John Gooch
LA GUERRA
DE MUSSOLINI
La Italia fascista
desde el triunfo
hasta la catástrofe
1935-1943
Traducción del inglés
Alejandro Pradera
Primera edición: mayo 2021
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Imágenes cedidas por Penguin Random House UK
Título original: Mussolini’s war editado originalmente
en lengua inglesa por Penguin Books Ltd
© John Gooch, 2020
© De la traducción: Alejandro Pradera Sánchez, 2021
© La Esfera de los Libros, S. L., 2021
Avenida de San Luis, 25
28033 Madrid
Tel.: 91 296 02 00
www.esferalibros.com
ISBN: 978-84-1384-107-6
Depósito legal: M-7554-2021
Composición: Versal CD, S. L.
Impresión y encuadernación: Cofás
Impreso en España- Printed in Spain
El carácter de un líder es un gran factor en el juego de la guerra.
General William Tecumseh Sherman
Agradecimientos
U na vez más estoy profundamente agradecido al personal que atiende el Ufficio Storico dello Stato Maggiore dell’Esercito en Roma por su ayuda y su apoyo mientras me documentaba para este libro. El coronel Filippo Capellano, primero en calidad de cap’archivio , y más recientemente como director del Ufficio, y distinguido historiador por derecho propio, me ha acogido en numerosas ocasiones y ha compartido conmigo su ilimitado conocimiento de los archivos. Su predecesor, el coronel Cristiano Dechigi, se mostró igual de colaborativo durante su mandato. El teniente coronel Emilio Tirone, actual director del archivo, ha sido —y es— igual de hospitalario, y me ha prestado una gran ayuda, discreta pero de incalculable valor. Pescar por entre los propios archivos me ha resultado infinitamente más fácil gracias a los consejos y la orientación que me ha prestado el archivero principal, el dottore Alessandro Gionfrida. Le doy las gracias a él, a su segundo, el dottore Filippo Bignato, y al siempre alegre y cordial personal encargado de acarrear de acá para allá la documentación. Con la ayuda del caporale maggiore Claudio Piddini, y de unas cuantas tazas muy apreciadas de café espresso , conseguí hacer una breve incursión por los archivos fotográficos —una fuente de una profundidad y riqueza extraordinarias que sigue infraexplotado por los historiadores.
Mi acceso al Ministerio del Aire italiano resultó simple y directo gracias a la amistad, la ayuda y la cordialidad del teniente general Basilio Di Martino. El coronel Luigi Borzise, director del Ufficio Storico de ll’Aeronautica Militare, me abrió las puertas de sus recursos sin vacilar. Él y su equipo, la dottoressa Monica Bovino y el signore Marcello Neve, fueron la cordialidad en persona y consiguieron que mi breve estancia allí resultara productiva y a la vez deliciosa.
Para llegar a los archivos de las Fuerzas Armadas en Italia es necesario superar un sinfín de trabas burocráticas. La signora Palmina Cerullo, de la Embajada británica en Roma, se ha salido con la suya siempre que mi enésima solicitud aterrizaba sobre su escritorio.
En Génova, el dottore Gianni Franzone, director del Centro Fondazione Wolfsoniana, tuvo la amabilidad de encontrar el lugar y el momento para que yo pudiera consultar su archivo. Y en Castiglione delle Stiviere, la professoressa Silvana Greco y el professore Giulio Busi, directores de la Fondazione Palazzo Bondoni Pastorio, fueron los anfitriones más hospitalarios y amables que puede haber.
Mis visitas a la delegación del Imperial War Museum en Duxford figuran entre mis excursiones más agradables gracias a la presencia de Stephen Walton en calidad de conservador jefe. Stephen me proporcionó todo lo que puede desear un historiador: una guía rápida y completa a través de los fondos, ayuda rápida cuando la necesité, un entorno relajante —¡incluso café con galletas!
