Título original: Soviet defensive tactics at Kursk, July 1943
David M. Glantz, 1986
Traducción: Francisco Medina f.medina.portillo@gmail.com
Diseño de cubierta: Männer gegen Panzer
Editor digital: Männer gegen Panzer
ePub base r1.2
Presentación
Tácticas defensivas soviéticas en Kursk, julio de 1943
«Tácticas defensivas soviéticas en Kursk, julio de 1943». Por Cor. David M. Glantz
Traducido por: Francisco Medina | f.medina.portillo@gmail.com
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Junio de 2006
INTRODUCCIÓN
E n su clásico trabajo, Sobre la Guerra, Carl von Clausewitz escribió, «Como demostraremos, la defensa es una forma más potente de combate que el ataque». Una generación de oficiales del siglo diecinueve, nutridos en el estudio de las experiencias de Napoleón y condicionados por las guerras de la unificación alemana, tuvo poca razón para aceptar este punto de vista. El espíritu ofensivo barrió a través de los ejércitos europeos y se manifestó en las regulaciones, planes y mentalidad de estos ejércitos. También cegó a todos menos a unos pocos observadores perceptivos de las carnicerías de la Guerra Civil Norteamericana, de la Guerra Boer, y de la Guerra Ruso-Japonesa, todas las cuales sugerían que el dictamen de Clausewitz era quizás correcto. La catástrofe de la I Guerra Mundial vindicó a Clausewitz y grotescamente se burló de aquellos que situaron tan elevadas esperanzas en la utilidad de la ofensiva.
Los ejércitos posteriores a la I Guerra Mundial comprendieron bien el poder de la tecnología del siglo veinte cuando era puesto al servicio de las fuerzas armadas. Los puntos de vista de las fuerzas militares de posguerra, en general, se hicieron eco de las metas políticas nacionales. Aquellas naciones casadas con el mantenimiento del status quo político buscaron echar mano de la tecnología para reforzar las defensas militares y disuadir a aquellas que alterarían la situación política mediante el uso del poder militar ofensivo. Inversamente, aquellas naciones, encadenadas por los acuerdos políticos de la I Guerra Mundial u obligadas por la ideología a buscar cambio, buscaron sacar provecho de las nuevas tecnologías con objeto de restaurar la viabilidad de la ofensiva para el moderno campo de batalla. Así, los alemanes trabajaron subrepticiamente en desarrollar los conceptos de la guerra relámpago, y los soviéticos fijaron su atención en lograr la batalla profunda (glubokiv boy).
Los acontecimientos de 1939, 1940 y 1941 en Polonia, Francia y Rusia respectivamente, de nuevo desafiaron la pretensión de Clausewitz de la superioridad de la defensa y apremiaron a los ejércitos de todo el mundo para desplegar frenéticamente grandes fuerzas blindadas y desarrollar doctrinas para su uso. Mientras los conceptos de la guerra relámpago tuvieron autoridad suprema, cayó en aquella nación que sacrificó la mayoría de estos conceptos para desarrollar técnicas para contrarrestar al mastodonte alemán. Los soviéticos tuvieron que moderar una generación de tradición ofensiva con objeto de colocar fuerzas y desarrollar técnicas para contrarrestar a la guerra relámpago. En esencia, la lucha soviética por la supervivencia contra la guerra relámpago resultó ser también una prueba parcial del dictado de Clausewitz. En julio de 1943, tras arduos meses de desarrollar técnicas defensivas, a menudo a un alto precio en términos de hombres y material, los soviéticos se enfrentaron a la guerra relámpago de frente y probaron que la defensa contra ella era factible. La titánica y furiosa operación de Kursk validó, en parte, los puntos de vista de Clausewitz. Pero también demostró que un cuidadoso estudio de la organización de fuerza y el empleo y aplicación de los frutos de ese estudio pueden producir una victoria ofensiva o defensiva. Mientras en la superficie, los acontecimientos de Kursk parecieron validar el punto de vista de Clausewitz, es a menudo olvidado que, en Kursk, los soviéticos integraron el concepto de contraofensiva en sus grandes designios defensivos. Así, la defensa misma era sin sentido al menos considerada contra el telón de fondo de los renovados esfuerzos ofensivos y viceversa.
Lo que Kursk probó fue que las defensas estratégica, operacional y táctica pueden contrarrestar a la guerra relámpago.
