Ignacio Sánchez-Cuenca
Más democracia,
menos liberalismo
Sobre la obra
Durante demasiado tiempo se ha cargado sobre los hombros del sistema democrático fardos tan pesados como la igualdad económica, la verdad o el bien común. El carácter inalcanzable de esos ideales ha provocado cierta frustración con el funcionamiento de las democracias realmente existentes, y como consecuencia muchos sintieron que la única forma de recuperar el prestigio de este sistema político residía en reducir las expectativas; así, para los teóricos de la democracia liberal, ésta ha llegado a ser sobre todo una forma de resolver los conflictos sin derramamiento de sangre. A juicio del autor, esa operación de adelgazamiento ha ido demasiado lejos, pues si bien se dejaron de lado algunos ideales cuya consecución era ciertamente ilusoria, también se abandonaron otros que no sólo resultan factibles, sino que están en la base misma de la democracia y sin los cuales ésta carece de sentido.
“En este libro -señala Ignacio Sánchez-Cuenca- pretendo recuperar parte de la confianza perdida en el funcionamiento del sistema democrático. La democracia -afirma- puede ofrecer más de lo que sus críticos admiten. El ideal de un conjunto de personas libres e iguales que toman decisiones colectivas en función de sus preferencias sobre qué tipo de sociedad construir tiene todavía un potencial radical que dista mucho de haber sido agotado.”
Este libro agudo, inteligente y provocador defiende la idea de que en el binomio “democracia liberal” lo liberal ha llegado a pesar demasiado y la democracia demasiado poco.
Sobre el autor
Ignacio Sánchez-Cuenca (Valencia, España, 1966)
Se graduó en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid en 1985. Luego de obtener un master en Ciencias Sociales en el Instituto Juan March, en 1995 se doctoró en Sociología en la Universidad Complutense. Fue profesor asistente en la Universidad de Salamanca, profesor asociado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y profesor visitante en la Universidad de Yale. Entre 1998 y 2008 fue profesor de Ciencia Política en el Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March, del que es director de investigaciones desde 2008. Desde 2002 es profesor de Sociología en la Universidad Complutense. Sánchez-Cuenca investiga especialmente sobre política comparada, terrorismo, comportamiento electoral y teoría democrática. Es autor de varios libros, y ha publicado numerosos trabajos en las principales revistas españolas e internacionales de su disciplina, así como numerosos capítulos en diversos libros. Desde 2004 es miembro del American Political Science Association Task Force on Political, Violence and Terrorism, e integra varios comités editoriales de revistas de su especialidad.
Otras obras del autor
Teoría de juegos , Madrid, 2009
La España de Zapatero: años de cambios. 2004-2008 , Madrid, 2009 (en colaboración)
La derrota de ETA : de la primera a la última víctima , Madrid, 2006 (en colaboración)
ETA contra el estado: las estrategias del terrorismo , Barcelona, 2001
Los efectos de la acción de Gobierno en el voto durante la etapa socialista. 1982-1996 , Madrid, 2000
Negociaciones agrícolas entre USA y la CEE en la Ronda Uruguay: un análisis desde la lógica de la elección nacional , Madrid, 1995
Primera edición impresa: 2010
Primera edición digital (ePub): 2011
© Katz editores
Charlone 216
C1427BXF-Buenos Aires
Calle del Barco 40, 3º D esc. ext.
28004 Madrid
www.katzeditores.com
© Ignacio Sánchez-Cuenca
ISBN edición impresa: 978-84-92946-02-0
ISBN edición digital (ePub): 978-84-92946-56-3
1. Democracia. 2. Liberalismo. I. Título
CDD 323
El contenido intelectual de esta obra se encuentra
protegido por diversas leyes y tratados internacionales
que prohíben la reproducción íntegra o extractada,
realizada por cualquier procedimiento que no cuente
con la autorización expresa del editor.
