I. Apéndice jurisprudencial
A —Jurisprudencia extranjera
• Análisis de las instrucciones en conjunto.
Evidencia moral y certeza moral.
Mera duda posible. Duda real y sustancial
«Victor v. Nebraska», 511 U. S. 1, Corte Suprema
de los Estados Unidos, 2213194, junto con
«Sandoval v. California»
a) Sinopsis
En este precedente de 1994, analizado por Laudan en ¿Es razonable la duda razonable?, la Corte Suprema de los Estados Unidos analizó el concepto de “duda razonable” empleado en el estándar de prueba requerido para las condenas en causas criminales.
La Corte consideró válido el contenido dado al término en las instrucciones impartidas al jurado cuando se explicó a sus miembros qué debían entender por “duda razonable”.
Se transcribe a continuación el sumario oficial publicado en la colección de la Corte Suprema (511 U. S. 1, 3). Hemos dividido el texto en un orden en números romanos con títulos agregados.
b) Sumario oficial
El Estado debe probar más allá de una duda razonable cada elemento del delito por el que acusa (in re “Winship”, 397 U. S. 358). Al confirmar las condenas de homicidio en primer grado y las sentencias de pena de muerte de los recurrentes Sandoval y Victor, las Cortes Supremas de California y Nebraska, respectivamente, rechazaron los argumentos de que el debido proceso había sido violado por las instrucciones modelo que fueron dadas en ambos casos a los jurados para definir la “duda razonable”.
Se resolvió: Analizadas en conjunto, las instrucciones en cuestión expresaron correctamente el concepto de duda razonable, y no hay probabilidad razonable de que los jurados hayan entendido las instrucciones en el sentido de que permitiesen condenas basadas en prueba insuficiente para satisfacer el estándar de in re “Winship”.
[I. Análisis de las instrucciones en conjunto]
(a). La Constitución no ordena utilizar una fórmula particular para informar al jurado acerca de la carga de la prueba del Estado, en la medida en que “analizadas en conjunto, las instrucciones expresen correctamente el concepto de duda razonable”, “Holland v. United States”, 348 U. S. 121, 140. Al anular una acusación que declaraba, entre otras cosas, que una duda razonable “debe ser tal (…) que dé origen a una grave incertidumbre”, “es una duda real y sustancial”, y requiere “certeza moral”, la Corte, en “Cage v. Louisiana”, 498 U. S. 39, 40, advirtió que un miembro razonable del jurado podría haber interpretado las instrucciones en el sentido de permitir un fallo de culpabilidad basado en un grado de prueba por debajo de aquel exigido constitucionalmente. Sin embargo, en “Estelle v. McGuire”, 502 U. S. 62, 72, y n.º 4, la Corte dejó en claro que la pregunta correcta no es si las instrucciones “pudieron haber” sido aplicadas inconstitucionalmente, sino si existe una probabilidad razonable de que el jurado efectivamente las haya aplicado así.
[II. Evidencia moral y certeza moral]
(b). Las instrucciones dadas en el caso de Sandoval definieron la duda razonable como, entre otras cosas, “no una mera duda posible”, sino una “que depende de la evidencia moral”, de manera tal que los miembros del jurado no puedan decir que sienten una convicción perdurable, “con certeza moral”, acerca de la verdad de la acusación.
(c). Se rechaza la objeción de Sandoval al uso, por parte de la acusación, de las frases decimonónicas “evidencia moral” y “certeza moral”. A pesar de que la primera frase no es un pilar del léxico moderno, su significado hoy en día es consistente con su sentido originario: evidencia basada en la observación general de la gente, más que en lo que es demostrable. Su uso aquí no es problemático porque las instrucciones dadas indicaban correctamente a los miembros del jurado que debían prestar atención a los hechos del caso frente a ellos, no (como Sandoval afirma) a la ética o moralidad de sus actos criminales. Por ejemplo, en las instrucciones que declaran que “todo lo relacionado con las cuestiones humanas, y que depende de la evidencia moral, está expuesto a alguna duda posible o imaginaria”, evidencia moral sólo puede significar evidencia empírica ofrecida para probar materias relacionadas con cuestiones humanas —la prueba presentada en el juicio—. De modo similar, mientras que “certeza moral”, aisladamente, podría no ser reconocida por los miembros del jurado moderno como sinónimo de “prueba más allá de una duda razonable”, su uso en conjunto con el lenguaje de la convicción perdurable debe ser considerado como que ha inculcado en el jurado la necesidad de alcanzar el estado subjetivo de certeza próxima de la culpabilidad, ver “Jackson v. Virginia”, 443 U. S. 307, 315, y, de esa manera, que no ha sugerido una condena basada en algo menos que la prueba constitucionalmente exigida. Aun más, a diferencia de la situación en “Cage”, no hay probabilidad razonable de que aquí el jurado hubiera entendido que la certeza moral estuviera desvinculada de la evidencia en el caso, dado que las instrucciones explícitamente informaron a los miembros del jurado, entre otras cosas, que su conclusión tenía que estar basada en tal evidencia. Por consiguiente, a pesar de que esta Corte no aprueba el uso de la anticuada frase “certeza moral”, no se puede decir que su uso en el contexto de las instrucciones en conjunto haya tornado inconstitucionales tales instrucciones.
[III. Mera duda posible]
(d). También se rechaza la objeción de Sandoval a la sección de la acusación que declara que una duda razonable rio es “una mera duda posible”. Que las instrucciones emplean adecuadamente la palabra “posible” en el sentido de extravagante, es dejado en claro por el hecho de que también advierten que todo “está expuesto a alguna duda posible o imaginaria”.
[IV. Duda real y sustancial]
(e). Las instrucciones dadas en el caso de Victor definían la duda razonable como, entre otras cosas, una duda que no permitirá una convicción perdurable, “con certeza moral”, acerca de la culpabilidad del acusado, y una “duda real y sustancial” que no sea excluida por las “sólidas probabilidades del caso”.
(f). Se rechaza el argumento principal de Victor —de que equiparar una duda razonable con una “duda sustancial” exagera el grado de duda necesario para absolver—. Toda ambigüedad se elimina leyendo la frase en cuestión en su contexto: la acusación contra Victor distinguió de inmediato una “duda real y sustancial” de una “originada en una mera posibilidad, en la pura imaginación, o en una conjetura extravagante” y, de ese modo, informó al jurado que una duda razonable es algo más que una especulativa, que es una proposición inobjetable (fallo “Cage”, supra, según se distingue allí). Aun más, las instrucciones definían a la duda razonable alternativamente como una duda que causaría que una persona razonable dudaría de actuar, una fórmula que esta Corte ha aprobado reiteradamente y que otorga un punto de referencia de sentido común sobre cuán sustancial tiene que ser una duda razonable.
[V. Certeza moral]
(g). La inclusión de la frase “certeza moral” en la acusación contra Victor no tornó inconstitucionales las instrucciones. A diferencia de la situación en “Cage”, el resto de la acusación contra Victor proveía un contexto suficiente para dar significado a la frase, que equiparaba una duda suficiente para descartar certeza moral con una duda que causaría que una persona razonable dudara del acto, y se informó a los miembros del jurado que debían tener una convicción perdurable de la culpabilidad de Victor, que tenían que estar convencidos de tal culpabilidad “luego de una consideración total, justa e imparcial de toda la evidencia”, que debían ser guiados únicamente por esa evidencia para determinar cuestiones tácticas y que no debían permitirse especulaciones, conjeturas o inferencias infundadas.