A Olimpia y Maya, mis hijas, deseándoos una feliz llegada.
Espero que estéis orgullosas del trabajo de papá.
A Begoña, Mª Paz y Alfonso, los pilares de mi vida.
Por darme tanto… Os quiero.
Gloria y Félix. Gloria y Alfonso. Ana y Cusa.
Por seguir guiándome desde el infinito.
A nuestros antepasados los «prehistóricos».
Porque gracias a vuestras penurias vivimos cómodamente.
Va por todos vosotros.
Agradecimientos
La escritura de un libro supone un disfrute para los lectores, pero aquellos de mi entorno cercano lo han sufrido en forma de falta de atención por mi parte. Por ello, en primer lugar me gustaría agradecer a todas y cada una de las personas que han padecido todo ello en sus carnes, no recibiendo mi atención, habiendo comprendido sin enfado alguno el haberles robado tanto tiempo para redactar este libro.
Por ello, las primeras personas a las que tengo que agradecer su apoyo son quienes me soportan en el día a día. Gracias a Begoña —mi otro yo— y gracias a Mª Paz y Alfonso, mis padres. A los tres, gracias por estar ahí en todo momento, en lo bueno, pero sobre todo en lo malo. Sin vuestra ayuda este libro no sería una realidad. Además, a mi padre tengo que agradecerle su paciencia al hacerme la primera corrección, en ocasiones leyendo palabras sin sentido alguno, escritas a altas horas de la madrugada.
Gracias a José Manuel Maillo y José Manuel Quesada por enseñarme tanto. Es todo un lujo que ambos estéis en este libro en forma de prólogo porque os admiro profundamente. Eso como agradecimiento conjunto. A nivel particular, gracias, «Quesada», por contestar todas y cada una de mis preguntas —en ocasiones siendo un auténtico cansino— sobre lítica y por enseñarme lo que es una excavación arqueológica. Y a «Maillo», gracias por orientarme, resolver mis dudas y facilitarme información para la elaboración del libro. Y, cómo no, por una primera corrección primordial, sin la que muchas cosas no estarían tan claras. Hay quienes ansían llegar a ser como sus ídolos de Hollywood o sus admiradas estrellas de la música, mi ambición es saber tanto como vosotros, meta sencilla pero casi imposible de alcanzar.
Mención especial merece Pilar Mena, tutora de Prehistoria en la UNED. Junto a ella se produjo mi verdadero acercamiento a este periodo de nuestra historia. No puedo olvidar a Guillermo Chico, que me pidió que escribiera algo interesante, de corte histórico, y nos entendimos rápidamente. Con posterioridad, Félix Gil recogió su testigo en la edición de este libro, permitiendome utilizar algo más de tiempo pactado. Gracias a ambos.
Parte de este libro se la debo a mis compañeros de laboratorio, Mª Jesús —mi madre «prehistórica» a quien tanto quiero—, Sonia, Sira, Mila, Vicenta, José, Juanjo y Ángel. Junto a todos vosotros he aprendido mucha Prehistoria, hemos compartido momentos «arqueológicos» inolvidables cargados de piedras, huesos y bolsas, y también he aprendido a ser mejor persona. Gracias a todos. Un pedacito de este libro es vuestro.
Eduardo Garcia, también a ti gracias por haberme facilitado bibliografía para este libro cuando aún era una simple idea y por resolverme alguna que otra duda.
Sergio Ripoll, Jordi Agustí, José Mª Bermúdez de Castro, Daniel García Martínez, Roberto Sáez e instituciones como el Museo de Altamira que me han cedido material gráfico sin el cual no hubiera podido concluir el trabajo. Gracias.
No me quiero olvidar de todos aquellos que participan asiduamente en mi programa de radio Ágora Historia y sin el que probablemente este libro nunca habría visto la luz. Gracias a Gema García Ruipérez, Irene Aguilar, Daniel Núñez, Jesús García Barcala, Laura Castro, Lucía Triviño, Manuel Campos, Gisela Pagés y Miguel Ángel Pertierra entre las muchas personas que han pasado por el programa y que, de una u otra forma, lo han enriquecido. Otra parte importante son Julio López, Cati Arcos, Dani Martín y Miki Garay, quienes, con sus prodigiosas manos, hacen posible que todo suene a las mil maravillas. Sin Ágora Historia , repito, probablemente el libro no hubiera pasado de una simple y efímera idea.
