Ainhoa Boix - Valencia de cerca 2ª Ed.

Plaza de la Virgen ().

Gonzalo Azumendi ©

Valencia es algo más que paella, horchata y Fallas. Esta ciudad se está reivindicando y lo hace con sus mayores tesoros: su arquitectura, su gastronomía y su gente. Aquí, construcciones góticas y modernistas comparten protagonismo con edificios ultramodernos, y los platos tradicionales lo hacen con propuestas culinarias de autor. Y sus ciudadanos, como antaño, gustan de la tertulia y de las celebraciones compartidas.

De este edificio gótico, declarado Patrimonio de la Humanidad, no hay nada que perderse. Desde la minuciosa decoración de su fachada hasta las columnas helicoidales de su Sala de Contratación, todo es digno de ver.

La luminosidad y colorido de este edificio modernista no proviene únicamente de sus vidrieras y mosaicos. Los alimentos vendidos en este mercado, el más importante de la ciudad, son también todo aroma y color.

El Autorretrato de Velázquez no es el único tesoro de este museo. Aquí es posible encontrar desde obras de Goya y Sorolla hasta una de las colecciones de pintura gótica más importantes de España.

Es el edificio eclesiástico más importante de la ciudad y también uno de los más eclécticos. Su arquitectura mezcla los estilos gótico, románico y barroco, y su campanario, el Miguelete, es hoy un gran mirador.

Este mercado de estilo modernista es uno de los más bellos de la ciudad y, también, uno de los primeros en prescindir de paredes en su fachada. Aquí, más que comprar, se degusta café.

Esta estación, aún en funcionamiento, es un excelente ejemplo del modernismo valenciano. Las referencias a la huerta y a las costumbres locales son múltiples en su fachada y en los mosaicos y ornamentos de su interior.

Este espacio poco tiene que ver con los zoológicos tradicionales. Aquí no hay jaulas. Tan solo barreras transparentes que separan a los predadores de sus presas y que permiten reproducir el hábitat de sus animales.

Este jardín no es solo relevante por las plantas y árboles que acoge en su interior. También lo es por sus bellas construcciones, que se remontan al s. xix, como el invernadero tropical.

Julio González, Ignacio Pinazo y Miquel Navarro son algunos de los artistas representados en este museo de arte moderno que, desde su inauguración en 1989, no ha parado de sorprender con sus exposiciones temporales.

Del palacio que perteneció al marqués de Dos Aguas es importante su portada rococó, pero también su interior. Sus dependencias conservan la decoración original y acogen el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias.

Conocer Valencia no es solo visitar sus principales monumentos y edificios históricos. También es adentrarse en las calles, plazas, bares o comercios que frecuentan sus habitantes y descubrir, así, las costumbres y gustos de un pueblo, el valenciano, abierto y acogedor.