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Jesús Hernández - Grandes atrocidades de la Segunda Guerra Mundial

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Jesús Hernández Grandes atrocidades de la Segunda Guerra Mundial
  • Libro:
    Grandes atrocidades de la Segunda Guerra Mundial
  • Autor:
  • Editor:
    Editorial Almuzara
  • Genre:
  • Año:
    2020
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Grandes atrocidades de la Segunda Guerra Mundial: resumen, descripción y anotación

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Cuando hablamos de atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, acuden a nuestra cabeza los nombres de Auschwitz, Sobibor o Treblinka, en donde aquella conflagración que segó la vida de millones de personas inocentes se mostraría en todo su espeluznante horror. También provoca escalofríos conocer los detalles de lo ocurrido en Hiroshima o Nagasaki, cuando la humanidad se enfrentó por primera vez al apocalipsis atómico. Pero, desgraciadamente, son muchos más los nombres escritos con sangre en la historia del conflicto de 1939-1945...

A través de estas páginas, el lector podrá conocer el sangriento prólogo que tuvo lugar en 1937 en la ciudad china de Nanking, como pavoroso adelanto de lo que estaba por llegar. También descubrirá tragedias como la deportación de miles civiles polacos a Siberia, o la brutal limpieza étnica que se desarrolló en la región de Volinia, hechos que suelen ser pasados por alto por los historiadores del conflicto.Por el contrario, a los campos de exterminio nazis se les ha dedicado una gran atención, pero no tanto a las sistemáticas matanzas cometidas por los Einsatzgruppen en el frente oriental. La más representativa, la perpetrada en el tristemente célebre barranco de Babi Yar, es aquí descrita como si de una crónica periodística se tratase, para situar al lector en medio de aquel horror. También es bien conocido el nombre de Katyn, el bosque en el que los soviéticos asesinaron a sangre fría a miles de prisioneros polacos, pero no tanto las historias personales ligadas a aquella masacre, incluyendo alguna que ve por primera vez la luz en esta obra. Los soviéticos cometieron otros asesinatos masivos, como el que tuvo como escenario la aldea chechena de Khaibakh, el capítulo más terrible de la política de deportación de civiles pertenecientes a minorías étnicas emprendida por Stalin.

Pero no sólo alemanes y soviéticos recurrieron a la violencia indiscriminada contra la población civil. Los aliados occidentales no pueden presentar un expediente impoluto en este terreno. A la campaña de bombardeos sobre las ciudades germanas, tan encarnizada como inefectiva –descrita en estas páginas en toda su insoportable realidad-, le costaría encontrar una justificación, dejando aparte las matanzas puntuales de prisioneros de guerra y civiles italianos cometidas por soldados norteamericanos en Sicilia, sobre las que se extendería un manto de silencio. Todos estos crímenes de guerra, y otros más, conforman el panorama del horror sin precedentes que supuso la Segunda Guerra Mundial, mostrando los límites a los que puede llegar el género humano cuando se entrecruzan el fanatismo, la crueldad, el odio, y, en la mayoría de casos, la impunidad.

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Jesús Hernández

Grandes atrocidades de la Segunda Guerra Mundial

Matanzas, asesinatos masivos y crímenes de guerra del Eje y los Aliados

© JESÚS HERNÁNDEZ, 2018

© EDITORIAL ALMUZARA, S.L., 2018

Reservados todos los derechos. «No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea mecánico, electrónico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright ».

EDITORIAL ALMUZARA • COLECCIÓN HISTORIA

Director editorial: ANTONIO E. CUESTA LÓPEZ

Editora: ÁNGELES LÓPEZ

Diseño y maquetación: JOAQUÍN TREVIÑO

Ebook: REBECA RUEDA

www.editorialalmuzara.com

pedidos@editorialalmuzara.com - info@editorialalmuzara.com

ISBN: 978-84-17418-23-6

A mi hijo Marcel

Introducción

El célebre dramaturgo, poeta e historiador alemán Friedrich Schiller observó que «es un fenómeno general en nuestra naturaleza humana que lo que es triste, terrible e incluso horrible, nos atrae con una fascinación irresistible». Aunque pocos se atrevan a reconocer ese hecho, la verdad es que esos hechos espantosos pueden provocar una irremediable atracción.

De esa debilidad humana son conscientes quienes aprovechan esa capacidad sugestiva en su propio beneficio; es ampliamente conocida la explotación que llevan a cabo los medios de comunicación de los hechos más truculentos, en pos de la audiencia. Aunque esas estrategias están desacreditadas y son duramente criticadas, la realidad demuestra que una parte no desdeñable del gran público obtiene algún tipo de gratificación conociendo, por ejemplo, los detalles más escalofriantes de algún crimen especialmente destacado o de la personalidad de algún asesino en serie.

Ante el título que el lector tiene entre manos, se puede pensar que esta obra pretende explotar esa insana e inevitable atracción por los hechos terribles. Sin embargo, no es esa la intención de este autor. Aunque el libro contiene descripciones que son difícilmente soportables, que considero imprescindibles para calibrar en todo su horror los extremos a los que llegaron las atrocidades en cuestión, el objetivo de este trabajo no es dar satisfacción a esa atracción morbosa por el sufrimiento ajeno. Lo que se explica en estas páginas pretende ser simplemente un relato de lo ocurrido, lo más fidedigno posible, para que el lector disponga de los elementos de juicio que le permitan forjarse una opinión sobre unos hechos que, por su naturaleza, siempre van acompañados de controversia.

