[1] Véase Gerhard L. Weinberg, The Foreign Policy of Hitler's Germany, vol. I, Diplomatic Revolution in Europe, 1933-76 [=Weinberg, I], Chicago-Londres, 1970, cap. 11.
[2] DGFP, C, V, 355-63, n° 242; Paul Schmidt, Statist auf diplomatischer Bühne 1923-45. Erlebnisse des Chefdolmetschers im Auswärtigen Amt mit den Staatsmännern Europas, Bonn, 1953, 329-30, 332-34 (donde Schmidt fecha erróneamente el vuelo a Londres para presentar el plan a finales de abril, no de marzo); Domarus, 617-18.
[3] Weinberg, I. 254-57.
[4] DGFP, C, V, 514, n° 312; Schmidt, 334-35.
[5] Véase Weinberg, I. 272-73.
[6] Thomas Jones, A Diary with Letters, 1931-1950, Oxford, 1954, 191 (30. 4. 36).
[7] Domarus, 621 y n. 121.
[8] Heinz Höhne, Die Zeit der Illusionen, Hitler und die Anfänge des 3. Reiches 1955 bis 1936, Düsseldorf-Viena-Nueva York, 1991, 347; Richard D. Mandell, The Nazi Olympics, Londres, 1972, 93-94, 142-43.
[9] Höhne, 345.
[10] Albert Speer, Erinnerungen, Frankfurt am Main-Berlin, 1969, 94, donde se dice erróneamente que el nombre del arquitecto es Otto March, que es en realidad el del padre de Werner.
[11] Arnd Krüger, Die Olympischen Spiele 1936 und die Weltmeinung, Berlin, 1972, 63; Mandell, 39, 125 (donde se indica que el estadio era sólo una veinteava parte del enorme complejo deportivo, de un tamaño equivalente al de la propia ciudad de Berlín a finales del siglo XVII), 292.
[12] Mandell, 141-50.
[13] Véase Leni Riefenstahl, A Memoir, Nueva York. 1993, 190-206. Hay una descripción de la película, Olympiade, en David Welch, Propaganda and the German Cinema. 1933-1945, Oxford, 1983, 112-21.
[14] Mandril, 227-229; Riefenstahl, 193.
[15] Baldur von Schirach, Ich glaubte an Hitler, Hamburgo, 1967. 217-18.
[16] Chips. The Diaries of Sir Henry Channon, ed. Robert Rhodes James, Londres, 1967 110-11. Véase también Joachim von Ribbentrop, The Ribbentrop Memoirs, Londres, 1954, 63-64; William E. Dodd y Martha Dodd (eds. ), Ambassador Dodd's Diary, 1933-38, Londres, 1941, 346; Schmidt, 337-38; Mandel, 156-58.
[17] Mandell, 206207; Höhne, 352.
[18] Höhne, 352. Los dejes raciales, así como nacionalistas, se habían hecho patentes en las reacciones alemanas ante la victoria inesperada del boxeador de los pesos pesados Max Schmeling sobre el presuntamente invencible «Bombardero Negro», Joe Louis, en Nueva York el 18 de junio de 1936. Goebbels escuchó la retransmisión del combate a las tres de la madrugada y escribió en su diario: «En el doceavo asalto, Schmeling noquea al negro. Maravilloso. Un combate espectacular, emocionante. Schmeling ha combatido y ganado por Alemania. El blanco por encima del negro, y el blanco era un alemán». Die Tagebücher von Joseph Goebbels. Sämtliche Fragmente, Teil I, Aufzeichnungen 1924-1941, 4 vols., ed. Elke Fröhlich, Munich etc., 1987 [=TBJG], vol. 2, 630 (20. 6. 36); y véase Mandell, 117-21.
[19] Krüger, 200.
[20] Krüger, 201; Mandell. 138-39.
[21] Krüger, 196.
[22] Höhne, 351-52. El embajador estadounidense Dodd no estaba entre ellos. Le pareció que la propaganda había complacido a los alemanes, pero había «ejercido una mala influencia en los extranjeros». Dodd, 349. La mayoría de los testigos presenciales parecen haber tenido una impresión mucho más favorable.
[23] William Shirer, Berlin Diary, 1934-41, Sphere Books, Londres, 1970, 58 (16. 8. 36).
[24] Viktor Klemperer, Ich will Zeugnis ablegen bis zum letzten. Tagebücher 1933-41, 2 vols., ed. Walter Nowojski y Hadwig Klemperer, Darmstadt, 1998, I. 293 (13. 8. 36).
[25] Melita Maschmann, Fazit. Mein Weg in die Hitlerjugend, 5a ed. en bolsillo, Munich, 1983, 30-31.
[26] Dieter Petzina, Autarkiepolitik im Dritten Reich. Der nationalsozialistische Vierjahresplan, Stuttgart, 1968, 35.
