Andy Warhol
La colección Arte Hoy ha contado con la colaboración del Programa de Subvenciones de la Getty Grant Program de Los Ángeles.
Ilustración de sobrecubierta: Andy Warhol, Latas Campbell’s , 1962.
Dirección de la colección: S AGRARIO A ZNAR Y J AVIER H ERNANDO
© Lourdes Cirlot, 2001
© Editorial Nerea, S.A., 2001
Aldamar, 38
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ISBN: 978-84-15042-10-5
A mis hijas,
Sandra y Natalia
Introducción
L a cantidad de escritos sobre Warhol existente en la actualidad es tan inmensa que puede resultar difícil e incluso arriesgado llegar a hacer una selección sobre la que basarse con objeto de documentar aspectos relativos tanto de la vida como de la obra del artista. Por otra parte, lo cierto es que existen textos que reflejan posturas no sólo diferentes, sino contradictorias respecto a la manera de enfocar determinados datos. Este hecho, sin duda, se ha visto favorecido porque el propio Warhol vertió en no pocas ocasiones datos completamente inventados. Con el transcurso del tiempo, ese tipo de información se ha ido entremezclando con los datos objetivos y reales y, así, han surgido publicaciones en las que no siempre es fácil lograr distinguir lo verdadero de lo falso. Además, como es lógico, también pueden encontrarse toda una serie de textos en los que los autores interpretan determinadas cuestiones relativas a la trayectoria artística de Warhol, y lo hacen amparándose en determinadas palabras e ideas del propio artista. Además de las entrevistas que Warhol concediera a distintas personas a lo largo de su vida, existen escritos como los reunidos bajo el título Mi filosofía deA a B y de B a A o los publicados junto a Pat Hackett titulados Popism, en los que el artista aborda los más diversos temas, incluyendo reflexiones que muchas veces inducen a llevar a cabo las más controvertidas interpretaciones. Éste sería el caso de la famosa frase: “Si quieres saberlo todo acerca de Andy Warhol, mira la superficie de mis cuadros y mis películas, y allí estoy. Detrás de ello no hay nada”. ¿Cabe entender esta afirmación al pie de la letra o, por el contrario, hay que investigar y profundizar en la obra del artista hasta llegar a encontrar significados intrínsecos?
La verdad es que cuanto más se lee en torno a este personaje más se tiene la sensación de que no existe nada superficial en ninguna de sus tareas artísticas, ni siquiera en la manera de enfrentarse a determinadas cuestiones de carácter personal. El hecho de que fuera una persona introvertida al máximo y de que además se crease una fama de mantener siempre un distanciamiento con las cosas y con las personas debió contribuir en gran medida a generar la aureola enigmática que le rodeaba y a la que tantas veces se alude. No en vano su amigo Henry Geldzahler le llamaba Mr. Mistery.
Otro factor que conviene tener en cuenta es que la literatura existente en torno a Andy Warhol y su obra siempre ha enfocado aspectos parciales. Así, quienes se han dedicado a analizar los films de Warhol no han tenido en consideración su pintura, o viceversa; quienes han abordado al personaje desde una perspectiva biográfica, no han tenido apenas ningún interés en analizar su obra artística; y, por último, aquellos que han estudiado alguna etapa en concreto de su trayectoria no se han ocupado del conjunto de la misma. De este modo, puede llegarse fácilmente a la conclusión de que, pese a la gran cantidad de escritos existentes, Andy Warhol aún no se ha estudiado en profundidad. Todavía no se han publicado tesis doctorales, auténticas investigaciones que permitan comprender y relacionar las distintas facetas de la creación warholiana, con la finalidad de que por fin pueda hablarse coherentemente de la misma.
Apuntes biográficos
LA FAMILIA
A ndrew Warhola nació en Pittsburgh el año 1928 en el seno de una humilde familia de emigrantes checos. Era el pequeño de tres hermanos y siempre fue el más mimado por su madre Julia. El padre, Ondrej, era minero, y trabajó muy duramente para poder mantener a su familia, e incluso llegó a poseer una pequeña fortuna que guardaba con todo cuidado por si un día ocurría alguna desgracia.
Desde muy pequeño, Andy Warhol –nombre que adoptaría a raíz de la publicación de un dibujo suyo en un periódico en 1949, en el que, parece que por error, se omitió la “a” de su apellido– sentía predilección por dibujar. Su madre le ayudaba y pasaba muchas horas con él, leyéndole historietas de cómics en un inglés chapurreado, de los que Andy apenas entendía una sola palabra. No obstante, valoraba mucho que su madre estuviera con él hasta que se dormía.
El hecho de que a los ocho años contrajera la enfermedad de tipo nervioso, conocida vulgarmente como el baile de San Vito, acentuó si cabe la estrecha relación afectiva que siempre existió entre Andy Warhol y su madre Julia, pues ella aún se volcó más en su hijo y le ayudó con paciencia y mucho cariño a superar la enfermedad. La intensa relación entre madre e hijo se forjó en aquella época, y lo cierto es que duró toda la vida. Warhol estuvo siempre muy unido a su madre y, prácticamente, no se separó nunca de ella. Julia tuvo además una gran influencia sobre su hijo, a quien supo inculcar su profunda fe religiosa. Como cristiana creyente asistía a misa todos los domingos y rezaba con frecuencia. Llevaba consigo su libro de oraciones y en su habitación tenía un crucifijo.
El suceso más traumático de la vida familiar de Andy Warhol se produjo cuando contaba catorce años. Fue la muerte de su padre. Tras tres años de enfermedad, causada por haber ingerido agua envenenada en una mina de Virginia donde trabajaba, el padre de Andy murió, dejando a la familia en una situación un tanto difícil. En los últimos tiempos el pobre hombre no había podido trabajar y habían gastado gran parte de los ahorros reunidos. Los hermanos mayores de Andy, Paul y John, tuvieron que ponerse a trabajar y la madre también tuvo que hacer algunas tareas para poder salir adelante.
Era la primera vez que Andy Warhol se enfrentaba a la muerte; el miedo y la angustia se apoderaron del joven, que tuvo que refugiarse en casa de su tía para no tener que estar bajo el mismo techo con su padre muerto. El horror a la muerte y todo lo que ésta implica –separación, cese, ruptura, soledad, interrogantes de todo tipo– se pusieron de manifiesto ante un Warhol adolescente que ya nunca podría olvidar ese trance. Jamás quiso asistir a un entierro y, por supuesto, no quiso volver a ver nunca una persona muerta.
LOS ESTUDIOS
Una vez concluidos sus estudios en la escuela, Warhol se matriculó en 1941 en el instituto Schenley, cuyo departamento de arte tenía una cierta fama. En Pittsburgh, tal como apunta Victor Bockris, existía una buen ambiente para desarrollar estudios de arte, porque no puede dejar de tenerse en cuenta que era el lugar de residencia de los grandes coleccionistas como los Carnegie, los Frick o los Mellon, y esto tenía una serie de consecuencias, pues se convocaban becas y premios y, de este modo, se promovía el interés por el arte. Por aquellos años Warhol realizaba ya una obra dibujística bastante interesante e incluso buena. Fue una época en la que el joven aprendió a someterse a un horario, a trabajar a un ritmo determinado, y lo que es más importante, a desarrollar ideas propias y a tener sus enfoques, distintos de los de sus profesores.