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SINOPSIS
Tras veinticinco años de investigaciones acerca de la Alemania nazi, con libros como Auschwitz, Laurence Rees culmina su obra con esta visión global, que Nikolaus Wachsmann, el autor de KL, califica como «una de las mejores síntesis de la historia del Holocausto».
Este es un libro que se basa en la larga experiencia de trabajo de Rees: en sus visitas a los escenarios originales y en sus búsquedas en los archivos, pero sobre todo en las conversaciones con centenares de supervivientes de los campos de exterminio, recogidas en entrevistas filmadas, muchas de las cuales aparecen aquí por primera vez. Rees nos cuenta esta historia desde sus orígenes, desde que el odio antisemita de los nazis animó las primeras persecuciones, hasta el hundimiento del Reich, en un relato que cobra una fuerza y una emotividad especiales al llegarnos puntuado por las voces de las víctimas y de los verdugos.
Para Camilla
Lista de mapas e ilustraciones
M APAS
- Deportaciones de judíos a Auschwitz
- Centros de exterminio nazis en Polonia
I LUSTRACIONES
- Adolf Hitler y un grupo de partidarios nazis, en la década de 1920 (Ullsteinbild/TopFoto)
- Dietrich Eckart (Ullsteinbild/TopFoto)
- Un joven Joseph Goebbels (World History Archive/TopFoto)
- Una unidad de Freikorps recorre Múnich en 1919 (Ullsteinbild/TopFoto)
- El presidente Paul von Hindenburg y Adolf Hitler, en 1933 (akg-images)
- Otto Meissner y el ex canciller Franz von Papen (Ullsteinbild/TopFoto)
- Presos de campos de concentración en la década de 1930 (Ullsteinbild/TopFoto)
- Presos en Dachau, antes de la guerra (akg-images)
- Adolf Hitler en 1936 (Ullsteinbild/TopFoto)
- Joseph Goebbels contrae matrimonio con Magda Quandt en diciembre de 1931 (Topham Picturepoint)
- Theodor Eicke (Ullsteinbild/TopFoto)
- Hermann Göring y Heinrich Himmler (Topham/AP)
- Adolf Eichmann (Ullsteinbild/TopFoto)
- Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich (Ullsteinbild/TopFoto)
- Judíos obligados a fregar las calles, tras la ocupación nazi de Austria, en 1938 (World History Archive/TopFoto)
- Escaparates reventados tras la Noche de los Cristales Rotos, en noviembre de 1938 (Ullsteinbild/ TopFoto)
- Una sinagoga en llamas, tras la Noche de los Cristales Rotos (bpk/Abraham Pisarek)
- El campo principal de Auschwitz (ITAR-TASS/TopFoto)
- Hitler y sus generales (Walter-Frentz-Collection, Berlín)
- Legitimationskarte de un judío del gueto de Łódź (©IMAGNO/TopFoto)
- El doctor Robert Ritter evalúa a una mujer sinti (Ullsteinbild/TopFoto)
- Una auxiliar de Ritter interroga a una familia romaní (Roger-Viollet/TopFoto)
- Ducha de judíos en el gueto de Łódź (Ullsteinbild/TopFoto)
- Niños en el gueto de Łódź (Roger-Viollet/TopFoto)
- Soldados alemanes marchan por París en 1940 (World History Archive/TopFoto)
- Judíos neerlandeses se disponen a subir a trenes que los llevarán al este (©2003; Topham Picturepoint)
- Heinrich Himmler visita el gueto de Łódź en junio de 1941 (Ullsteinbild/TopFoto)
- Mordechai Chaim Rumkowski, sentado en su carruaje personal (Ullsteinbild/TopFoto)
- Adolf Hitler con Jozef Tiso, presidente de Eslovaquia (©2004 TopFoto)
- Adolf Hitler y Benito Mussolini (World History Archive/TopFoto)
- El doctor Irmfried Eberl (Bundesarchiv, B162 Bildild-00636/fotógrafo desconocido)
- Christian Wirth (Yad Vashem)
- El papa Pío XII (Ullsteinbild/TopFoto)
- Adolf Hitler, en una de sus raras apariciones en público avanzada la guerra (Walter-Frentz-Collection, Berlín)
- Soldados alemanes roban cerdos (Bibliotek für Zeitgeschichte in der Württembergischen Landesbibliothek, Stuttgart)
- Unidades alemanas avanzan hacia un pueblo en el frente oriental (Ullsteinbild/TopFoto)
- Mujeres judías en la Unión Soviética ocupada, a la espera de que las fuerzas de seguridad alemanas las asesinen (bpk/Karl Sturm)
- Las fuerzas de seguridad nazis en acción, en la Unión Soviética ocupada (akg-images)
- Soldados soviéticos apresados por los alemanes (©2001; Topham/AP)
- Civiles judíos capturados por los alemanes ( World History Archive/TopFoto)
- Judíos húngaros llegan a Auschwitz Birkenau en 1944 (World History Archive/TopFoto)
- Foto de Auschwitz Birkenau, tomada por un vuelo de reconocimiento Aliado (Roger-Viollet/TopFoto)
- Selección de los recién llegados en Auschwitz Birkenau (Ullsteinbild/TopFoto)
- Rato de descanso del personal de Auschwitz (United States Holocaust Memorial Museum, cortesía de un donante anónimo)
- El crematorio III de Auschwitz (Colección del Archivo del Museo Estatal de Auschwitz Birkenau en Oświęcim)
- El crematorio IV de Auschwitz (Colección del Archivo del Museo Estatal de Auschwitz Birkenau en Oświęcim)
- Fritz Klein en Bergen-Belsen (Roger-Viollet/TopFoto)
- Oskar Groening
- Petras Zelionka
El editor ha hecho todo lo posible por identificar y recabar la autorización de los propietarios del copyright de todas las fotografías publicadas en esta obra. Si en algún caso no se ha logrado, el editor ruega que le sea comunicado.
Prólogo
Para los nazis, Freda Wineman había cometido un delito: simplemente, era judía. En mayo de 1944, a los veinte años, fue arrestada en Saint-Etienne, en Francia, por colaboradores pertenecientes a la organización paramilitar de la Milice. Junto con sus padres y tres hermanos, primero la condujeron al tristemente famoso campo de detención de Drancy, a las afueras de París, y luego a Auschwitz Birkenau, en la Polonia ocupada por los nazis.
A principios de junio de 1944, el tren que venía de Francia con Freda, su familia y cerca de un millar de judíos más atravesó el arco de la casa de ladrillo rojo de los guardias de Birkenau, por una vía férrea que llevaba directamente al interior del campo. Cuando las puertas del vagón de carga se abrieron y salieron a la luz del día, Freda creyó que había llegado al «infierno. ¡El olor! ¡Qué olor más espantoso!». Pero Freda aún desconocía el verdadero propósito de Birkenau. El lugar era enorme y estaba repleto de presos. ¿Quizá obligarían a trabajar a todos los recién llegados? Ella y su familia estaban en una zona situada al lado de la vía férrea, que se conocía como «la rampa», y la situación dio un giro inesperado. Varios presos de un equipo especial denominado Sonderkommando, vestidos con uniformes similares a pijamas, gritaron a los recién llegados: «Entreguen los niños a las mujeres mayores». En consecuencia, una mujer de poco más de veinte años puso un bebé en las manos de la madre de Freda.
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