguas, disparó y el oso cayó muerto.
—Eso es imposible —dice el anciano—. Al oso le debió de disparar otra persona.
—¡Pues eso digo yo!
No cabría esperar mejor ilustración de la argumentación a partir de la analogía, una estratagema filosófica que suelen utilizar los partidarios de la teoría del Diseño Inteligente (por ejemplo, si existe el globo ocular, debe de existir un Diseñador de globos oculares… en el cielo).
Así podríamos proceder —y en realidad vamos a hacerlo— del agnosticismo al zen, de la hermenéutica a la Eternidad. Mostraremos cómo los conceptos filosóficos se pueden contar a través de chistes y cómo los chistes están cargados de un fascinante contenido filosófico. Pero, a ver, ¿no será que son lo mismo? ¿Os importa que volvamos al tema?
Normalmente, los estudiantes que llenan las aulas de filosofía esperan alguna perspectiva sobre, pongamos, el sentido de todo esto. Pero quien cruza la sala en dirección a la tarima es un tipo desgreñado con una americana que no le hace juego con los pantalones y suelta una perorata sobre el sentido del «sentido».