La verdadera historia de esa increíble aventura que fue el rescate del Duce, escondido por sus enemigos en la inaccesible cumbre del Gran Sasso, relatada por quien fue segundo jefe y co-gestor de la misión Skorzeny.
Por primera vez llega al público de habla española un relato de los dramáticos preparativos y pormenores de esta operación, así como de las tentativas anteriores, cuyos detalles no habían trascendido hasta ahora. Y, también por primera vez, se transcribe para el público, palabra por palabra, los términos de las conversaciones mantenidas por el ex jefe del gobierno italiano con sus salvadores, inmediatamente después de reponerse de la sorpresa que le causó el verlos estrellarse con sus planeadores contra las rocas del Sasso.
Karl Radl
Yo rescaté a Mussolini
La más grande hazaña de la 2ª Guerra Mundial
ePub r1.0
Männer gegen Panzer 24.10.14
Título original: Die Blitzbefreiung Mussolinis: Mit Skorzeny am Gran Sasso
DAVALOS-PELIZZA
Libreros-Editores
BUENOS AIRES
Este libro se terminó de imprimir el 7 de julio de 1955
en los Talleres Gráficos de Juan
Castagnola e Hijo, Río de Janeiro 135
Buenos Aires
Editor digital: Männer gegen Panzer
ePub base r1.2
Palabras previas
En estas páginas se reflejan acontecimientos que —queden al margen cualquier consideración de orden político o ideológico— constituyen una extraordinaria aventura, plena de emoción e imbuida de un admirable espíritu deportivo, aun cuando sus actores lo hicieran en cumplimiento de órdenes precisas y de objetivos perfectamente determinados. Y los editores no deseamos que el lector se adentre en ellas, sin tener pleno conocimiento de que es éste el único relato completo de las alternativas de la misión Skorzeny.
Hemos creído que es de nuestra obligación formular esta advertencia, por cuanto han circulado y circulan mil y una versiones periodísticas, en las que los hechos han sido desfigurados o alterados. En este sentido, la única excepción de todas cuantas han sido publicadas en español, es, a estar a nuestros conocimientos, la que escribió el propio Otto Skorzeny, y que ha sido incluida en uno de sus libros. Pero ésta es breve e incompleta.
Karl Radl —lugarteniente de Skorzeny en el asalto al Gran Sasso—, en cambio, ha hecho un relato detallado de los acontecimientos que viviera junto a su jefe, y por cierto que se revela en este libro como un eficaz cronista. Desde los preparativos para la operación, los afanes y desengaños que les procuró el determinar con absoluta certeza el lugar donde había sido ocultado el Duce, hasta los intentos frustrados y la operación que se vio finalmente coronada por el éxito, todo es contado por el capitán Radl con un estilo directo y simple, muy apropiado para este tipo de exposición, y que hacen de la lectura de este libro algo maravillosamente excitante.
Así lo entendemos nosotros y por eso lo hemos editado. Y tenemos la seguridad de que los lectores compartirán este punto de vista.
LOS EDITORES.
Palabras de Mussolini
«A veces uno puede estar obligado a dejarlos, pero en lo íntimo de su corazón, se volverán a encontrar siempre los motivos que son caros al orgullo y se resurgirá. Es una cuestión de voluntad y de tiempo. Si no falta la primera, el tiempo pasa rápido. Si yo estuviera tan seguro del hoy como del mañana, no dudaría un momento en asegurar que el fascismo ha ganado su batalla y que puede considerarse superada la crisis del momento actual.
»¡Volveremos!
»Se lo repito, piense usted en lo que le he dicho, hoy, 23 de marzo de 1945.»
BENITO MUSSOLINI (De Bonino: Mussolini mi ha detto.)
¡MUSSOLINI HA SIDO DERROCADO...!
23 de julio de 1943. Es domingo.
Tenemos un radiante tiempo de verano, un día, en el que finalmente podemos descansar del servicio que nos destroza los nervios y que nos corta el aliento día y noche.
¿El Servicio?
Aquí, en la jefatura del Servicio Alemán de Informaciones, murmuran los teletipos y se oyen los timbres de los teléfonos, desde todos los puntos de Alemania, desde todos los puntos de Europa, que está casi totalmente ocupada. Hasta hace muy pocas semanas, nuestras tropas mantenían una gran parte del África del Norte y de Rusia hasta los Uraks. Pero al principio de este año se inició un movimiento de retroceso que no parece detenerse.
O, mejor dicho, ésta es una parte del servicio alemán de informaciones, la oficina VI de la Dirección General de Seguridad del Reich, cuyas oficinas están situadas en un barrio de Berlín, el de Schmargendorf, en los números 32 a 35 de la calle Baerker.
Todavía no existe un servicio único alemán de informaciones. La Wehrmatch tiene su sistema propio con personal de la vieja escuela, gente que conoce su oficio y que ha pasado por el Estado Mayor. Su actividad se concentra sobre el aspecto militar. Se interesa por los ejércitos enemigos, sus armas, su moral, su cuerpo de oficiales, sus servicios de espionaje, su potencial bélico industrial y muchas otras cosas más. El «contraespionaje» se propone averiguar esos preparativos, paralizarlos y contrarrestarlos. Es la «sección extranjera» de una división de la Wehrmatch. Su jefe es el almirante Canaris, un hombre que conoce su oficio, un zorro viejo, inescrutable para muchos, conspirador de alta escuela.
Frente a él se encuentra Walter Schellenberger, jefe de la oficina VI de la Dirección General de Seguridad del Reich, el Servicio de Información Política. En medio de la guerra, existe una lucha continua entre ambas organizaciones. Se trata de unificarlas y de eliminar a Canaris. Himmler y Schellenberger sospechan de él, y con razón .
Nosotros formamos el grupo VI S de la oficina VI. S es la inicial de Schule (en alemán, escuela); personas que siempre aseguran estar mejor enteradas dicen que S es la inicial de sabotaje (en Alemán, sabotage) pero se equivocan, por lo menos por lo que se refiere a nuestra actividad hasta el año 1943.
El grupo VI S debe educar a un cierto número de agentes, actividad que se lleva a cabo en tres establecimientos: «Seehof», en La Haya; «Kuhhof», muy próximo a Deventer, donde se forman los agentes que han de actuar en el frente occidental, y «Heinrichburg», cerca de Semlin, en la Fruska Gora, donde se forman los agentes para el sudeste y el este de Europa.
El grupo VI S inició sus actividades a principios de abril de 1943. Nuestro jefe es el que fué capitán de las S.S., Skorzeny.
Además de una secretaria, yo soy su más cercano colaborador. Por grupos, se van agregando otros.
En Oranienburg se encuentra una unidad especial de las Waffen S.S. Se compone casi exclusivamente de suboficiales y algunos oficiales, con muy poco personal de tropa. Se le designa: «Curso especial Oranienburg». Se trata de personal que se presentó voluntariamente para ser utilizado en misiones especiales.
Cuando se organizó el grupo VI S, Otto Skorzeny fue designado comandante del curso especial de instrucción «Oranienburg», con lo que nosotros nos convertimos en la oficina de Skorzeny.
Se impartían demasiadas órdenes. Schellenberg y sus grupos necesitan agentes que había que formar. El trabajo era agotador, y nuestro grupo es demasiado pequeño para hacer frente a todas las tareas e importantes misiones que se le ordenan. Tenemos poca experiencia y pocos hombres.