En Roma, mis viejos amigos, el dottore Ciro Paoletti y el professore Andrea Ungari consiguieron que mis visitas fueran incluso más placenteras de lo que habrían sido en otras circunstancias. Y en Londres, la doctora y el doctor Jenny y Michael Servitt hicieron que me sintiera como en casa mientras visitaba los siempre eficientes Archivos Nacionales británicos en Kew.
Reunir los materiales necesarios para un libro como este no es tarea fácil, y estoy profundamente agradecido a mis viejos y nuevos amigos por ayudarme a conseguirlo. Quiero dar mis más sinceras gracias al profe sor Holger Afflerbach, al dr. Fabio De Ninno, al dr. Jurgen Foerster, al dr. Emilio Gin, al dr. Richard Hammond, al profesor MacGregor Knox, al dr. Jacopo Lorenzini, al profesor Evan Mawdsley, al dr. Steven Morewood, al profesor Rick Schneid, al dr. Matteo Scianna, al dr. Brian Sullivan y al dr. Nicolas Virtue.
Mi editor en Penguin Books, Simon Winder, se mostró entusiasmado por este proyecto desde el principio. Su experimentada visión ha sido de gran ayuda para que el manuscrito adquiriera su forma definitiva. Para él, para Richard Mason, que corrigió y editó el libro, a Ruth Pietroni y a Eva Hodgkin, que supervisaron su evolución a lo largo del proceso editorial, y a Jeff Edwards, que dibujó los mapas, mi más íntima gratitud.
Hace muchos años, un catedrático de mi universidad comentó que los historiadores no deberían casarse nunca. Por lo menos en mi caso, se equivocaba de medio a medio. Ann ha convivido pacientemente con los asuntos militares de Italia durante mucho tiempo, y se ha encargado de organizar nuestras vidas aquí en Inglaterra y en Roma. Sin ella como compañera, yo nunca habría podido escribir este libro, de forma que, como mínimo, es tan suyo como mío.
Dramatis Personae
AMBROSIO, general Vittorio
(18 de julio de 1879-20 de noviembre de 1958)
Ambrosio, que se licenció como oficial de Caballería, prestó servicio como oficial de Estado Mayor de una división durante la Primera Guerra Mundial y como comandante de una división y posteriormente de un cuerpo de ejército durante los años siguientes. En 1939 se le asignó el mando del 2.º Ejército, junto a la frontera con Yugoslavia, y encabezó la ofensiva italiana contra los yugoslavos en abril de 1941. Después de intercambiar su puesto con Mario Roatta, Ambrosio fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército en enero de 1942. El 1 de febrero de 1943 Mussolini le nombró jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Monárquico a ultranza, Ambrosio desempeñó un importante papel en el complot que dio lugar a la caída de Mussolini tras los reiterados pero infructuosos intentos de convencer al Duce de que cambiara de rumbo. Entre el 8 y el 9 de septiembre, tras el anuncio del armisticio, abandonó Roma en compañía del rey, de Badoglio y de otros altos cargos, y prestó servicio en lo que quedaba del Gobierno italiano hasta noviembre de 1944.
AMÉ, general Cesare
(18 de noviembre de 1892-30 de junio de 1983)
Amé se incorporó al Servicio de Inteligencia Militar italiano ( Servizio Informazioni Militari, SIM) en 1921, siendo destinado primero al centro de contraespionaje de Turín y después a Viena y Budapest. Abandonó el SIM en 1929, ocupó un puesto de mando en Perusa, y después enseñó en la Academia de la Fuerza Aérea en Caserta entre 1933 y 1935. Ascendido a coronel en 1937, Amé comandó un regimiento de infantería y prestó servicio primero como jefe de Estado Mayor de división y posteriormente de cuerpo. A principios de enero de 1940, con el visto bueno de Mussolini, fue reclamado por el SIM como subjefe, y poco después, el 20 de septiembre de 1940, fue nombrado jefe del SIM. A finales de 1941 ya estaba al mando de una organización de 1.500 oficiales, suboficiales y personal especializado, el doble del personal que tenía cuando él se hizo cargo. Fue destituido por Badoglio el 18 de agosto de 1943.
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