Titulo original: L IFE IN M ÉXICO , 1843
(Edición basada en la publicada en 1982 por la University of California Press)
Edita: REY LEAR, S.L.
www.reylear.es
© De la traducción, Raquel Brezmes Raposo, 2007
Derechos exclusivos de esta edición en lengua española
© R EY L EAR, S.L.
© Ilustración de cubierta, Paseo junto a la fuente de La Alameda central (1832-33), óleo sobre cartón de Johann Moritz Rugendas
ISBN: 978-84-92403-65-3
Diseño y edición técnica: Jesús Egido
Edición y corrección de pruebas: P. R. P. y J. A. Belmonte
Producción: R EY L EAR
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LIBRO SIN LIBRO, 2011
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P RESENTACIÓN
N ACIDA EN E SCOCIA , aunque nombrada marquesa de Calderón de la Barca por un monarca español, el Rey Alfonso XII, Frances Erskine Inglis es tremendamente popular en México, país en el que apenas vivió poco más de dos años, y casi completamente desconocida en España, donde residió casi la mitad de su vida y murió.
Desde que su libro La vida en México apareciese publicado en 1843 en Boston y Londres, apadrinado por el historiador norteamericano William H. Prescott, los lectores mexicanos no han dejado de leerlo. La indignación inicial con que lo recibieron se ha enfriado con el paso del tiempo, hasta convertirse en admiración hacia uno de los textos imprescindibles para comprender la agitada y peculiar sociedad de ese país a mediados del siglo XIX.
Frances Erskine Inglis (Edimburgo, 1804-Madrid, 1882) conoció en Estados Unidos al hombre que la ligaría definitivamente a España, el diplomático Ángel Calderón de la Barca. Fanny, que así era llamada en familia, había cruzado el Atlántico en 1830, a la muerte de su padre, y se había establecido junto con su madre y hermanas en Boston, donde abrieron un colegio para señoritas. En esa ciudad, por entonces una de las más europeas de Norteamérica, entabló amistad con Prescott. Fue éste quien en 1838 le presentó a un político moderado español nacido en Buenos Aires, próximo a Francisco Cea Bermudez y que, al parecer, había luchado en Zaragoza junto al general Palafox en la Guerra de Independencia contra la invasión napoleónica.
A don Ángel le apasionaba la lectura e incluso había traducido alguna obra. Frances, además de tocar el piano, hablaba varios idiomas, leía de un modo empedernido y hacía gala de una instrucción exquisita. Ninguno de los dos era joven, sobre todo desde la perspectiva de la época —él tenía por entonces 44 años, diez más que ella—, y tal vez por eso no alargaron su noviazgo.
La escocesa episcopaliana y el español católico se casaron ese mismo año y meses después, en 1839, Ángel Calderón de la Barca es nombrado ministro plenipotenciario (embajador) de España en México, el primero después de la independencia de esa república que había sido proclamada recientemente. El 27 de octubre el matrimonio zarpó del puerto de Nueva York hacia su nuevo destino, a donde llegaría el 18 de diciembre, después de mes y medio de viaje en el que el único descanso en la navegación fue la escala que realizaron en La Habana, territorio de la Corona española.
Desde que embarcaron y durante los dos años y veintiún días que permanecieron en México, Frances Erskine Inglis envió incesantemente cartas a Boston, dirigidas a su familia, donde además de contarles su situación personal describía con tintes costumbristas todo lo que le causaba sorpresa. Una selección de tan abundante correspondencia se convertiría en el libro La vida en México, que Prescott logró que imprimiese en Boston la editorial Charles C. Little and James Brown y en Londres Chapman and Hall, la misma firma que publicaba las obras de Charles Dickens. La ayuda del autor de Oliver Twist, a petición de Prescott, fue decisiva para que el libro de la marquesa viera la luz en Inglaterra.
De regreso a los Estados Unidos, la vida del matrimonio Calderón fue tan convulsa como la política española del momento. Primero se establecieron en Madrid, hasta que en 1844 don Ángel fue nombrado embajador de España en Washington. Nueve años después volvió a ser reclamado desde España para ocupar la cartera de Estado en el Gobierno del conde de San Luis. Las revueltas liberales, que llegaron a poner en peligro la vida de don Ángel, les obligaron a exiliarse en Francia. Como reflejo de todas estas peripecias, Frances escribió bajó pseudónimo The Attaché in Madrid; or Sketches of the Court of Isabelle II (1856), donde ocultaba su identidad bajo la de un diplomático alemán.
Cuando regresan del exilio, preocupados por la crispación madrileña, compran una casa cerca de San Sebastián, territorio más acorde con la moderación del matrimonio, donde don Ángel murió en 1861.
A los 57 años, Frances se encontró sola y sin la compañía de amigos como Washington Irving, que después de años como embajador de Estados Unidos en Madrid había ya regresado a su país. La soledad y la convulsa vida política madrileña llevan a la viuda de Calderón a retirarse a un convento de Anglet, próximo a la localidad francesa de Biarritz, hasta que es reclamada por la Reina para ocuparse de la educación de la infanta Isabel Francisca de Borbón, hermana mayor de Alfonso XII.
La etapa en el Palacio Real tampoco fue fácil. En 1868 la infanta Isabel contrae matrimonio con el hermano del rey de Nápoles y ese mismo año la Reina se ve obligada a partir hacia el exilio en París. En 1871, muere el marido de Isabel Francisca de Borbón y tres años más tarde la Familia Real regresa a Madrid con la restauración de la Monarquía.
Frances sigue la misma suerte que la Corte, siempre detrás de la infanta, de la que se convierte en su principal apoyo cuando ésta enviuda. En agradecimiento, Alfonso XII nombra a Fanny en 1876 marquesa de Calderón de la Barca, lo que supone al mismo tiempo un homenaje a don Ángel. Ostentará el título en el Palacio de Oriente hasta el día de su muerte, el 3 de febrero de 1882.
Resulta sorprendente que tanto éxito social no alcanzase a su obra literaria, porque La vida en México no fue publicada íntegramente en España hasta 1920 por la Librería de la viuda de Ch. Bouret, en traducción de Enrique Martínez de Sobral y prólogo del marqués de San Francisco, Manuel Martínez de Terreros. En la portada de la edición española figura como autora la marquesa de Calderón de la Barca, lo que contrasta con las primeras ediciones inglesas, donde sólo aparecían las iniciales Mme. C. de la B., fundamentalmente para salvaguardar los intereses profesionales de su esposo, ya que, en palabras de Prescott, es «contrario a las reglas de la etiqueta diplomática que el nombre de la mujer del embajador se ostentase frente a una obra que exhibe al mundo oficial y al país del que fueron residentes». Por el mismo motivo, la autora oculta en su libro muchos de los nombre de las personas que trató.
Mientras en la España del siglo XX el interés por La vida en México se fue diluyendo hasta caer en el olvido, la traducción que realizó en México Felipe Teixidor sigue publicándose allí ininterrumpidamente desde 1959, lo que ha convertido el volumen en un bestseller.