El Verdadero Creyente (1951) explica la naturaleza de los movimientos de masas y la dinámica personal de sus militantes. La edición de esta obra entre nosotros aparece en un momento social y cultural que proporciona especial significado a su pensamiento. El fanatismo nunca desaparece, pero a veces se disfraza de progreso y modernidad, de conocimiento verdadero y voluntad de creer, hasta que el verdadero creyente vuelve a enseñar sus afilados dientes y una vez más nos coge de sorpresa. Por eso necesitamos reconocerlo, antes y ahora, y Hoffer es una ayuda inestimable para espabilar nuestra conciencia y refrescar nuestra memoria sobre la multiplicidad de formas que adopta el fanatismo, incluidas las del momento actual.
Eric Hoffer
El verdadero creyente
Sobre el fanatismo y los movimientos sociales
Título original: The True Believer: Thoughts on the Nature of Mass Movements
Eric Hoffer, 1951
Traducción: Adela Garzón Pérez, 2009
Prologo: Julio Seoane Rey
Revisión: 1.0
29/12/2019
A Margaret Anderson sin cuya estimulante ayuda a través de un continente no se hubiera podido escribir este libro
Autor
ERIC HOFFER (1902-1983) fue un intelectual americano que trabajó como estibador en el puerto de San Francisco durante veinticinco años. Autor de varios libros y docenas de artículos, su primer libro El verdadero creyente fue un éxito espectacular que le hizo famoso y le proporcionó reconocimiento público, hasta el punto de recibir la Medalla Presidencial de la Libertad en 1983.
Notas
[1] La palabra «frustrado» no se utiliza en este libro como un termino clínico. Aquí designa a las personas que, por una u otra razón, sienten que sus vidas están arruinadas y desaprovechadas.
[2] E.H. Carr, Nationalism and After (Nueva York: Macmillan Company, 1945), p. 20.
[3] Ver el final de la Sección 104.
[4] Henry David Thoreau, Walden. Modern Library edition (Nueva York: Random House, 1937), p. 69
[5] Alexis de Tocqueville, On the State of Society in France Before the Revolution of 1789 (London: John Murray, 1888), pp. 198-199.
[6] Génesis 11:4, 6
[7] Ver Sección 58
[8] Karl Polanyi, The Great Transformador! (Nueva York: Farrar and Rinehart, Inc., 1944), p. 35.
[9]Ibid. p. 40
[10] Adolph Hitler, Mein Kampf (Boston: Houghton Mifflin Company, 1943), p. 105.
[11] Hermann Rauschning, The Conservativa Revolution (Nueva York: G.P. Putnam’s Sons, 1941), p. 189.
[12] Thomas Gray, Letters, Vol. I, p. 137. Citado por Gamaliel Bradford, Bare Souls (Nueva York: Harper and Brothers, 1924), p. 71.
[13] Chaim Weizmann, Trial and Error (Nueva York: Harper and Brothers, 1949), p. 13.
[14] Hermann Rauschning, Hitler Speaks (Nueva York: G. P. Putnam’s Sons, 1940), p. 134.
[15] Kinrad Heiden, Der Fuehrer (Boston: Houghton Mifflin Company, 1944), p. 30.
[16] Fritz August Voigt, Unto Caesar (G. P. Putnam’s Sons, 1938), p. 283.
[17] Carl L. Becker, The Heavenly City of the Eighteenth-Century Philosophers (New Haven: Yale University Press, 1932), p. 155.
[18] A. Mathiez, «Les Origins des Cultes Revolutionnaires», p. 31. Citado por Carlton J. H. Hayes, Essays on Nationalism (Nueva York: Macmillan Company, 1926), p. 103.
[19] Frantz Funck-Brentano, Luther (Londres: Jonathan Cape, Ltd., 1939), p. 278.
[20] H. G. Wells, The Outline of History (Nueva York: Macmillan Company, 1922), pp. 482-484.
[21] Un caso amable de la configuración combinada por el mejor y el peor se puede observar en el caso del lenguaje. La sección media respetable de una nación compone el diccionario. Las innovaciones provienen de los grandes estadistas, poetas, escritores, científicos, especialistas —y de los peor hablados.
[22] Charles A. y Mary R. Beard, The Rise of American Civilization (Nueva York: Macmillan Company, 1939), Vol. 1. p. 24.
[23] Angelica Balabanoff, My Life as a Rebel (Nueva York: Harper and Brothers, 1938), p. 204.
[24] Edward A. Ross, The Changing Chinese (Nueva York: Century Company, 1911), p. 92.
[25]Alexis de Tocqueville, On the State of Society in France Before the Revolution of 1879, (Londres: John Murray, 1888), p. 149.
[26]Ibid., p.152.
[27] Lyford P. Edwards, The Natural History of Revolution (Chicago: University of Chicago Press, 1927), p. 70.
[28] Epístola de Pablo a los Romanos 8:25
[29] Ver Sección 116.
[30] I. A. R. Wylie, «The Quest of Our Lives», Reader’s Digest, Mayo 1948, p. 2.
[31] Crane Brinton, A Decode of Revolution (Nueva York: Harper and Brothers, 1934), p. 161.
[32] Ernest Renan, The Hibbert Lectures, 1880 (Londres: Williams and Norgate, 1898), Prólogo.
[33] Epicteto, Discourses, Libro I, Cap. 2.
[34] Arthur J. Hubbard, The Fate of Empires (Nueva York: Longmans, Green and Company, 1913), p. 170.
[35] Mateo 10: 35-37.
[36]Ibid., 12: 47-49.
[37]Ibid., 8:22.
[38]Ibid., 10: 21.
[39] Kenneth Scott Latourette, The Chinese, their History and Culture (Nueva York: Macmillan Company, 1946), Vol. I, p. 79.
[40] Brooks Adams, The Law of Civilization and Decay (Nueva York: Alfred A. Knopf. Inc., 1943), p.142.
[41] Citado por Nicolas Zernov, Three Russian Prophers (Toronto: Macmillan Company, 1944), p. 63.
[42] Peter F. Drucker, «The Way of Industrial Peace» Harper’s Magazine, Nov. 1946, p. 392.
[43] Kenneth Scott Latourette, A History of the Expansión of Christianity (Nueva York: Harper and Brothers, 1937), Vol. I, p.164.
[44]Ibid., p. 23.
[45]Ibid., p. 163.
[46] Carlton J. H. Hayes, A Generation of Materialism (Nueva York: Harper and Brothers, 1941), p. 254.
[47] H. G. Wells, The Outline of History (Nueva York: Macmillan Company, 1922), p. 719.
[48] Theodore Abel, Why Came into Power (Nueva York: Prentice-Hall, 1938), p. 150.
[49] Alexis de Tocqueville, op. cit., p. 152.
[50] Más sobre veteranos en la Sección 38 y sobre la relación entre ejércitos y movimientos de masas en la Sección 64.
[51] Ver Sección 111.
[52] Hermann Rauschning, Hitler Speaks, (Nueva York: G.P. Putnam’s Sons, 1940), p. 268.
[53]Ibid., p.258.
[54] Miriam Beard, A History of the Businessman (Nueva York: Macmillan Company, 1938), p. 462.
[55] »… Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia». Lucas 15:7. También en el Talmud (citado por Joseph Klausner en Jesus of Nazareth, p.380): «Donde el arrepentido permanece, el mejor virtuoso no es digno de permanecer».
[56] Una carta en Life, Dic. 23, 1946, escrita por R.S. Aldrich.
[57] Ver Sección 45 sobre las confesiones rusas.
[58] Citado por Brooks Adams, The Law of Civilization and Decay