Empresas venezolanas
Nueve historias titánicas
RAFAEL ARRÁIZ LUCCA
@rafaelarraiz
© Rafael Arráiz Lucca, 2013
© Editorial Alfa, 2013
© alfadigital.es, 2016
Primera edición digital: febrero de 2016
www.alfadigital.es
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ISBN Digital (epub): 978-84-16687-20-6
ISBN Impreso: 978-980-354-376-1
Diseño de colección
Ulises Milla Lacurcia
Corrección ortotipográfica
Magaly Pérez Campos
Conversión a formato digital
Sara Núñez Casanova
Fotografía de portada
Archivo audiovisual de la Bibloteca Nacional
Prólogo
Las nueve historias empresariales que se reúnen en este libro ocurrieron en el mismo espacio: Venezuela. El período en el que tuvieron lugar se extiende desde finales del siglo XIX a principios del XXI, y todas han tenido como protagonistas a venezolanos y extranjeros que permanecieron muchos años entre nosotros o, también, que se establecieron para siempre en el país. En la raíz de todas brillan una idea y un puñado de empecinados que entregaron su vida laboral para hacerla realidad. En todas, la superación de las adversidades de su tiempo y espacio fue el norte, así como el difícil aprendizaje que late en cualquier fracaso, por pequeño que sea.
La historia de la banca nacional; el devenir de la ganadería en el país; el mundo de los trenes, con todas sus resonancias infantiles; las faenas de los hombres de leyes y su laberinto de concordancias; la creación de una universidad tecnológica en Guacara, y todo lo que ello puede significar como experiencia y desafío; el universo de los seguros y lo que le falta por crecer en Venezuela; la epopeya de una empresa de la vastedad llanera y el ganado; la construcción comunitaria de un club de mar y, finalmente, el devenir de una empresa ejemplar: la Electricidad de Caracas; estos son los ámbitos temáticos que en estas nueve historias se trabajan. Con ellas creo contribuir con el enriquecimiento de una tendencia historiográfica muy poco desarrollada en Venezuela: la de la historia empresarial.
Tienen en común estas historias el haber sido escritas entre 2001 y 2012 y atendiendo al mismo entorno económico, político y social, aunque con especificidades empresariales diversas.
RAL
Historia esencial de la banca en Venezuela
Introducción
Este trabajo que entrego en manos de los lectores se propone historiar sucintamente el desarrollo de la banca en Venezuela. Después de pasar revista a los intentos coloniales de instaurar alguna institución financiera, se detiene en los múltiples proyectos del período independentista por instaurar un banco. Luego, sigue el curso azaroso del siglo XIX con sus vicisitudes caudillistas hasta desembocar en el XX, cuando, a partir de la explotación petrolera, fue tomando cuerpo un sistema financiero.
Como toda breve historia, esta no se detiene en los pormenores de los asuntos, sino que enuncia y analiza las líneas gruesas, ya que busca establecer unas coordenadas mínimas para que los interesados puedan seguir un curso y luego, si es el caso, profundizar a través de bibliografía especializada en algún aspecto de su interés.
En todos los trabajos sobre historia de Venezuela que he emprendido, he intentado atender a la importancia de los procesos sociales, pero sin pasar por alto la huella decisiva de los personajes. De gente está hecha toda historia, por más que las fuerzas sociales en su juego dialéctico pareciera que sumergen a los individuos. De más está decirles que la investigación de esta área de la vida económica nacional es fascinante, así como difícil, ya que no son muchos los trabajos con que cuenta el investigador. En este sentido, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a los estudiosos María Elena González Deluca, Catalina Banko, Nikita Harwich Vallenilla, Francisco Faraco, Romano Suprani, Manuel Exequiel Delgado, Rafael Martín-Guédez, Morela Arocha, Edgar Rojas, Leonardo Vera, Raúl González, Ruth Capriles y Gerardo Tirado Yépez quienes, en años recientes, han contribuido notablemente con sus investigaciones sobre la historia de la banca en Venezuela.