[27] Petzina, 37.
[28] Hjalmar Schacht, Abrechung mit Hitler, Berlin-Frankfurt am Main, 1949, 61-62; y véase Höhne, 375.
[29]Das Deutsche Reich und der Zweite Weltkrieg, 6 vols. publicados hasta ahora, ed. Militärgeschichtliches Forschungsamt, Stuttgart. 1979 [=DRZW], I. 431-43.
[30] Niedersächsisches Staatsarchiv, Oldenburg, Best. 131 n. 303, F0I. 131v.
[31] Véase Höhne, 373.
[32] Petzina, 46.
[33] Stefan Martens, Herman Göring. «Erster Paladin des Führers» und «Zweiter Mann im Reich», Paderborn, 1985, 68-69; Petzina, 35-40: Höhne, 377-78.
[34] Petzina, 39.
[35]Der Prozess gegen die Hauptkriegsverbrecher vor den Internationalem Militärgerichtshof. Nuremberg, 14. Noviembre 1945-1. Octubre 1946, 42 vols. [=IMG], IX. 319; Arthur Schweitzer. Big Business in the Third Reich, Bloomington, 1964, 544; Petzina, 40; Martens, 69.
[36] IMG, IX. 319; Petzina, 35-40; Martens, 69; Al fred Kube, Pour le mérite und Hakenkreuz. Hermann Göring im Dritten Reich, Munich, 1986, 140-41.
[37] Carl Vincent Krogmann, Es ging um Deutschlands Zukunft 1932-1939, Leoni am Starnberger See, 1976, 272.
[38] TBJG, I/2, 607 (3. 5. 36).
[39] Véase TBJG, I/2, 701 (20. 10. 36): «Die Energie bringt er mit, ob auch die wirtschaftl. Kenntnis und Erfahrung? Wer weiss! Immerhin wird er viel Wind machen». Después de la guerra, el propio Göring reconoció que había sido tarea suya, al enfrentarse a los problemas de escasez de materias primas, desplegar su energía «110 como un especialista, sino como una fuerza conductora (Treiber)». IMG, IX. 319.
[40] Höhne, 379; Petzina, 44-45; Peter Hayes, Industry and Ideology. IG Farben in the Nazi Era, Cambridge, 1987. 150SS.; DRZW, L278SS.
[41] Höhne, 380; Berenice Carroll, Design for Total War: Arms and Economics in the Third Reich. La Haya-París, 1968, cap. 7.
[42] Cit. Kube, 152.
[43] Kube, 152-53; Höhne, 380.
[44] Véase Alfred Sohn-Rethel, Ökonomie und Klassenstruktur des deutschen Faschismus, Frankfurt am Main, 1973, 139-41 Para los recordatorios de Göring a Hitler en el otoño de 1935 sobre su guerra inminente con la Unión Soviética.
[45] Marqués de Londonderry (Charles S.H. Vane-Tempest-Stewart), Ourselves and Germany, Londres, 1938, 94-103. Los documentos personales de lord Londonderry en la Oficina del Registro Público de Belfast contiene una descripción de su visita a Alemania (D3099/2/19/8, 9A-9B), pero sólo menciona muy brevemente la entrevista con Hitler. Parece que faltan en el archivo las anotaciones que sirvieron de base a los comentarios publicados. Es evidente que Hitler, en la entrevista que concedió a lord Londonderry, intentó convencerle de que Inglaterra tenía que establecer estrechos vínculos con Alemania. (Como muestran los documentos de Londonderry, los dirigentes políticos alemanes sobreestimaban notoriamente la influencia que tenían en Inglaterra en aquel periodo. ) Pero esto no significa que Hitler no creyera lo que decía sobre el bolchevismo. De hecho, este asunto apenas hizo mella en Londonderry, que indicó que en Inglaterra se consideraba mucho menos importante el peligro bolchevique. Él estaba más interesado por la cuestión colonial. Para la visita de Londonderry, véase también Schmidt, 338-42.
[46] TBJG, I/2. 622 (9. 6. 36).
[47] TBJG, I/2. 644 (17.7.36).
[48] Nicholas Mosley, Beyond the Pale: Sir Oswald Mosley, 1933-1980, Londres, 1981, 72. Sobre las hermanas Mitford, véase Robert Skidefsky, Oswald Mosley, Londres, 1981, 340-341; y Richard Griffiths, Fellow Travellers of the Right. British Enthusiasts for Nazi Germany, 1933-39, Londres, 1980, 171ss.
[49] TBJG, I/2, 646 (22. 7. 36). A Goebbels las Mitlord le parecieron «aburridas como siempre». I/2, 646 (21.7.36).
[50] Véase Paul Preston, Franco. A Biography, Londres, 1993, 159; Hans-Adolf Jacobsen, Nationalsozialistische Aussenpolitik 1933-1938,
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