La Defensa Táctica Soviética anterior a Kursk
L a victoria soviética en el Frente del Este fue un producto primero y ante todo del esfuerzo defensivo soviético. Solamente una defensa exitosa puede pavimentar el camino para la victoria ofensiva. Además, el desarrollo de las defensas estratégica y operacional dependían directamente en la habilidad soviética para detener a la acción ofensiva alemana en el nivel táctico. El desarrollo soviético de defensas tácticas efectivas fue un proceso largo y difícil. Implicaba cambiar la mentalidad ofensiva de los oficiales soviéticos. También conllevaba el entrenamiento de una generación de oficiales capaces de controlar hábilmente fuerzas a nivel táctico y el despliegue de equipamiento del tipo y en las cantidades necesarias para realizar una defensa de armas combinadas exitosa. El desarrollo de los conceptos de defensa táctica involucraba un proceso de educación que comenzó en junio de 1941 y continuó a todo lo largo de la guerra. Los frutos de esa educación fueron ostensibles en Kursk.
La fijación soviética sobre fuerzas, conceptos y técnicas ofensivas a finales de los 20 y durante los 30 eclipsó un trabajo similar sobre la defensa a niveles estratégico, operacional y táctico. La capacidad intelectual y los recursos soviéticos se centraron en la creación de ejércitos de choque, fuerzas mecanizadas y fuerzas aerotransportadas; elementos todos críticos para lograr el éxito ofensivo estratégico a través de la realización de operaciones y batallas profundas. Por la propia admisión soviética, esta fijación en la ofensiva les causó que prestaran poca atención a las operaciones defensivas a nivel estratégico (frente), operacional (ejército) y táctico (cuerpo y división), una deficiencia vívidamente evidente en 1941.
La Regulación de Campaña de 1936 demostró la actitud del Ejército Rojo hacia la defensa. Dedicando solamente alrededor de veinte páginas de un documento de 300 páginas a la defensa, los soviéticos la describían como un fenómeno temporal diseñado a economizar fuerza, ganar tiempo, sostener áreas críticas, o desorganizar al enemigo en avance, antes de una reanudación de toda ofensiva importante. La tendencia a ver la defensa como un fenómeno temporal (y desagradable) anticipó el desarrollo soviético de una amplia doctrina defensiva que se ocupaba de cuestiones tan esenciales como la fuerza requerida y la integración de las cantidades y tipos de armas necesarias para anticipar o eludir una acción ofensiva enemiga. La negligencia general de entrenamiento defensivo fue exacerbada por los malos efectos de las purgas militares a nivel de competencia en todos los niveles de mando.
Dentro del contexto de operaciones defensivas a nivel de ejército, la defensa táctica en los años 30 implicó la organización de grupos de cobertura y de choque dentro de los cuerpos y divisiones de fusileros. El grupo de cobertura, consistente en los dos tercios de la fuerza, absorbería la energía de los golpes ofensivos enemigos, mientras que los grupos de choque (el tercio restante de la fuerza) lanzaría contraataques. Una novena parte de la fuerza formaría una pequeña reserva. La zona táctica de defensa consistía en un cinturón de obstáculos ingeniero-químico de 12 kilómetros de profundidad, un cinturón de combate de seguridad a entre 1 y 2 kilómetros del lado delantero del cinturón principal defensivo, un cinturón principal defensivo de 6 kilómetros de profundidad, y un cinturón defensivo de retaguardia de 12 a 15 kilómetros de profundidad. Dentro del cinturón principal defensivo, una división de fusileros defendía un sector de 8 a 12 kilómetros y un regimiento un frente de 3 a 5 kilómetros, cada uno en formación de dos escalones. Los batallones dentro de los regimientos formaban la región defensiva básica, normalmente de 1.5 a 2.5 kilómetros de ancho y de 1.5 a 2 kilómetros de profundidad, pero, en ocasiones, en sectores tan anchos como de 5 kilómetros. Para 1940, se había ya aclarado que el nuevo armamento había mejorado la capacidad de las fuerzas atacantes, así los soviéticos redujeron el sector defensivo de la división de 6 a 10 kilómetros. Los puntos de vista de preguerra sobre defensa antitanque promulgaban el despliegue de seis a nueve cañones antitanques (una cantidad que resultó ser tristemente inadecuada frente a los asaltos del Ejército Alemán en junio de 1941) en un frente de 1 kilómetro integrado en posiciones defensivas a una profundidad de 3 kilómetros.