B REVE HISTORIA
DE LAS
C RUZADAS
B REVE HISTORIA
DE LAS
C RUZADAS
Juan Ignacio Cuesta
Colección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia de las cruzadas
Autor: ©Juan Ignacio Cuesta
Copyright de la presente edición: © 2009 Ediciones Nowtilus, S.L. Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid
www.nowtilus.com
Editor: Santos Rodríguez
Coordinador editorial: José Luis Torres Vitolas
Diseño y realización de cubiertas: Carlos Peydró
Maquetación: Juan Ignacio Cuesta
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece pena de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
ISBN-13: 978-84-9763-216-4
Libro electrónico: primera edición
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la Tierra.
J ESÚS DE N AZARET
Una cosa sabemos, su Dios
es nuestro Dios.
N OAH S EATTLE,
JEFE DE LA TRIBU DE LOS S UQUAMISH
Í NDICE
A Mari Cruz, María y Víctor
A Fernando Jiménez del Oso
y a Juan Antonio Cebrián, In memoriam
A Silvia y Alejandro
A los Caballeros del Sertao
A Duende, mi pequeño perrito
A todos los que me aguantan
D URANTE CASI DOS SIGLOS Europa occidental anheló el sueño de conquistar las tierras por las que anduvo predicando Jesús de Nazaret. Entre los siglos XI y XIII se libraron ocho Cruzadas de mayor o menor magnitud en las que miles de guerreros cristianos batallaron contra el Islam en la esperanza de encontrar acomodo relevante en el reino de los cielos. Cada uno de los diferentes investigadores que se han acercado a este impresionante evento histórico ha encontrado momentos y circunstancias que han hecho de tal o cual cruzada su predilecta. En la Primera Cruzada, iniciada formalmente el jueves 27 de noviembre de 1095, seguramente lo que más llamó la atención de los exégetas fue la gran convocatoria efectuada por el Papa Urbano II. La excelente acogida de sus palabras y el fervor religioso de los guerreros de Cristo provocaron la formación de cinco ejércitos convencionales provenientes de Francia, Italia, Flandes…. y uno tan peculiar como extraño integrado por los seguidores de Pedro el Ermitaño, un fraile francés que logró reunir a miles de parias y campesinos conduciéndoles a duras penas a las murallas de Jesusalén, donde, por cierto, apenas llegaron unos pocos. Muchos historiadores prefieren la Segunda en la que participó mi querida Leonor de Aquitania para disgusto de su primer esposo el rey de Francia. En esta ocasión la fogosa occitana se hizo presente en Tierra Santa con más de mil damiselas y plebeyas que hicieron las delicias de la soldadesca. La Tercera Cruzada fue posiblemente la más sonora por la impresionante figura del rey británico Ricardo Corazón de León. Sus batallas contra Saladino y también sus pactos con el posibilitaron paso franco a la ciudad de Jerusalén para los peregrinos cristianos durante los difíciles años de ocupación mahometana. Después, ya en el siglo XII llegaría el resto de empresas santas con menor repercusión y, en muchas ocasiones, culminadas en auténticas catástrofes. Se tomó Constantinopla, sin que supusiera esto mayor defensa de los santos lugares; se masacró despiadadamente a los herejes cátaros, siendo ésta la primera Cruzada que se libró en Europa si no tomamos en cuenta los 780 años de luchas entre cristianos y musulmanes por la Reconquista de la península Ibérica. Más tarde se lanzaría una Quinta Cruzada sobre Egipto con dispar fortuna. La siguiente fue encabezada por Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y las dos últimas las protagonizó el malogrado rey francés San Luis quien, sin acierto, acabó sus piadosos días en las costas norteafricanas de Túnez. Corría el año de 1270 y se podía dar por finalizada una etapa en la que religión y fanatismo lo habían dominado todo. No se consiguió preservar ni uno solo de los santos lugares, pues el último bastión cristiano en Oriente constituido en San Juan de Acre fue sitiado y tomado por los otomanos en 1291 tras la gesta del templario Roger de Flor, quien con su escuadra logró evacuar a miles de cristianos de Tierra Santa. En definitiva, las Cruzadas suponen la mayor epopeya militar del medievo con capítulos vergonzantes tales como una «cruzada» en la que se envió a la muerte a miles de niños los cuales, a fe de los fundamentalistas líderes religiosos de la cristiandad, creían, dada su pureza, que conquistarían Tierra Santa por intercesión divina, sin mayor imposición de los infieles sarracenos. Como es sabido, este suceso acabó con la vida de miles de pequeños y el resto fue esclavizado o se perdió en el intento.
Bueno será, por tanto, que nos acerquemos a ellas de una forma tan didáctica como amena gracias a la obra que usted tiene en las manos. Su autor Juan Ignacio Cuesta es un profundo conocedor de esta etapa tan fundamental para nuestra cultura dedicando muchos años de su vida al estudio de aquellos brumosos siglos. Por otra parte, sé bien lo que digo ya que es amigo personal y, en tantas conversaciones como hemos mantenido, he llegado a la convicción de que me encuentro ante un templario renacido en nuestro tiempo. Su sabiduría humanista deja perplejo al más versado y no es difícil sonreír con admiración ante su magisterio esclarecedor de tantos enigmas. Bacterio, como cariñosamente le llamamos los allegados, es un ser humano pleno, curioso ante el mundo que le rodea y soñador de tiempos remotos en los que sin duda participó de manera activa. Les invito a conocer su discurso sobre estas emocionantes centurias. Seguro que tras la lectura de la obra sentirán deseos irrefrenables de emular a todos aquellos que ciñeron sus armaduras en el deseo de mejorar la vida que les rodeaba. Es más que probable que alguno de ustedes visite Tierra Santa, siendo este libro el perfecto complemento para el viaje. Háganlo y que el espíritu de los caballeros templarios proteja su peregrinaje hacia uno de los lugares más sagrados del planeta Tierra.
Juan Antonio Cebrián
20-10-2007
— in memoriam —
P OITIERS ES UNA BELLA CIUDAD FRANCESA, pero no siempre es posible disfrutar con su contemplación; suele estar difuminada por la lluvia, las brumas y a veces la actual contaminación . Posiblemente éste era el aspecto que presentaba la mañana del año 732, cuando Carlos Martel, el mayordomo de palacio de los reyes merovingios y abuelo de Carlomagno, tomó el mando de un ejército dispuesto a detener a los musulmanes y les infringió su primera gran derrota. La fuerza de choque empleada más notable fue la caballería pesada, gracias a una potencia estremecedora (era la primera vez que se veían caballos pertrechados con sus brillantes armaduras metálicas). Podemos considerar este hito histórico como un primer momento en el que empezaron a darse las condiciones que llevarían años más tarde a convocar las campañas militares de conquista (y algo más) que llamamos Las Cruzadas.
No solamente fueron episodios bélicos, también dieron lugar a la apertura de nuevas rutas comerciales y, como consecuencia, significaron la migración masiva de europeos en momentos especialmente conflictivos, determinados por miedos milenaristas y una gran precariedad en que vivían las clases más humildes del mundo feudal.
Página siguiente