Diseño de colección: tholön kunst
Depósito legal: B-12188-2010
Índice
1. ¿Desde dónde analizar la democracia?
2. La democracia como búsqueda de la verdad y el acuerdo
3. La democracia como igualdad política
4. La democracia como autogobierno
5. Los problemas del autogobierno
6. Conclusiones
1. El punto ciego de la democracia
2. Las limitaciones del principio de mayoría
3. El liberalismo y su ceguera ante la cuestión nacional
4. Nación y autodeterminación
5. Las condiciones de la autodeterminación territorial
. Introducción
2. Ideología
3. Representación e ideología
4. Integridad, autonomía y control electoral
5. La representación en negativo: oportunismo, electoralismo, clientelismo, populismo
6. Conclusiones
1. Democracias jibarizadas
2. Compromisos institucionales
3. La tensión entre la democracia y la protección de las reglas de juego
4. ¿Son las reglas constitucionales compromisos?
5. ¿Por qué hay que proteger las reglas de la constitución?
6. Recapitulación
1. Las reglas, su interpretación y sus intérpretes
2. Compromisos por delegación
3. ¿Es el control judicial un compromiso?
4. ¿Los jueces contra el pueblo?
5. ¿Por qué dar el monopolio de la interpretación constitucional a los jueces?
Introducción
La democracia liberal suele presentarse como la forma política menos mala de las existentes. Por tal se entiende un sistema en el que hay elecciones libres y en el que el poder político está sujeto a ciertas restricciones destinadas a salvaguardar los derechos fundamentales de ciudadanos y minorías, así como a impedir ciertos resultados que se consideran indeseables. Dichas restricciones aparecen recogidas en una constitución y la garantía de su cumplimiento se deja en manos de los jueces. En una democracia liberal, los ciudadanos y sus representantes están limitados por reglas y tribunales.
El supuesto de partida del modelo liberal es que el ejercicio de la democracia, por sí mismo, produce ciertos resultados patológicos: la demagogia de los políticos y la miopía de los votantes pueden comprometer la supervivencia del sistema democrático. Las elecciones, que son el principal procedimiento en democracia para la toma colectiva de decisiones, no garantizan por lo demás que se realice el mejor curso de acción para la sociedad en su conjunto. De hecho, argumenta a veces el liberal, ni siquiera puede asegurarse que en la democracia sean las preferencias políticas de los ciudadanos las que determinen las decisiones finalmente adoptadas, ya que las reglas que se emplean para recoger y agregar dichas preferencias son arbitrarias y manipulables en todos los casos; el veredicto de las urnas tiene un componente de indeterminación o ambigüedad que arruina cualquier intento de conectar las decisiones colectivas con las opiniones de los ciudadanos. Además, el gobierno del pueblo no protege a las minorías, cuyo destino queda al albur de los deseos de la mayoría. Por todas estas razones, concluye el liberal, conviene instaurar algunas barreras que eviten los males que, de otro modo, la democracia acabaría generando.
Los teóricos de la democracia liberal suelen caracterizar a ésta en mayor medida por los males que evita que por los bienes a los que puede dar lugar. Así, la democracia se presenta simplemente como una forma de resolver los conflictos de intereses sin derramamiento de sangre. Hay algo de saludable en la actitud del liberal, pues durante demasiado tiempo se ha cargado sobre los hombros del sistema democrático fardos tan pesados como la igualdad económica, la verdad o el bien común. El carácter inalcanzable de esos ideales ha provocado una cierta frustración con el funcionamiento de las democracias realmente existentes. De ahí que muchos sintieran que la única forma de recuperar el prestigio de este sistema político pasaba por rebajar las expectativas. Sin embargo, se ha ido a mi juicio demasiado lejos en esa operación de adelgazamiento. Se ha acabado, así, con algunos ideales cuya consecución era ciertamente ilusoria, pero se han tirado también por la borda otros que no solamente resultan factibles, sino que están en la base misma de la democracia y sin los cuales ésta pierde sentido.