No podía terminar los agradecimientos sin mencionar a «los Olmos», José y Araceli, Sara, Miguel, Dani, Leti, Vera, Nacho, Laura, y Sergio, y «los Iniesta», Juley, Crístian, Manoli, Pilar y Marcos. Otro pedacito de libro es vuestro, como también lo es de Mª Paz Díaz.
Y por último, agradecer a Apolo y Atenea la «musicalidad», cariño y compañía que me han aportado en el día a día, fundamentales durante la elaboración del libro.
Prólogo
Uno de los retos de la producción científica en nuestros días es la obligación de la difusión de los resultados obtenidos. En nuestra disciplina, el Paleolítico, pese a algunos honorables intentos, estamos aún con una deuda importante con la sociedad. Varios son los motivos que podemos esgrimir para justificar esta carencia, pero debemos apuntar dos esenciales. El primero es la complejidad para hacer accesible una terminología y unos conceptos complejos cuando los profesionales escriben sobre el Paleolítico; y, otro, que cuando la labor difusora la realizan divulgadores científicos, no se llega a los aspectos capitales que mueven cada debate científico.
Es en este marco donde debemos situar el trabajo que estamos prologando. David presenta las cualidades que aúnan ambos aspectos. Por un lado, como periodista, su ya dilatada y contrastada valía capitaneando el programa radiofónico más serio de nuestro país relativo a la difusión histórica, Ágora Historia , donde es fácil encontrar temas relacionados con la Prehistoria en general y el Paleolítico en particular. En él, David demuestra cada semana su pasión por la Historia con entrevistas y comentarios muy pertinentes y accesibles a todos los públicos, tanto por su temática como por la manera de abordarlos.
Por otro lado, su propia formación como historiador le hace conocer la disciplina desde dentro, ya que no solo ha abordado el estudio de la Historia desde una labor de gabinete, sino que en numerosas ocasiones ha entrado a los yacimientos arqueológicos, como miembro de los equipos de investigación, para excavar y recuperar la cultura material de nuestros antepasados paleolíticos.
Así, David es una rara avis que aúna un conocimiento exhaustivo de la disciplina que trata, en nuestro caso el Paleolítico, y la capacidad como periodista y escritor de hacer fácil lo difícil y llegar, sin menoscabar la rigurosidad, a todos los públicos. Puede parecer algo fácil, pero les aseguramos que no lo es.
Como fruto de lo que arriba hemos comentado y de su pasión por difundir el conocimiento, tenemos hoy este trabajo en nuestras manos. Como irá descubriendo el lector, en él podremos asistir a los hitos más relevantes del Paleolítico y de la Evolución Humana, es decir, a los descubrimientos; pero también a la formulación de las diferentes hipótesis explicativas que los prehistoriadores concebimos para explicarlos, en ocasiones variadas y completamente divergentes. Lejos de los plúmbeos manuales universitarios, David logra crear una dinámica de lectura fácil y amena al jalonar el discurso científico con numerosas anécdotas, historias y vivencias personales que nos permiten conocer mejor los contextos, las circunstancias o los golpes de suerte que hay detrás de cada descubrimiento.
Desde las páginas de este libro el lector podrá compartir el esfuerzo de los más prestigiosos prehistoriadores para desvelar nuestro más remoto pasado, su trabajo y sus aventuras a la hora de contribuir al conocimiento sobre la larga historia de nuestros antepasados de tiempos paleolíticos. Podrá seguir los pasos de Donald Johanson en busca de huesos de homínidos por las barrancas desérticas del territorio africano de los Afar, evocar las arduas horas de trabajo de despacho de Raymon Dart con los delicados huesos craneales de su Niño de Taung, o compartir las ilusiones del matrimonio Leaky ante la imagen rotunda de un cráneo cascanueces que Mary Leaky consideraba como su niño querido. Y Podrá imaginarse siguiendo paso a paso las huellas que un grupo de australopithecus imprimió para la posteridad sobre las cenizas volcánicas de una lejana localidad africana de Laetoli.