A lo largo de la historia, la Iglesia y sus teólogos no han cesado de mostrar hacia la mujer sentimientos contradictorios. Amaban su dulzura, su pureza y su maternidad, pero sospechaban que, en lo más profundo de sí, guardaba escondida una prostituta, una bruja y una imbécil. Durante siglos, la Iglesia no ha querido más que la sumisión de la mujer, oponiéndose constantemente a su liberación, su acceso a la cultura y al mundo del trabajo e incluso a su ordenación sacerdotal. ¿De dónde proviene este mito de la inferioridad femenina que se encuentra prácticamente en todas las religiones?
Desde Eva, las mujeres han sido acusadas de ser las portadoras de taras infamantes. Esta historia del antifeminismo cristiano nos relata los motivos por los cuales la Iglesia de Roma llegó a desaconsejar a las mujeres el uso de la inocente y doméstica máquina de coser, las razones por las que un teólogo pensó que estornudar después del acto sexual era un condenable método anticonceptivo o las causas por las que incluso se llegó a aconsejar la masturbación femenina, al tiempo que contribuye a esclarecer la actual posición de la Iglesia sobre la anticoncepción, el aborto y la reproducción asistida.
«Hoy en día los cristianos muchas veces no entienden las decisiones de la Iglesia, su postura ante determinados temas que están a la orden del día. En realidad, estas decisiones a veces sorprendentes responden a una lógica secreta. Tienen en cuenta textos del pasado que aquí nos hemos esforzado en recordar para explicar los intríngulis del discurso contemporáneo o, al menos, hacerlo comprensible. Estos “agujeros negros”, invisibles pero activos, estas enormes fuerzas de atracción que fueron las antiguas decisiones siguen influyendo, en efecto, en lo que hoy se dice en los medios católicos oficiales».
Guy Bechtel
Guy Bechtel
Las cuatro mujeres de Dios
La puta, la bruja, la santa y la tonta
Título original: Les quatre femmes de Dieu
Guy Bechtel, 2000
Traducción: Esther Andrés Gromaches, 2003
Revisión: 1.0
28/06/2019
Autor
GUY BECHTEL Francia en 1931: Historiador, biógrafo y escritor francés, Guy Betchel es un experto en los siglos XVII y XVIII del Languedoc y ha publicado numerosos ensayos sobre intolerancia religiosa, brujería y espiritualidad.
Notas
[1] J. de Maistre, Lettres et opuscules inédits, Paris, 1851,1, p. 148.
[2] Jn. 2,3.
[3] La Somme des péchés, 11,9.
[4] Tertuliano, Quinto Septimio Fiorente, Apología contra los gentiles, IV, 8.
[5] Jerónimo, Migne, P.L. 23, col. 250.
[6] Jerónimo, Carta 107.
[7] Lv 12,1-8.
[8] Abbé Louis Muzat, Les Vieilles Filles, París, 1909, p. 100.
[9] Mt l9,12.
[10] Lc 20,35.
[11] Ap 14,1-5.
[12] San Agustín, El bien del matrimonio, Apostolado Mariano, Sevilla, 1991.
[13] P.L. 23, col. 213.
[14] Véase más adelante, capítulo II.
[15] Tb 10,12.
[16] Mt 1,18-25 y Le 1,26-38.
[17] Lumen gentium , 52.
[18]Véase Michel Pastoureau, Jésus che/, le teinturier. Couleurs et teintures dans l’Occident médiéval , Le Léopard d’or, Paris, 1998.
[19]Somme 2, supl. a la cuestión 42, a 4.
[20] Mt 13,4-9; Me 4, 2-9; Le 8,5-8.
[21] Ad viduas et continentes , sermo I.
[22] L’Eglise et les femmes dans l’Occident chrétien, des origines à la fin du Moyen Age, Brépols, Paris, 1997, p. 16.
[23] El subrayado de «la condición» es nuestro, pues significa que la maternidad por sí sola no es un pasaporte para el paraíso.
[24] 1 Tm 2, 13-15.
[25] Jn 4, 9.
[26] Lc 10, 38-42.
[27] Lc 7, 36-48.
