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SINOPSIS
La vida de Stalin antes de la Revolución fue siempre un enigma, que él mismo ocultaba con silencios y falsedades. Lo mismo podría decirse de los antecedentes de la propia Revolución, convertida en una leyenda épica tras el triunfo de los bolcheviques. Gracias a una impresionante aportación de nuevos documentos, Simon Sebag Montefiore, el autor de aquella obra maestra que es La corte del zar rojo, nos descubre un joven Stalin hasta ahora desconocido, que cobra una sorprendente dimensión humana en estas páginas, y nos da una visión por dentro de la forma en que se preparó y triunfó la Revolución: “una prehistoria de la URSS”.
SIMON
SEBAG MONTEFIORE
LLAMADME STALIN
La historia secreta
de un revolucionario
Traducción castellana de
Teófilo de Lozoya
A mi querido hijo
Sasha
Introducción
«Todos los jóvenes son iguales», decía Stalin, «así que ¿por qué escribir… sobre el joven Stalin?» Pero se equivocaba; él fue siempre diferente. Su juventud fue realmente dramática, movida y excepcional. Más tarde, cuando en la vejez meditara sobre los misterios de sus primeros años, parece que cambió de opinión. «No hay secretos», decía en tono reflexivo, «que tarde o temprano no sean revelados a todo el mundo». Desde mi punto de vista, como historiador dedicado a desvelar la vida secreta de Stalin hasta que lo vemos convertido en uno de los hombres fuertes de Lenin en el recién instaurado gobierno soviético, tenía razón en lo de que los secretos acaban por conocerse: en la actualidad muchos de ellos pueden ser revelados al público.
Existen pocas obras acerca de los primeros años de Stalin (en comparación con los numerosos libros escritos sobre el joven Hitler), pero ello se debe a que parecía que el material existente era escaso. En realidad no es así. Una enorme riqueza de nuevos materiales que nos permiten revivir su infancia y su carrera como revolucionario, gángster, poeta, seminarista, esposo y amante prolífico, que abandonaba tras de sí mujeres e hijos ilegítimos, permanecía oculta en los archivos abiertos últimamente al público, sobre todo en los de Georgia, a menudo descuidados.
Es posible que los primeros años de Stalin fueran sombríos, pero fueron en todo momento extraordinarios y desde luego más turbulentos que los de Lenin y Trotski; aparte de que lo prepararon (y lo perjudicaron) para los triunfos, las tragedias y depredaciones del poder supremo.
Las proezas y los crímenes prerrevolucionarios de Stalin fueron mucho más importantes de lo que creíamos. Por primera vez podemos documentar ahora su papel en los atracos a bancos, actos de extorsión y protección mafiosa, actividades incendiarias, piratería, asesinato: en una palabra el gangsterismo político que tanto impresionó a Lenin y que enseñó a Stalin unas habilidades que tan valiosas se revelarían más tarde en la jungla política de la Unión Soviética. Pero podemos demostrar también que fue mucho más que un padrino mafioso: fue un organizador político, un luchador y todo un maestro a la hora de infiltrarse en los servicios de seguridad zaristas. A diferencia de Zinoviev, Kamenev o Bujarin, cuya reputación de grandes políticos se basa irónicamente en el hecho de que fueron eliminados durante el Terror, Stalin nunca tuvo miedo a asumir riesgos físicos. Pero también impresionó a Lenin como político independiente y reflexivo, además de como editor y periodista enérgico, que nunca temía contradecir al anciano dirigente ni enfrentarse a él. El éxito de Stalin se debió en parte al menos a la insólita mezcla que en él se daba de educación (gracias a su estancia en el seminario) y de violencia callejera: era a la vez un «intelectual» y un matón. No es de extrañar que en 1917 Lenin recurriera a Stalin como lugarteniente ideal ante los peligros que amenazaban a su violenta revolución.
El presente libro es fruto de casi diez años de investigaciones sobre Stalin en veintitrés ciudades y nueve países distintos, sobre todo en los archivos recientemente abiertos al público de Moscú, Tiflis y Batumi, pero también en los de San Petersburgo, Bakú, Vologda, Siberia, Berlín, Estocolmo, Londres, París, Tampere, Helsinki, Cracovia, Viena y Stanford (California).
Llamadme Stalin está escrito para ser leído como obra independiente. Es un estudio sobre la vida de Stalin antes de su ascensión al poder y concluye con su entrada en el gobierno en octubre de 1917, mientras que mi anterior obra, Stalin: La corte del Zar Rojo, trata de Stalin ya en el poder hasta su muerte en marzo de 1953. Ambas obras son historias íntimas del hombre y del político, pero también del ambiente en el que se movía. Espero que, unido a mi anterior libro, éste ofrezca una amena introducción al conocimiento del más esquivo y fascinante de los titanes del siglo XX , y que muestre el desarrollo y la primera fase de madurez del político. ¿Qué falta de empatía en los primeros años de Stalin le permitió matar a gente con tanta facilidad, y por otro lado qué cualidad lo preparó tan bien para la vida política? ¿El hijo del zapatero nacido en 1878, el seminarista idealista de 1898, el padrino mafioso de 1907 y el cazador olvidado en Siberia de 1914, estaba destinado a convertirse en el marxista fanático y asesino de masas de los años treinta y en el conquistador de Berlín en 1945?
Mis dos libros no tienen la intención de formar un relato histórico exhaustivo que cubra todos los aspectos políticos, ideológicos, económicos, militares, internacionales y personales de la vida de Stalin. Esa tarea la han llevado ya a cabo de manera espléndida en diferentes áreas dos grandes especialistas: Robert Conquest, el maestro fundador de la historia de Stalin, con su obra
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