A modo de prólogo
Mi libretita y mi diccionario
¿Por qué un Diccionario Sampedro ?
Obviamente, no se trata de un diccionario en el sentido literal del término. Diccionario es la forma, la estructura que le damos a esta selección de textos, como un guiño más hacia la persona que tan ligada estuvo a ellos desde su infancia hasta el final de sus días.
«Yo empecé a leer muy pronto. A los cuatro o cinco años me fascinaba leer el Espasa de mi padre. Imagínense: venían las visitas, preguntaban por el niño y mis padres respondían con naturalidad: estará leyendo el Espasa. A mí me encantaba coger algún tomo de la enciclopedia y pasar páginas», rememoraba Sampedro ante sus alumnos y añadía: «Debo decir que he conservado la costumbre, ahora lo hago con la Encyclopedia Britannica y enterándome un poco más, pero me sigue fascinando ese compendio de conocimientos y saber».
Doy fe de ello y de los no pocos inconvenientes que nos causaba transportar los tomos de la Britannica con motivo de nuestras estancias temporales fuera de Madrid. Lo atestigua también Martín, el protagonista de La senda del drago (escrita en Tenerife), al referirse a la biblioteca de Osuna: «Pero los volúmenes importantes ahora para mí son los de la Enciclopedia Británica».
No podía ser de otro modo, si ni tan siquiera la guerra y sus trincheras le apartaron de su pasión por las palabras y el conocimiento: «Mi libretita y mi diccionario de bolsillo hicieron la guerra conmigo. Fiel a mi costumbre de pasar páginas de diccionarios y enciclopedias, metí en mi macuto un pequeño Sopena y en los ratos libres o de espera iba pasando páginas y anotando aquellas palabras que por algo llamaban mi atención».
Finalmente, cabe destacar que, como miembro de la Real Academia Española, también siguió puliendo, «limpiando, fijando y dando esplendor» a los tesoros que encierran los diccionarios.
Alguna forma había que darle a este trabajo y, tras leer estas palabras suyas, ¿qué mejor que un diccionario?
Con estas cincuenta voces ordenadas alfabéticamente se intenta acercar al público lector el pensamiento de José Luis Sampedro y el reflejo del mismo en su obra literaria expresado por sus personajes. Si en La vida perenne el autor confrontaba las lecturas con sus pensamientos, en este caso el paralelismo que nos presenta es entre su pensamiento y el de sus personajes. Dicho de otro modo: vemos cómo sus ideas quedan reflejadas en su literatura. Es importante diferenciar ambas cosas, entre otras razones porque son numerosas las «frases de Sampedro» que circulan por internet sin citar la fuente, siendo muchas de ellas de sus personajes, lo que, en ocasiones, genera cierta confusión.
En este volumen, bajo cada una de las entradas, aparecen en primer lugar y en negro las citas extraídas de los textos de ensayos, artículos, conferencias y notas diversas, y a continuación de ellas, en rojo, una selección de esos mismos temas en su obra literaria. Se ha procurado diversificar al máximo las fuentes, mostrando ya sea la evolución, ya sea la persistencia del tema, a lo largo de la vida y obra del autor.
Por otra parte, presentar el pensamiento del autor precediendo las citas literarias, en cierto modo, contribuye a una mejor comprensión de las obras.
En cuanto a la elección de temas y textos, a la hora de editarlos, nos encontramos con el problema de toda antología. Todo no cabe y la selección es inevitablemente subjetiva. En ese sentido, procuraremos encajar bien las críticas.
La primera ya la hacemos desde estas páginas. De las tres facetas fundamentales en la vida y obra de José Luis Sampedro —literatura, economía y docencia—, una de ellas, sin ser menos importante que las otras dos, ha quedado fuera de este diccionario. Su labor docente, sus inquietudes por la enseñanza y educación, su actividad universitaria, no han tenido cabida en este volumen. Somos conscientes de ello y queremos dejar claro que en nuestra opinión son tan merecedoras de difusión como las dos primeras, pero, como se ha dicho, todo no cabe y una larga vida tan trabajada como lo fue la de José Luis Sampedro da para más de un volumen. Es posible que ello nos obligue a abordar en futuros trabajos lo que ahora dejamos aparcado. El tiempo, las circunstancias y, sobre todo, el interés que pueda suscitar, nos marcarán el camino.
O LGA L UCAS
(…) Cuando yo estudiaba, los libros nos decían, y siguen diciendo y tienen razón, que los economistas se preocupan sobre todo de los bienes escasos. Los que no son escasos no preocupan al economista; se cogen y ya está, abundan y no hay problema. Pero es que entre los bienes que a nosotros nos decían que eran autorrenovables, es decir, que se renovaban ellos solos, estaban, por ejemplo, el aire y el agua, y el mundo en el que estamos ya se encuentra en una situación en que hay que preocuparse por el aire y el agua porque nos vamos a quedar sin agua potable y sin aire respirable. Me parece que bastaría eso para empezar a pensar que las cosas no se hacen muy bien. En estos momentos hay aproximadamente mil millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable, y los listos del sistema ya están previendo y organizándose. En España, que yo sepa, ya hay dos ciudades que han empezado a hacer contratos para asegurarse el agua en el futuro, antes de que compañías comerciales se aprovechen del agua y las vendan más caras después. En este momento hay cuatro o cinco grandes empresas mundiales, sobre todo una francesa, que están consiguiendo contratos tremendos con gobiernos del Tercer Mundo, sobre todo en África, para controlar el monopolio del agua y, dentro de treinta, cuarenta o cincuenta años, dominarlo. Si los hombres tenemos que matarnos para conseguir agua, ya veremos lo que es este mundo.
Multimegamuchaglobalización, 2007
La magia del agua, en conclusión, es condición indispensable para la vida. Por eso producen inquietud y temor tantas noticias sobre la irracional conducta humana, enemiga del agua que, en vez de ser respetada y apreciada, es contaminada y malgastada. Se están derrochando millones buscando agua en el planeta Marte mientras se destruyen suministros en la Tierra y se amenaza con la escasez creciente a pueblos enteros. No cabe mayor locura contra la magia del agua, sostén de la vida.
Agua de luz, libro de fotografías
de Muñoz Monge, 2012
—¿Tan mal lo encuentra usted todo?
—Calcula: ¡gastamos millones y millones buscando agua en Marte y no hacemos nada por conservarla aquí y encontrar más para los sedientos!