LOS AMORES PROHIBIDOS DE CECILITA CAXIAO
Pablo Victoria
LA EXTRAÑA HISTORIA DE CÓMO SE SALVÓ EL DIARIO DE BLAS DE LEZO
Tabla de contenido
LOS AMORES PROHIBIDOS DE CECILITA CAXIAO
Pablo Victoria
Introducción
CAPÍTULO 1: LA PAREJA DISPAREJA
La señorita doña Cecilia Caxiao
Boda y vida con el teniente Fernández
CAPÍTULO 2: RUMBO A CARTAGENA DE INDIAS
Cecilia se embarca en El Aurora
CAPÍTULO 3: LA TRAVESÍA EN EL AURORA
La vida a bordo
El baño milagroso
La cena a bordo
CAPÍTULO 4: EL IMPREVISTO DESVÍO
El ataque pirata
Rumbo a Canarias
CAPÍTULO 5: EL AURORA LLEGA A SANTA CRUZ
El capitán Bernardo Figueiras
Se tira el ancla
La posada de Santa Cruz de Tenerife
CAPÍTULO 6: EL CAPITÁN SE ENAMORA
El desayuno de la posada
Un paseo al parque
La insoportable Cecilita Caxiao
CAPÍTULO 7: LA IRRESISTIBLE ATRACCIÓN
El paseo al muelle
El beso de amistad
CAPÍTULO 8: LA CENA EN SANTA CRUZ DE TENERIFE
La última noche
Cercando a la diosa
CAPÍTULO 9: LA SEDUCCIÓN DE CECILITA CAXIAO
La diosa se rinde
El nido de Cupido
CAPÍTULO 10: RUMBO A CARTAGENA DE INDIAS
Vergüenza, desprecio y arrepentimiento
Cecilita se sincera
La Habana
CAPÍTULO 11: CECILITA LLEGA A CARTAGENA
El encuentro con su marido
La nostalgia de El Aurora
Cecilita se sobrepone
CAPÍTULO 12: LA MUERTE DEL TENIENTE FERNÁNDEZ
La nueva amistad
Los incesantes recuerdos
Enfermedad y muerte del teniente Fernández
CAPÍTULO 13: LA JOVEN VIUDA
El consuelo del capitán Alderete
Alderete se enamora
Los temores y el miedo
CAPÍTULO 14: CECILITA SE RINDE AL CAPITÁN ALDERETE
Se desvanece El Aurora
El asedio a la joven viuda
Los apremios del amor
CAPÍTULO 15: EL AMOR AGRIDULCE
El escándalo
Recorrido por los fuertes
CAPÍTULO 16: SE DEVELA EL PRIMER ROMANCE
Los celos de Alderete
El infierno del amor
CAPÍTULO 17: ENTRE EL AMOR Y EL DESAMOR
Las fisuras del alma y del cuerpo
La reconquista
CAPÍTULO 18: EL NUEVO AMANTE
Llega la Armada Española
El drama del baile
La insistencia del capitán Agresote
La cita prohibida
Seducción en la campiña
CAPÍTULO 19: CARTAGENA SITIADA POR LA ARMADA INGLESA
Sale Alderete y entra Agresote
La reunión de las armadas
Llegan los ingleses
CAPÍTULO 20: LA GUERRA
Los ingleses avanzan
La batalla del castillo San Luis
Agresote salva a Alderete
Santa Cruz de Mompox
El desenlace de la batalla
CAPÍTULO 21: EL CAPITÁN DE EL AURORA LLEGA A CARTAGENA
La Habana, julio de 1741
Las tretas del Virrey
Cartagena de Indias, julio de 1741
CAPÍTULO 22: EL ASESINATO DEL CAPITÁN AGRESOTE
El encargo a Alderete
Los últimos días de Lezo
CAPÍTULO 23: LA MUERTE DEL CAPITÁN ALDERETE
La confesión
Cecilita queda sola
Cecilita escribe… y se confiesa
CAPÍTULO 24: EL DESENLACE
Entre la desgracia y la dicha reencontradas
BIBLIOGRAFÍA
Introducción
Plegue a Dios que mis palabras no ofendan a descendientes reales o imaginarios de doña Cecilia Caxiao y Cambeiro-Regueira, nativa de La Coruña, Galicia, porque tan pronto uno habla de alguien salen por allí, de entre las brumas de la genealogía, dolientes personajes que reclaman títulos de sangre tras sentirse alabados o maltratados de hecho y de palabra. Pero en este caso, sin embargo, tampoco puedo culpar a quien salga a la palestra, pues desde cuando don Ruperto Mercado Loaiza me metió el gusanillo de su consanguinidad con los Alderete Mercado que habitaron Chile y Perú, y que el salvamento del diario de don Blas de Lezo había costado un muerto para sacarlo de Cartagena y ponerlo a salvo en España, me dio por situarme un par de meses en La Coruña para hacer averiguaciones al respecto.