1) Antecedentes coloniales y del período independentista
Pocos años después de la llegada accidental de Cristóbal Colón a América, la Corona española llegó a un acuerdo con la casa alemana Welser, mediante el cual esta casa, establecida en Sevilla, se comprometía a explotar por tiempo indeterminado el territorio de lo que sería luego la Provincia de Venezuela. El convenio entre los Welser y Carlos V se firma el 27 de marzo de 1528 y viene a resarcir las deudas que la Corona había contraído con los financistas alemanes. De tal modo que nadie exagera si afirma que entre las primeras decisiones tomadas por Carlos V en relación con Venezuela estuvo una relación financiera de por medio. Hasta 1545 gobernaron en Venezuela los Welser, fecha en la que la Corona consideró saldada la deuda, cosa que los alemanes no tuvieron por tal y reclamaron judicialmente, pero sin frutos a su favor.
Un segundo episodio de naturaleza financiera lo hallamos en la carta que le escribe don José de Ábalos al rey, en 1775. En ella, quien al año siguiente sería designado intendente de la Provincia de Venezuela, le sugiere al monarca la creación de un banco, y abona su proposición con suficientes argumentos, pero este no dio respuesta afirmativa y el proyecto no pasó a mayores.
Un tercer episodio guarda relación con la disposición, que sí llegó a materializarse, de la creación del Banco de San Carlos, mediante Real Cédula de 1782. Este banco abarcaría hasta las provincias de ultramar; incluso llegó a designarse un representante en Venezuela, pero no se tienen noticias de su efectiva existencia, más allá de las formalidades estampadas en el papel. Debemos atribuirle a las vicisitudes de la política española y sus vaivenes económicos la inexistencia cierta de operaciones de este banco en tierras de la Provincia de Venezuela.
Otro momento interesante viene a tener lugar cuando la sociedad caraqueña decide, después del 19 de abril de 1810, tomar las riendas de su soberanía. Para entonces, residía en Caracas el irlandés William Burke, personaje muy influyente en el período de gestación de la República de Venezuela, quien propone la creación de un banco nacional. El proyecto de Burke llega a ser tema de discusión en el Congreso Constituyente de 1811, y se toma la decisión de proceder con la creación de un banco nacional, dada su evidente necesidad y la argumentación de peso esgrimida para fundarlo. No obstante, la pérdida de la primera República en julio de 1812 da al traste con el proyecto, aunque veremos que se retoma luego.
Serán los constituyentes del Congreso de Angostura en 1819 quienes retomen el proyecto y autoricen la creación de un Banco Nacional, pero este, en medio de las escaramuzas de la guerra, no llegó a constituirse. Serán entonces los constituyentes del Congreso de Cúcuta quienes le atribuyan en el texto constitucional al Ejecutivo las facultades para crear un banco, pero el proyecto tampoco pasará a otras instancias.
Luego, el Congreso de Colombia, reunido en Bogotá el 28 de marzo de 1825, autoriza la creación del Banco de Venezuela en la ciudad de Caracas. Este intento será de nuevo infructuoso, porque los caraqueños se oponían a cualquier decisión de este tipo tomada por el Congreso en Bogotá, ya que para entonces las fricciones entre el gobierno central y el poder local venezolano iban en camino de mayor magnitud.
Después de la separación de Venezuela del proyecto grancolombiano, la Sociedad de Amigos del País, en 1834, animada por John Alderson, elabora un proyecto para la creación de un banco mercantil de descuento y depósito, que tendría por nombre Banco de Venezuela, con sede en Caracas, pero no logra concretarse. Tampoco lo hará el banco que promueve la Sociedad de Agricultores, en 1838, basados en la necesidad de apoyar a los productores del campo. Este, en el papel, se denominaría Banco de Caracas.