Los episodios aquí relatados provocarán, sin duda, sentimientos de aflicción por las víctimas, turbación al conocer a dónde puede llegar la maldad humana, irritación por los intentos para ocultar la verdad e inquietud ante la posibilidad de que hechos así pudieran volver a suceder. Pero es una realidad a la que no puede ser ajeno el que trata de conocer y entender el conflicto de 1939-1945. Para alcanzar ese objetivo, no basta con conocer las campañas militares y el armamento, la vida de sus protagonistas o los aspectos sociales y económicos. En esos trágicos hechos se encuentra también la esencia de un conflicto a escala global que supuso un estallido de odio generalizado sin precedentes en la historia. El que esas atrocidades se produjesen prácticamente a la vez y en puntos del planeta tan distantes indica la existencia de un substrato común que quizás no ha sido estudiado como merece o desde el enfoque adecuado.

A la hora de escribir estas páginas, la mayor dificultad con la que me he encontrado ha sido llevar a cabo la selección de los hechos que iba a referir. Asumo de entrada que ningún lector estará conforme con la que he realizado, y hablo por experiencia. En 2009 publiqué Las 50 grandes masacres de la historia ; a pesar de contar con ese amplio margen de medio centenar de episodios para cubrir todas las apuestas, todavía hoy me llegan mensajes de lectores que consideran imperdonable que haya dejado de incluir tal o cual masacre, o discuten el derecho de alguna de ellas a figurar en esa selección. Espero que el lector entienda las limitaciones de espacio de este volumen, lo que obliga a que el número de hechos seleccionados no pueda ser muy amplio. En el caso que nos ocupa, en el que he preferido centrarme en solo doce de esos hechos para poder tratarlos con cierta profundidad, será inevitable que alguien eche en falta determinado suceso que, según su criterio, no puede faltar en un trabajo que pretenda recoger las grandes atrocidades del conflicto, o estime que alguno no cumple las condiciones para ser merecedor de uno de estos capítulos.

Para confeccionar mi obra, he optado por referir una serie de hechos que considero que pueden resultar de interés al lector al no haber sido tratados por los historiadores con el interés que creo que merecen, lo que da lugar a una serie de necesarias advertencias. En primer lugar, de todos son bien conocidos los crímenes de la Alemania nazi, por lo que en esta selección están sobrerrepresentados los cometidos por el bando aliado, dando lugar a una primera distorsión que espero que sea entendida por el lector. Igualmente, dentro de las fechorías cometidas por el Eje, los japoneses solo aparecen en el primer capítulo, en unos hechos sucedidos antes de que comenzara oficialmente la Segunda Guerra Mundial, obviando las que perpetrarían durante el conflicto, cuya extensión y gravedad merecerían solo ellas un volumen. Esa escasa presencia de las atrocidades niponas también provoca una distorsión en la visión general de las cometidas por los contendientes.

Del mismo modo, poner en pie de igualdad masacres fríamente planificadas y consumadas por los soviéticos con miles de víctimas como la de Katyn con, por ejemplo, unas matanzas de decenas de prisioneros fruto de la tensión del momento como las cometidas por los norteamericanos en Sicilia deforma igualmente la realidad. También puede sorprender que sea calificada de atrocidad la reclusión de miles de ciudadanos nipo-norteamericanos en campos de internamiento, cuando no se produjeron muertes ni maltratos generalizados; en este caso ha primado para su selección el desconocimiento existente sobre ese deshonroso capítulo de la historia de Estados Unidos —y, como se verá, de otros países del continente americano— por encima de su gravedad intrínseca. Igualmente, no me ha parecido necesario incluir un capítulo dedicado a los campos de concentración y exterminio nazis debido a que es un tema ampliamente conocido y tratado, por lo que he preferido dedicar ese espacio a otros hechos que no han merecido esa atención por parte de los historiadores, lo que creo que redundará en un mayor interés de la obra.

Por todo ello, pido al lector que no trate de establecer paralelismos y comparaciones o deduzca alguna intención al escoger unos hechos en detrimento de otros. A pesar de estas advertencias y de que confío en la madurez del lector que se acerca a estas páginas, tengo que admitir que doy esa batalla por perdida de antemano, por lo que sé que habrá quienes no estén de acuerdo con el criterio de selección y así me lo expresen. No obstante, se agradecerá cualquier observación en este sentido, con vistas a algún futuro proyecto en el que se puedan incluir esas sugerencias.

Así pues, si el lector es indulgente con esas inevitables distorsiones, podrá disfrutar —si es que ese verbo es aquí pertinente— de una lectura que le llevará al lado más oscuro de la naturaleza humana, ese que nos parece tan lejos de nosotros mismos y que, seguramente, les parecía también igual de lejano a los protagonistas de estas historias antes de verse fatalmente arrojados a las turbulencias de aquel conflicto que cambió para siempre sus vidas.

Capítulo 1:
La violación de Nanking

En la Segunda Guerra Mundial, la humanidad asistiría a una hecatombe como nunca se había dado en la historia. Durante esos seis años de hierro y fuego morirían millones de personas y se producirían matanzas y atrocidades de un salvajismo sin precedentes. Asesinatos masivos, bombardeo sistemático de ciudades, ataques a población civil indefensa, genocidio industrializado… cualquier horror imaginable tendría su espantosa plasmación en ese conflicto.

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