Responsable soy, pues, de la divulgación de esta peculiar historia, y de los ocultos y discretos embarazos que cause a quienes han mantenido por siglos en secreto lo que ocurrió tras los telones de la guerra, del feroz asalto que los ingleses propinaron a la Ciudad Heroica, la más heroica de las ciudades de América. Y aunque nuestra principal protagonista no es ni de lejos una heroína, queda adornada con la noble virtud de haber sido propiciadora de que el Diario Puntual de don Blas de Lezo se salvara de que los celos, ira y sentimientos de venganza del virrey Eslava no dieran buena cuenta de él. Claro que nuestra historia está adornada por sucesos que ni las cartas ni los diarios relatan completamente, como fuera lo deseable, el drama vivido, pero sí nos dan una idea de lo acontecido; claro, también, que este autor se ha permitido algunas licencias y libertades, pero dudo que de no haber sido así tal historia hubiese quedado tan amena como yo he pretendido que quedara. En cualquier caso, el desenfado que he mostrado al narrar algunas escenas de amor y de pasión queda mitigado por las lecciones varias que se pueden obtener de la obra: que ni los seres humanos somos tan píos como aparentamos; que el derrumbe moral de los seres más perfectos puede ser brutal, y que ni hay pecado, por fuerte que parezca, que no pueda ser redimido por el arrepentimiento. Es el consuelo de la Religión.
No se crea el lector que para su composición me detuve en una calle a hablar con cuanto transeúnte pasara, sino que previamente hice averiguaciones de lazos familiares, indagué por internet, escribí cartas, e hice contactos que me llevaron a escribir esta obra que hoy, con sobrada satisfacción, entrego a mis lectores y en la que por razones de expresa petición de privacidad no revelo las fuentes usadas. En consecuencia, tampoco podré mencionar quién conserva los fragmentos del diario de doña Cecilita Caxiao y algunas cartas y anotaciones casi deshechas por el fuero que el tiempo reclama sobre las cosas. Es curioso, pero tales prevenciones, supongo, se deben a que nadie quiere admitir que sus antepasados hayan caído en amoríos turbulentos en los que casi todo el mundo, alguna vez, ha incurrido.
Lo cierto es que tras escribir sobre la vida de don Blas de Lezo, defensor de Cartagena de Indias, el tema se convirtió en una especie de obsesión histórica, particularmente porque en el primer libro publicado en España, El día que España derrotó a Inglaterra , no sabía yo nada, y poco intuía, acerca de cómo se había salvado su diario de guerra que tuve en mis manos; sólo fue en Colombia cuando tuve oportunidad de recomponer una historia de cómo ese diario llegó a Madrid y de cómo tal suceso se perdiera para siempre de la memoria de los hombres. Fue en mi segunda obra sobre Blas de Lezo, El día que Cartagena derrotó a Inglaterra , que tuve oportunidad de narrar con cierta aproximación las circunstancias de ese salvamento que nos condujo a conocer lo que realmente pasó en Cartagena durante la guerra con Inglaterra, el enfrentamiento de Lezo con el Virrey, y otros hechos de relevancia e importancia histórica. Así que en este nuevo volumen, querido lector, he querido contar con detalle una nueva dimensión de esa fascinante historia que involucra a la mencionada damita coruñesa que aparece en el mencionado libro como protagonista de un drama de amor entre dos valientes capitanes, Lorenzo de Alderete y Juan de Agresote, quienes se disputaron el favor de la citada dama y joven viuda del teniente Ramón Fernández Laínez, muerto de fiebres tropicales en la Ciudad Heroica antes del choque de las dos potencias. En la presente obra descubro también quién fue el capitán del barco que salvó el diario de Lezo y el desenlace de esa historia de amor que apenas quedó esbozada en el tomo El día que Cartagena derrotó a Inglaterra. Se trata del capitán del barco El Aurora, don Bernardo Figueiras, que la condujo a dicho puerto y quién también disputó su amor con Alderete y Agresote. Es de este libro que recojo algunos de los pasajes de la vida de Blas de Lezo y los trasplanto al presente volumen con el propósito de enlazar perfectamente las dos historias que son contemporáneas y paralelas.