La presente serie de ensayos, unidos bajo una misma sombra, recoge gran parte de los postulados filosóficos y estéticos que rigieron el quehacer creador de Bataille: el exceso, la soberanía, la transgresión, la libertad. Conceptos dispuestos aquí al servicio del desciframiento del lenguaje y de la literatura. De la impotencia de aquél, de la imposibilidad de ésta y de lo irrenunciable de ambas. Gracias a la perversión que la literatura, conforme a sus propias leyes, opera en el lenguaje —que sólo nos hace humanos—, se logra instaurar en su seno una experiencia límite que alumbra una nueva realidad, revelando así que la auténtica medida del hombre es la búsqueda de lo absoluto. El carácter rebelde de la literatura, su condición demoníaca, arrojan dudas acerca de si estamos a igual distancia del bien que del mal, y parece aproximarnos de manera implacable hacia este último.
Georges Bataille
La literatura y el mal
ePub r1.0
Titivillus 09.08.17
Título original: La littérature et le mal
Georges Bataille, 1957
Traducción: Lourdes Ortiz
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Georges Bataille (Billom, 1897 – París, 1962) fue un escritor francés. Multiforme, su obra se aventura, al mismo tiempo, en los campos de la literatura, la antropología, la filosofía, la economía, la sociología y la historia del arte. Erotismo y trasgresión, son los términos generalmente ligados a su nombre. Fue también conocido bajo los seudónimos, Lord Auch, Pierre Angélique, Louis Trente y Dianus.
Sus estudios en la Ecole des Chartes, de París, donde se gradúa en 1922, y en la Escuela Superior de Estudios Hispánicos, de Madrid, a donde acude en 1923, le sirven para ganarse la vida como numismático en la Biblioteca Nacional de París, donde ingresa en 1924. Su contacto con la filosofía viene de las lecturas de Nietzsche, realizadas en 1923, y de Hegel en 1929.
Su obra, preferentemente literaria —ensayos, suele decirse, que parecen novelas y que no llegan a serlo— entra en el terreno de la filosofía, en el ámbito propio de la corriente posestructuralista francesa, cuyo exponente principal es Derrida, y cuya preocupación central es investigar por qué se vincula la racionalidad con la palabra escrita, y poner en evidencia el trasfondo de irracionalidad que hay en esta creencia y la crítica total al concepto de sujeto. Su obra filosóficamente más importante la forman La experiencia interior (L’expérience intérieure, 1943.), El culpable (Le coupable, 1944) y Sobre Nietzsche (Sur Nietzsche: volonté de chance, 1945), libros escritos durante la ocupación alemana, Suma ateológica I (La somme athéologique, tome I, 1954), y Suma ateológica II (La somme athéologique, tome I, 1961). Son particularmente interesantes sus escritos sobre estética y sobre erotismo. Fundó las revistas Documents (1929-1930) y Critique (1946) y la sociedad secreta Acéphale (1936-1939).
Bataille tenía un inusual talento interdisciplinario, y usó diversas influencias y diversos modos de discurso para crear su trabajo. Su novela La historia del ojo (Histoire de l’œil, 1928), por ejemplo, publicada bajo el seudónimo de Lord Auch, fue inicialmente leída como pura pornografía, pero la interpretación del trabajo maduró con el tiempo hasta revelar su considerable profundidad emocional y filosófica.
PREFACIO
La generación a la que pertenezco es tumultuosa.
Nació a la vida literaria en los tumultos del surrealismo. En los años que siguieron a la primera guerra mundial existió un sentimiento desbordante. La literatura se ahogaba en sus límites. Parecía que contenía en sí una revolución.
Estos estudios, cuya coherencia se me impone, los compuso un hombre de edad madura.
Pero su sentido profundo se vincula con el tumulto de su juventud y son en realidad su eco ensordecido.
Para mí, resulta significativo que se publicaran en parte (por lo menos en su primera versión) en Critique, esa revista que logró crédito gracias a su seriedad.
Pero debo advertir aquí que si en algunos casos he tenido que volver a escribirlos, se ha debido a que, al persistir los tumultos en mi espíritu, al principio sólo había podido dar a mis ideas una expresión confusa. El tumulto es fundamental; es el sentido de este libro. Pero es tiempo ya de alcanzar la claridad de la consciencia.
Es tiempo… A veces incluso puede parecer que el tiempo falta. Por lo menos el tiempo apremia. Estos estudios responden al esfuerzo que he venido realizando para desentrañar el sentido de la literatura… La literatura es lo esencial o no es nada. El Mal —una forma aguda del Mal— que la literatura expresa, posee para nosotros, por lo menos así lo pienso yo, un valor soberano. Pero esta concepción no supone la ausencia de moral, sino que en realidad exige una «hipermoral».
La literatura es comunicación. La comunicación supone lealtad: la moral rigurosa se da en esta perspectiva a partir de complicidades en el conocimiento del Mal que Fundamentan la comunicación intensa.
La literatura no es inocente y, como culpable, tenla que acabar al final por confesarlo. Solamente la acción tiene los derechos. La literatura, he intentado demostrarlo lentamente, es la infancia por fin recuperada. ¿Pero qué verdad tendría una infancia que gobernara? Ante la necesidad de la acción se impone la honestidad de Kafka que no se atribuía ningún derecho. Sea cual sea la enseñanza que se desprenda de los libros de Genet, la defensa que Sartre hace de él no es admisible. Al final, la literatura tenla que declararse culpable.
En 1943, Jean-Paul Sartre anunciaba a Georges Bataille como «un nuevo místico». Acababa de ser publicado entonces el primer libro de este extraño escritor firmado con su propio nombre, L'expérience intérieure; pero, pese a ello, Bataille llevaba trabajando más de veinte años, casi en el más absoluto silencio. Ediciones anónimas, firmadas con seudónimo, o bien limitadas y cuidadosamente restringidas habían ido recogiendo sus obras, mientras que el resto se dispersaba en su labor de articulista y documentalista. La celebérrima Histoire de l’oeil, apareció en 1928, bajo el seudónimo de «Lord Auch»; L’anus solaire circuló en 1931 en unos pocos ejemplares; Madame Edwarda se publicó en 1937 bajo el nombre de «Fierre Angélique». El verdadero autor, que permanecía en la sombra, Georges Bataille, había nacido en 1897, en Billom, en el Puy-de-Dóme. Alumno de la escuela de Documentalistas, trabajó toda su vida como archivero y bibliotecario, en Orleans y París finalmente, elaborando silenciosamente una obra que tardaría en ser conocida, en llegar al gran público.
Toda la obra de Bataille es una larga confesión, una meditación universal; y sin embargo, su persona, el sujeto de esta meditación, sigue siendo en gran parte un misterio. Se sabe que trabajó en su profesión con celo ejemplar. Empleado en la Biblioteca Nacional, y en el Gabinete de Medallas, colaboró durante algún tiempo en la revista de numismática Arethusa. Seducido por la etnología y la antropología, dirigió las revistas Documents y Acéphale, y colaboró asimismo en La Critique sociale. Se sometió a una cura psiquiátrica en los altos 1926-1927; participó en las actividades surrealistas, hasta su polémica con André Breton en 1930; Bataille acusaba de «idealismo» a Breton, quien por su parte respondió rechazando el «bajo materialismo» de su adversario. Colaboró con los comunistas, animó el grupo «Contre-attaque» durante el Frente Popular. En 1933.re ve obligado a cesar de trabajar por motivos de salud, experimentando por aquellos años una serie de fenómenos de tipo místico que te llevarían a la redacción de