[28] Lc 8,1-3.
[29] Jn 4, 27.
[30] Mt 27, 55-56.
[31] Mt 5,28.
[32] J. T. Noonan, Contraception et mariage, Le Cerf, Paris, 1969, p. 53.
[33] Jn 13, 34.
[34] J. Delumeau, El miedo en Occidente: siglos XlV-XVltl, Taurus, Madrid, 1989.
[35] Gn 1,27.
[36] Gn 2, 21-23.
[37]Catecismo de la Iglesia católica, Librería Editrice Vaticana, 1992 (traducción española, Asociación de Editores del Catecismo, Bilbao, 1992).
[38] «Hay un defecto en la formación de la primera mujer, pues fue hecha de una costilla curvada, a saber, de una costilla del pecho, torcida y como opuesta al hombre». Observación realizada por H. Kramer, Malleus maleficarum, Estrasburgo, 1487.
[39] Gn 3,1-23.
[40]Summa, I, c. 98, art. 2.
[41] Aunque se refieren a realidades bastante cercanas, intentamos utilizar estas palabras con el siguiente sentido: misoginia, odio, desprecio instintivo a la mujer; antifeminismo, oposición más razonada a la igualdad, a la emancipación de la mujer.
[42] Jacqueline Kelen, Les Femmes de la Bible, Albin Michel, París, 1985.
[43] 2 S 11, 12 y 13.
[44] Lv 12, 15, 18 , passim. Si 26, 12; 7, 26 y 25, 24. Prov 30,16.
[45] Ga 3,26-28.
[46] 1 Co 7, 2-4
[47] 1 Co 11, 3.
[48] Ef 5,22.
[49] 1 Co 11,8.
[50] 1 Co 14,34.
[51] Jean Delumeau, El miedo en occidente, Taurus, Madrid, 1989.
[52] Sobre esta cuestión, véase Robert bossier, La Sociedad Medieval, Crítica, Barcelona, 1996.
[53] Historia de los animales, 638 b
[54] G. Sissa, «Philosophies du genre», en G. Duby y M. Perrot, Historia de las mujeres, Taurus, Madrid, 2000, op. cit.
[55] L’Eglise et les femmes dans l’Occident chrétien…, p. 77.
[56] Jean-Claude Eslin, Esprit, octubre 1988, p. 146.
[57]Confesiones, IV, 3; VI, 12; VI, 15.
[58] «Tengo la impresión de que nada desvía al espíritu del hombre de las alturas tanto como el encanto femenino». Soliloquios, 1,10; Migne, PL 32, 878.
[59] Sermón 322.
[60] Confesiones, 400.
[61] De genesi ad litteram.
[62] Catecismo de la Iglesia católica, n.º 2203.
[63] Referida a los indios, se trataba exactamente de saber si su alma, cuya existencia no se negaba, era de la misma calidad que la nuestra, si eran hijos de Adán y si se les aplicaba la promesa de la vida eterna.
[64] Opera, Monumenta germaniae histórica, SRM, I, 1, p. 338.
[65] Lv 12,1-5.
[66] PL 16, col. 325.
[67] Damien, PL 145, col 410. Comestor, PL 198, col 1805. Roger de Caen, PL 158, col 697. Gilles Bellemère, Praelationes, I, f. 148. H. de Lavardin, PL 171, col. 1428. Marbode, PL 171, col 1698 (citado por J. Dalarun, «Regards de clercs», en Histoire des femmes en Occident, op. cit., 1,38.).
[68] Compendium medicinae, III, p. 111.
[69] Sobre la comparación de las mujeres con los animales en el siglo XIX, véase Mireille Dottin-Orsini, Cette femme qu’ils disent fatale, Grasset, 1993, pp. 190-218.
[70] Ambrosio, PL 16, col. 325.
[71] 1 P3,7.
[72] Ed. Garnier, París, 1974, V. 16348 y ss. (Ningún hombre de madre nacido/si no está borracho o ha perdido el sentido/debe a mujer revelar/cosa que deba ocultar). (TV. de la T.).
[73]La Toilette des femmes, Sources chrétiennes 173, p. 43.