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En busca del pasado
Los grandes protagonistas
La Galia de Astérix
Julio César y sus soldados
Las palabras de Astérix
Introducción
Por naturaleza, el ser humano siempre se ha sentido fascinado por el pasado. Más pronto o más tarde todos nosotros hemos tenido que interesarnos por el tema. ¿Quién no se ha visto obligado a estudiar en la escuela a los dinosaurios, la guerra de los Cien Años o a Napoleón? No obstante, es posible que esas lecciones obligatorias no hayan sido demasiado apreciadas por todos, aunque bien es verdad que al menos tuvieron el mérito de movernos a reflexionar sobre el pasado. Y precisamente sobre este último punto surge la primera pregunta: ¿qué queremos decir cuando hablamos del “pasado”? Si consultamos algunos diccionarios, hallaremos, entre otras, la siguiente definición de la palabra pasado: “Conjunto de hechos sucedidos en un tiempo anterior al presente”.
Sería bastante cómodo poder responder de golpe a las preguntas que nos inquietan acerca del pasado, pero por lo general no resulta tan sencillo. Todas las cosas y todo el mundo tienen un pasado y para estudiarlo hay que adentrarse en él. En primer lugar es importante saber hasta dónde hay que bucear en el tiempo, y luego cada investigador —aficionado o profesional— determinará el período objeto de su estudio. Y existen diversas razones que aconsejan actuar de este modo.
Por una parte, están quienes en el pasado buscan soluciones a los problemas con que deben enfrentarse en su propia época, como, por ejemplo, un general que decidiera librar una batalla en un territorio extranjero, siguiendo al pie de la letra los informes redactados por otros generales pertenecientes a una época anterior, que se hallaron en una situación parecida a la suya. Como es lógico, dicho general debería tener en cuenta que la situación ha cambiado desde los tiempos de sus predecesores. Y ello no sólo se debe a que existen nuevas armas, sino a que es muy probable que también haya cambiado la infraestructura del territorio enemigo. Pero a pesar de que es fácilmente imaginable que se hayan producido muchos cambios, el estratega habrá aprendido muchas cosas sobre el adversario, y es muy probable que no cometa los mismos errores que su antecesor.
Por otra parte están los que, por pura curiosidad y por razones muy distintas a la motivación pragmática que acabamos de comentar, se afanan en recopilar datos sobre un pasado concreto. Es posible que estas personas tan sólo quieran saber cómo eran los juguetes que usaban sus abuelos en los años treinta, o cómo vivían los romanos, o incluso qué aspecto tenía Viena en la época en que Mozart compuso la ópera
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