AGRADECIMIENTOS
Escribir este manifiesto ha sido un poco como retroceder en el tiempo, a la época de la militancia política en grupos que soñaban un futuro mejor. Eran los años setenta, años difíciles; tampoco 2012 ha sido clemente, ha sido un año muy duro para nuestro país. De nuevo, las primeras víctimas son los jóvenes a quienes esta crisis ha arrebatado la esperanza, y los viejos, que tienen en perspectiva una vejez de pobreza.
Este manifiesto trata de dar una respuesta, elaborada por un grupo de personas, a muchas preguntas que todos nos planteamos sobre las dificultades que atraviesa Italia. Los que han participado lo han hecho en primer lugar con un espíritu de compromiso civil para ofrecer a los lectores-ciudadanos una posible clave de interpretación de lo que sucede en Italia y en Europa.
Aparte de los cuatro mosqueteros que he tenido a mi lado durante la redacción del libro, es decir, Francesca Fogli, Paolo Musumeci, Pierluigi Paoletti y Chiara Ricci, la obra es igualmente fruto del trabajo de muchos jóvenes: Bjorn Axelsson, Matteo Ballero, Debora Coldwell, Michelle Napoleoni, Natalie Nicora, Matteo Picconeri, Dario Tamburrano, y también de asociaciones como la red nacional del Arcipelago SCEC y el grupo Communitas de Catania. Vaya un agradecimiento particular al municipio de Parma y a Peppe Carpentieri, sobre todo, que me presentó a Paoletti; me hizo conocer la provincia de Crotone y a Ettore Affari, que me llevó a Crotone y me presentó a Paolo Musumeci. Gracias también al Movimento 5Stelle de Roma por los debates veraniegos en la costa de Scario.
Pero es imposible mencionar a todos los que han contribuido, incluidos los que lo han hecho a través de Twitter y Facebook. A todos quienes han querido participar en esta hermosa experiencia vaya mi más profundo agradecimiento.
Por la promoción, doy las gracias, como siempre, a Federico Bastiani, mi ayudante-ángel custodio; al equipo que ha trabajado en la red dirigido por Nicola Petruzzi y Cristian Trappolini; a Carlota Lovat de las librerías Lovat, con quien he discutido la presentación de las fichas del referéndum; a los innumerables grupos diseminados por toda Italia que organizaron presentaciones y actos para debatir las propuestas que formulamos.
En estos tiempos oscuros en que la polémica se nutre de rabia, la política se ha convertido en una carrera a la rebatiña y muchos solo piensan en el éxito personal y en hacerse con la poltrona, esta excepcional experiencia social no solo me ha enriquecido profundamente, sino que me ha hecho recordar que aún existe otro mundo, mejor y más democrático, para participar en la cosa pública: la militancia civil. Esta conciencia renovada es un don por el cual quedaré eternamente agradecida a todo el grupo.
NOTA DE LA AUTORA
Este libro es el resultado del trabajo de un grupo de personas dispuestas a colaborar entre sí para entender qué está sucediendo en Italia y en el resto de Europa, con el propósito de formular propuestas concretas para salir de la crisis y generar bienestar. Son ciudadanos corrientes de diversas edades y que trabajan en distintos ámbitos: Francesca Fogli, Paolo Musumeci, Pierluigi Paoletti y Chiara Ricci.
No nos mueve un interés político; todo lo contrario. Este esfuerzo común debe interpretarse exclusivamente como un compromiso civil.
Nuestro análisis y nuestras propuestas las ponemos a disposición de quien las quiera utilizar puesto que son el resultado de un análisis científico y no político.
Democracia en venta es un manifiesto cuyo propósito es explicar a los lectores los orígenes de una realidad que parece incomprensible a veces y en la que hace ya casi cuatro años que se encuentran inmersos. Al final del texto presentamos tres fichas de referéndum como una posibilidad más para que los ciudadanos hagan oír su voz; pueden remitirlas a , donde también pueden manifestar sus opiniones y dialogar a propósito de temas acuciantes como la democracia, la recesión y la austeridad. Tal como era costumbre hace tiempo, sin insultarse y sin dar un espectáculo, sino civilizadamente, entre ciudadanos.
