ÍNDICE
Preludio: SAMUEL RAMOS
Fragmento de “Cómo orientar nuestro pensamiento”
ALFONSO REYES
“La mano del comandante Aranda”
RAMÓN LÓPEZ VELARDE
“Mi prima Agueda” y “En las tinieblas húmedas”
JUAN RULFO
Fragmento de Pedro Páramo
XAVIER VILLAURRUTIA
“Nocturno de los ángeles”
GLORIA ANZALDÚA
“Cómo domar una lengua salvaje”
RICHARD RODRÍGUEZ
“India”
JIMMY SANTIAGO BACA
“Meditaciones del Valle Sur: Poema IX”
RUDOLFO ANAYA
“B. Traven está sano y salvo en Cuernavaca”
CARLOS FUENTES
Fragmento de La muerte de Artemio Cruz
ELENA PONIATOWSKA
Introducción de Hasta no verte, Jesús mío
OCTAVIO PAZ
“Hablo de la ciudad”
ROSARIO CASTELLANOS
Fragmento de Oficio de tinieblas
ANA CASTILLO
“Daddy con unos Chesterfields enrollados en la manga”
SANDRA CISNEROS
“Nunca te cases con un mexicano”
DAGOBERTO GILB
“María de Covina”
RUBÉN MARTÍNEZ
Fragmento de Cruzando la frontera: La crónica implacable de una familia mexicana que emigra a Estados Unidos
IGNACIO PADILLA
“Hagiografía del apóstata”
ÁNGELES MASTRETTA
“Tía Leonor” y “Tía Natalia”
CARLOS MONSIVÁIS
“La hora de la identidad acumulativa: ¿Qué fotos tomaría usted en la ciudad interminable?”
CORAL BRACHO
“Peces de piel fugaz”
“La historia de México es la historia de un hombre en busca de su parentesco, sus orígenes…”
—Octavio Paz
La frontera que separa a México de los Estados Unidos es mucho más que una división geográfica. Es un cable con una carga que atrae y repele, una invitación, una amenaza, una imposición política, un animado diálogo en curso, una serie de perforaciones. En la frontera, los idiomas y las culturas chocan, se entremezclan, explotan, se redefinen a sí mismos. Brotan continuamente léxicos nuevos, se negocian identidades, se construyen realidades alternas. Tampoco falta la miseria o la explotación o los cables trampa de la incomprensión. No obstante, la frontera sigue siendo, como siempre, un lugar fértil para soñar.
No existe solamente una frontera sino muchas a ambos lados del Río Grande. Ser mexicano, méxicoamericano o chicano es formar parte de comunidades ampliamente diversas y complejas, con lealtades múltiples e identidades unidas con varios guiones. En los pueblos pequeños del sur y del medio de los Estados Unidos, por ejemplo, los barrios mexicanos en crecimiento están cambiando el rostro y los ritmos de vida en comunidades que estaban a punto de morir. Las hijas y los hijos de estos inmigrantes juegan en las ligas de béisbol infantiles, van al boliche, festejan sus quinceañeras. Por todas partes, en los lugares menos pensados, los Estados Unidos están adquiriendo un acento en español. Y en México, es raro encontrar a una familia que no tenga familiares del otro lado, cuyas historias de logros y dificultades —y sus regresos periódicos para la Navidad y los días de fiesta— alimentan sus propias imaginaciones y aspiraciones. Sin duda, ésta es una migración cultural en dos direcciones.
Ya no existe, si es que alguna vez existió, una identidad puramente mexicana o chicana. Hay un pasado histórico en común, por supuesto —las antiguas culturas de Mesoamérica, el hecho de la conquista, el catolicismo, el colonialismo, el idioma español y una gran cantidad de lenguas indígenas— pero estos son los cimientos sobre los cuales han sobrevivido y florecido culturas numerosas y divergentes. ¿Qué tiene en común un artista chicano de tercera generación que vive en Chicago con un inmigrante recién llegado a la zona centro sur de Los Ángeles? ¿Qué tienen que ver los rituales y el lenguaje de la cultura tejana mexicana con las preocupaciones de los profesionales de clase alta de la Ciudad de México? ¿Cómo se llaman a sí mismos y con quién están alineados?
Desde hace algún tiempo, los escritores mexicanos y chicanos de todos lados de estas multifacéticas fronteras han ido elaborando una crónica de sus realidades cambiantes y a menudo fracturadas dentro de una literatura que es tan rica y variada como cualquier otra en el mundo de las letras contemporáneas. Hay mucho cruce de ideas e híbridos. La política y el arte van de la mano en busca de la identidad y existe una resistencia muy fuerte dentro de la comunidad cultural hacia cualquiera o cualquier cosa que busque reducir la riqueza de esta experiencia. Como el activista y performer Guillermo Gómez-Peña ha escrito: “Los espejos siempre se están quebrando”. Los escritores chicanos tradicionalmente buscan sus “raíces” en México, pero la mitad de las veces, terminan por sentirse aún más enajenados en su supuesta tierra. Los escritores mexicanos, por otra parte, ven a sus contrapartes del norte con una mezcla de sospecha, anhelo y miedo. Es posible que intenten renegar de sus colegas chicanos y acusarlos de no ser mexicanos “de verdad”; pero les resulta imposible, sin embargo, descartar lo poderoso y distintivo de su obra.
El propósito de Voces es simple: busca mostrar las preocupaciones y las sensibilidades de una amplia gama de escritores y escritoras mexicanos y chicanos bajo un mismo techo. Ha sido todo un desafío, dada la enormidad del corpus a considerar. Sin ser de ninguna manera una colección exhaustiva, esta anto-logía pretende ser una introducción —como mucho, un rico surtido— de estas complejas tradiciones literarias. Mi opinión de cada una de las obras aquí reunidas es que por derecho propio son obras clásicas; clásicas en el sentido de que captan algo esencial sobre su cultura, pero también en el sentido de su belleza y calidad de expresión.
Mientras que la poesía, la narrativa y el ensayo constituyen el núcleo de esta colección, hay numerosas y excelentes obras de teatro, interpretaciones de performance, corridos y otras formas literarias y orales que hubieran cuadruplicado el volumen a mano. La obra de la generación más joven de escritores mexicanos y chicanos —un grupo muy dinámico y productivo— todavía no ha sido recopilada. Usted se preguntará en este momento (si es que no lo ha hecho ya), qué hace en primer lugar una escritora estadounidense de origen cubano como yo haciendo la selección de esta antología. Lo único que puedo decir es que me acerqué a estas obras motivada por una gran pasión y un profundo respeto y en el transcurso, yo misma crucé varias de mis propias fronteras. Albergo la esperanza de que así sea en pequeña medida, esta antología contribuya a divulgar una literatura extraordinaria.