En 1945, gran parte de Europa estaba en ruinas y repartida en dos zonas de influencia, soviética y useña. Solo seis años antes parecía dominar el mundo, no solo físicamente, con vastos imperios coloniales, sino sobre todo por su potencia científica, artística y de pensamiento. Tras la Segunda Guerra Mundial se recobró económicamente, pero su primacía cultural no ha vuelto a recuperarse. ¿Estamos ante una decadencia irreversible?
Este nuevo estudio de Pío Moa enfoca la historia de Europa desde la época romana no solo a través de sus avatares políticos, económicos y militares, sino, más aún, siguiendo la evolución de su pensamiento y los diversos retos que debió afrontar en cada época. El resultado es un enfoque original sobre un tema cada día más acuciante y sobre el que no existe apenas bibliografía; menos aún en España.
Pío Moa
Europa
Una introducción a su historia
ePub r1.0
Titivillus 30.06.18
Título original: Europa
Pío Moa, 2016
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A los políticos y periodistas.
LUIS PÍO MOA RODRÍGUEZ. (Vigo, 1948) es un articulista, historiador y escritor español, especializado en temas históricos relacionados con la Segunda República Española, la Guerra Civil Española, el franquismo y los movimientos políticos de ese período.
Participó en la oposición antifranquista dentro del Partido Comunista de España (reconstituido) o PCE(r) y de la banda terrorista GRAPO. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica de sus anteriores posiciones políticas ultraizquierdistas para pasar a sostener posiciones políticas conservadoras.
En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos y El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, De un tiempo y de un país (donde narra su etapa juvenil de miltante comunista, primero en el PCE y más tarde en los GRAPO), Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistas, La quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en Intereconomia, El Economista y Época.
Moa considera que la actual democracia es heredera del régimen franquista, que experimentó una «evolución democratizante», y no de las izquierdas del Frente Popular, según él totalitarias y antidemocráticas y que dejaron un legado de «devastación intelectual, moral y política». Su obra ha generado una gran controversia y suscitado la atención de un numeroso público, que ha situado a varios de sus libros en las listas de los más vendidos en España: su libro Los mitos de la Guerra Civil fue, con 150.000 ejemplares vendidos, número uno de ventas durante seis meses consecutivos.
La obra de Moa ha sido descalificada por numerosos autores e historiadores académicos, quienes lo han sometido al ostracismo porque su obra revisa ideas generalmente admitidas sobre ese período –ideas asentadas en una perspectiva política de izquierdas que mitifica la II República–, y sienta tesis innovadoras, que sin embargo, no han sido rebatidas documentalmente hasta la fecha
Pero Moa cuenta también con algunos defensores en el ámbito académico: Ricardo De la Cierva, José Manuel Cuenca Toribio, o Carlos Seco Serrano han elogiado la obra de Moa.
Fuera de España, historiadores e hispanistas como Henry Kamen, Stanley G. Payne o Hugh Thomas han comentado en términos favorables trabajos y conclusiones de Moa. Por ejemplo, Kamen se lamenta de que, según su opinión, la represión ejercida por la República no haya sido estudiada, con la única excepción de Pío Moa, el cual habría sido marginado por los historiadores del establishment.
Stanley G. Payne ha elogiado en repetidas ocasiones los trabajos de Pío Moa, sobre todo sus investigaciones sobre el periodo que va de 1933 a 1936: «Cada una de las tesis de Moa aparece defendida seriamente en términos de las pruebas disponibles y se basa en la investigación directa o, más habitualmente, en una cuidadosa relectura de las fuentes y la historiografía disponibles»; destaca la originalidad de su trabajo: «ha efectuado un análisis realmente original y ha llegado a conclusiones que no han sido todavía refutadas. Lo han denunciado, lo han vetado pero no han logrado rebatir con pruebas las tesis de Moa sobre la República», e incide en que las tesis de Moa no han sido refutadas: «lo más reseñable es que, aparentemente, no hay una sola de las numerosas denuncias de la obra de Moa que realice un esfuerzo intelectualmente serio por refutar cualquiera de sus interpretaciones. Los críticos adoptan una actitud hierática de custodios del fuego sagrado de los dogmas de una suerte de religión política que deben aceptarse puramente con la fe y que son inmunes a la más mínima pesquisa o crítica».
Hugh Thomas ha afirmado sobre la obra de Moa: «Lo que dijo Pío Moa sobre la revolución de 1934 es muy interesante y pienso que dijo la verdad. ¡Pero no fue tan original! Él me acusa en su libro, pero yo dije casi lo mismo: la revolución de 1934 inició la guerra civil, y fue culpa de la izquierda».
Notas
[1] Unas consideraciones más amplias sobre estas cuestiones, la importancia de la economía o la naturaleza y evolución del poder político, o las concepciones marxistas, que, más o menos modificadas, mantienen una influencia muy extendida en ámbitos académicos, en Nueva historia de España, pp. 17 y ss.
[2] Según la interpretación de Paul Diel en El simbolismo en la mitología griega.
[3] Montecasino sufriría numerosas destrucciones y saqueos: en 589 por los lombardos, en 884 por los musulmanes, en 1799 por los revolucionarios franceses y en 1944 por bombardeos de los Aliados contra los alemanes. También algún terremoto demoledor, pero se rehízo siempre.
[4] Según algunos (Le Goff), los libros eran atesorados como podría serlo una vajilla, apenas se leían y los monjes los copiaban como penitencia, sin entenderlos: labor absurda, aunque quizá lo sea esa versión.
[5] Borges la valoró como la mayor obra literaria humana; Balzac elogió a Dante como único autor comparable a Homero; T. S. Eliot como superior a todos, al lado de Shakespeare.
[6] Muchos historiadores (Régine Pernoud, Georges Duby, Christoher Dawson, Thomas E. Woods, etc.) vienen reivindicando aquellos siglos pretendidamente nulos como el cimiento, por lo demás evidente, de la cultura europea.
[7] Se trató de un descubrimiento, pues los indígenas, aunque estaban allí, no tenían la menor noción de vivir en un continente luego llamado americano, ni de la existencia de otros. Tampoco los vikingos ni otros posibles visitantes tenían la menor idea al respecto. Las discusiones sobre ello son bizantinas.
[8] Es posible que este breve resumen resulte chocante, todavía hoy, a algunas personas que comulgan con la idea de que se trató de un enfrentamiento entre «demócratas y fascistas». Al respecto no cabe hoy ninguna duda razonable. Ver, por ejemplo, S. Payne,