Nos merecemos un futuro más feliz y más justo, y esperamos que este libro pueda contribuir a conseguir un mayor compromiso para construirlo entre todos.
PRÓLOGO
LA DEUDA PERPETUA
En los años setenta, el antropólogo francés Jean-Claude Galey hizo un descubrimiento impresionante: en el Himalaya oriental se encontró con una modalidad de feudalismo centrado en la deuda perpetua en el que el cuerpo de la mujer era prenda y pago.
Esta región —entre China, la India y el Tíbet— es desde siempre objeto de rivalidad entre sus diversas poblaciones. La lucha por el poder se ha desarrollado a la sombra de una actividad comercial muy rentable gracias a la cual ha surgido una casta de ricas familias usureras que hace siglos que utilizan el dinero prestado como instrumento de control del territorio y para oprimir a la población.
Los llamados «vencidos», la casta más pobre del campesinado, son literalmente esclavos de la deuda. Estos modernos siervos orientales de la gleba viven desde hace siglos en una situación de endeudamiento perpetuo que se transmite de padres a hijos, ya que ningún antepasado ha podido pagar la deuda. Sin tierra ni posibilidad de vender su fuerza de trabajo en un libre mercado, los vencidos sobreviven contrayendo cada vez más deudas con el señor-usurero de turno. A cambio de su trabajo, reciben lo necesario para comer, vestirse y guarecerse de la intemperie.
Dado que el endeudamiento perpetuo está ligado a la naturaleza del préstamo, es decir a la usura que impide que puedan liquidarlo con el tiempo, la lógica económica de esta esclavitud la genera la ausencia de ahorro, no solo como categoría financiera, sino como actividad existencial. Los vencidos han metabolizado durante siglos la deuda hasta el extremo de casi aceptarla como un factor biológico de su existencia. Por ello, seguir pidiendo préstamos es algo natural, semejante al nacimiento y a la muerte, como son naturales la usura y la realidad perpetua del endeudamiento. Y, dado que la economía local gira desde tiempos inmemoriales en torno a estos principios, nadie ha imaginado jamás un mundo distinto.
¿A qué se debe esa constante necesidad de contraer nuevas deudas? ¿Qué pueden necesitar los vencidos en las condiciones de abyecta miseria en que viven? Sus gastos extraordinarios quedan reducidos a dos tipos: matrimonios y entierros. ¿Cómo devolver la dote y los intereses cuando no se posee nada? Con una mercancía de cambio tan antigua como el mundo: el usufructo del cuerpo de las jóvenes campesinas.
Primero las esposas se entregan en prenda y después sirven para «desendeudarse» mediante prestaciones sexuales. Después de la primera noche de bodas se convierten en concubinas del señor-usurero y cuando este se cansa de aprovecharlas personalmente las envía a prostituirse a algún campamento de leñadores donde permanecen uno o dos años. Únicamente cuando han ganado lo suficiente para devolver la dote se permite a estas desgraciadas el regreso a la casa del marido para iniciar su vida como esposas.
Estas prácticas bárbaras son aceptadas por toda la sociedad, incluida la casta de los vencidos. Para nuestra manera de pensar, son insensatas e inhumanas, aparte de lo fácil que sería abolirlas. Bastaría con no exigir una dote a las futuras esposas, lo cual les evitaría ese trauma tan degradante. Pero esta solución tan evidente no se le ocurre a nadie. Las familias de los esposos exigen la dote aun sabiendo cómo tiene que pagarse. ¿Cómo es posible? Muy sencillo: en las montañas de Himalaya la deuda perpetua ha reconfigurado el mapa existencial, incluyendo la moral por la que transita el individuo desde la cuna a la sepultura. La alteración del código de conducta de la sociedad es tan honda que quiebra vínculos tan fuertes y duraderos como los de sangre entre padres e hijos. Y ello a expensas, naturalmente, de las mujeres y los niños, débiles y al mismo tiempo deseables; perfectos para ser reducidos a mercancía con la que comerciar.