Para Paco, mi compañero y el padre de mis pollitos, al que,
afortunadamente, no tenemos que echar de menos. Cocorina en el Jardín de los Espejos © 2011 del texto: Mar Pavón © 2011 de las ilustraciones: Mónica Carretero © 2011 Cuento de Luz SL Calle Claveles 10 | Urb Monteclaro | Pozuelo de Alarcón | 28223 Madrid | España www.cuentodeluz.com ISBN: 978-84-938240-9-9 Impreso en PRC por Shanghai Chenxi Printing Co., Ltd. en junio 2011, tirada número 1205-01 Reservados todos los derechos La gallina Cocorina, para quien no la conozca, se distrae sin remedio viendo pasar una mosca. Pero nuestra gallinita, a pesar de sus defectos, cosecha allí donde va cientos de miles de afectos porque es buena como el pan y dulce como la miel, y los abrazos que da son tiernos como un pastel. La gallina Cocorinahizo anoche el equipaje y esta mañana, temprano, ha salido de viaje. Sus hijitos, muy contentos, preguntaban sin cesar: -Mami, mami, ¿dónde vamos, a la montaña o al mar? -La montaña está muy alta y el mar, ¡hum!, queda muy lejos; mejor vamos de acampada al Jardín de los Espejos. Dicho y hecho, Cocorina picoteó un tronco seco de cuyo interior salió un conejo con chaleco: -Sed bienvenidos, amigos, yo soy Blanconejosé, un conejo en apariencia mas en verdad, no lo sé, pues rujo como un león y no como zanahorias, doy aliento a las visitas y me alimento de historias.
Me nombraron hace siglos amo de “maravillaves” de este jardín encantado, mis queridísimas aves. Y a pesar de que aquel tronco nada tenía de turístico, resultó que era la entrada a este complejo “espejístico”. Cocorina se hizo un lío con la tienda de campaña: -¡Quien te entienda que te compre!, gritó por falta de maña. Los pollitos, al oírla, acudieron como el rayo y la tienda estuvo lista… ¡en menos que canta un gallo! Más tarde, los cuatro juntos salieron a la aventura pero pronto se perdieron en mitad de la “espejura”… Cocorina, entusiasmada, iba de espejo en espejo, mas por más que se miraba ¡no encontraba su reflejo! Quiso verse en un zapato reluciente, con hebilla, pero en él se reflejó su vecina más cotilla. Blanconejosé le dijo: -Ese zapato es de Alicia y en su charol se refleja quien te quiere con malicia. Se miró nuestra gallina en un lago cristalino pero en vez de su reflejo ¡vio el del gallo Quiquirino! Blanconejosé, de nuevo, le aclaró: -Mi gentil dama, es el lago Titiquiero; se refleja quien se ama. La gallina Cocorina suspiró antes de explicar: -Es el gallo de mi vida aunque viva en altamar. -Sí, hijos míos, este es vuestro padre, Quiquirino, y sé bien que os quiere mucho aunque esté en el quinto pino. -Sí, hijos míos, este es vuestro padre, Quiquirino, y sé bien que os quiere mucho aunque esté en el quinto pino.
Los pollitos, como es lógico, no salían de la impresión pero para sus adentros ¡saltaban de la emoción! Cocorina y sus hijitos no olvidarán este día porque lo han pasado en grande entre magia y alegría. Han acabado, por cierto, brincando a la pata coja delante de los espejos de la carcajada floja: Se veían delgaduchos, gordos, chiquitos, enormes, pero lo más divertido ¡eran sus cuerpos deformes! Blanconejosé, entretanto, como buen león leía en la lengua del rugido con conejil gallardía. Una niña lo escuchaba en pijama y zapatillas: era Vera, prima hermana de la de las Maravillas. Cocorina y sus pollitos a la tienda están de vuelta. Es seguro que esta noche dormirán a pata suelta, y tendrán el mismo sueño: ¡soñarán con un marino cuya cresta ondea al viento al que llaman Quiquirino! A todo esto, la luna no cejará en el empeño de alumbrar sus corazones y velar tan lindo sueño. .
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