Este es un libro realmente innovador que nos relata la vida de Francisco Pizarro, el conquistador de Perú, en el marco de una visión más realista de la conquista, que no se limita a glosar las hazañas de los vencedores, sino que cuenta también sus miserias y no olvida recordar la triste suerte de los vencidos. Esteban Mira Caballos, autor de una extensa obra de investigación sobre la conquista, estudia aquí la vida y personalidad de Francisco Pizarro, rescatándolo de una literatura sesgada que o lo convierte en un héroe intachable o lo denigra como un tirano, y a la vez que nos relata la gesta que le permitió conquistar el imperio Inca del Tahuantinsuyu al frente de una reducida hueste, nos cuenta también la forma en que las ambiciones de mando y la codicia del botín condujeron a sangrientos enfrentamientos entre los vencedores.
Introducción
Dentro de la historia, el género biográfico ha jugado siempre un papel destacado que se ha mantenido hasta el mismísimo siglo XXI . En buena parte motivado por la tendencia innata que todos tenemos a personalizar el pasado, es decir, a concretar en personajes singulares los grandes hechos de la historia. Sin embargo, también ha suscitado algunas
A mi
Aunaban, pues, altas dosis de intransigencia religiosa con la valentía y con ansias personales de enriquecimiento, lo que les convirtió en armas casi indestructibles frente a sus oponentes. Estaban dispuestos a morir y a matar en nombre de Dios y del emperador y eso les reportaba una extraordinaria fortaleza moral. Aunque en lo más profundo de su subconsciente sabían que muchas de sus acciones no eran éticamente correctas, de ahí que, al final de sus días, dispusiesen memorias y obras pías a favor de los naturales, los mismos a los que ellos se habían encargado de someter, robar y explotar.
Ahora bien, aunque no sean las individualidades las que provocan los saltos hacia adelante, sí estoy convencido al menos de que existen personas con mucho más empuje y liderazgo que otras. Pues bien, uno de esos personajes singulares del quinientos fue Francisco Pizarro, que probablemente no era ningún héroe pero sí, utilizando terminología de Max Weber, un individuo carismático.
Como americanista he investigado la conquista durante (2010) y Hernando de Soto (2012). Ahora pretendo hacer lo mismo con Francisco Pizarro, actor necesario tanto del inevitable hundimiento del Tahuantinsuyu como del traumático alumbramiento del Perú.
En pleno siglo XXI , la historiografía social española mantiene un cierto desfase con respecto a la europea. En las últimas décadas han aparecido algunos trabajos pioneros en materia social, embargo en lo concerniente a la historia de América la situación es aún más incipiente pues, durante buena parte del siglo XX , el pretérito patrio se fundamentó en los grandes mitos de la España Imperial. Y cómo no, uno de los pilares de esa historia pseudomítica fueron los conquistadores, especialmente Hernán Cortés y Francisco Pizarro.
Centrándonos en el caso que ahora nos ocupa, la extensa
No menos elogioso se mostró Clodoaldo Naranjo, quien se preguntó si no fue, al igual que otros héroes, un elegido por Dios para cumplir amplios fines evangélicos. de los tiempos.
En cambio, otra parte de la literatura, sobre todo los hagiógrafos de Cortés y los almagristas, lo han denigrado, focalizando en él todos los males: cruel, tirano, inhumano, ambicioso, etc. Y no es que no tuviera todas o algunas de esas cualidades, sino que se trata de calificativos que se pueden aplicar prácticamente a todos los conquistadores del siglo XVI .
Afortunadamente, ¿Cómo se verá su figura en el siglo XXII o en el XXX ? No lo podemos saber. En el presente trabajo hemos querido trazar una semblanza renovada, es decir, una biografía nueva para un lector de nuestro tiempo. Para ello, hemos considerado dos premisas:
Una, la exhaustividad, es decir, el uso de todo el material manuscrito e impreso sobre la temática, lo que equivalía a contrastar decenas de crónicas de la época, varios centenares de historias, regestos documentales y manuscritos localizados en muy diversos repositorios. Pese a que los historicistas presumieron de haber desempolvado y publicado miles de documentos, lo cierto es que no fueron exhaustivos, pues todavía hoy es posible encontrar bastantes referencias documentales inéditas que nadie recopiló y que nos han servido para perfilar mejor la vida del personaje.
Y otra, el cotejo de todas y cada una de las versiones de los hechos. De Francisco Pizarro se han ofrecido visiones muy dispares y en ocasiones antagónicas. Dependía de que su autor hubiese prestado más atención a unos testimonios que a otros para sostener una cosa o la contraria. Hay varias decenas de crónicas e historias, la mayoría escritas por españoles pero otras por mestizos o por indios. Sin embargo, todos estos textos hay que leerlos de manera crítica porque todos encierran unos intereses muy personales y una visión de la historia condicionada por sus circunstancias personales. Después de pasar varios años revisando, transcribiendo e interpretando hechos, pude comprobar que había al menos tres visiones diferentes que era necesario identificar y contrastar para intentar acercarnos a la realidad, a saber:
Primera, la de los historiadores cortesianos que, en su afán de ensalzar al de Medellín, menospreciaban y tergiversaban los hechos de los demás y muy especialmente los de Francisco Pizarro. Todo con la intención de evitar que se proyectasen sombras sobre el metellinense.
Segunda, la de los pizarristas, destacando cronistas como Francisco de Jerez o Pedro Sancho de la Hoz
Y tercera,
Las fuentes documentales para la biografía de Francisco Pizarro son limitadas, ya que este no dejó testimonios escritos sobre sus hazañas, a diferencia de lo que hicieron
Para finalizar con esta introducción quiero decir que esta obra no es una historia de la conquista del Perú ni tampoco una historia de los hermanos conquistadores, sino tan solo una biografía actualizada, documentada y veraz de Francisco Pizarro.
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Auge y ocaso de los incas
En América del Sur existía una gran civilización excedentaria, con una organización compleja. Se trataba del Tahuantinsuyu, la mayor organización política de la América prehispánica que en su época de máxima expansión, en tiempos de Huayna Cápac, alcanzó, a decir de Juan de Betanzos, una extensión de más de mil leguas.