Venezolanos excepcionales
Diez entrevistas
RAFAEL ARRAÍZ LUCCA
@rafaelarraiz
Para Almudena Manzano Arráiz, mi segunda nieta, recién nacida en Caracas, las voces de esta decena de venezolanos que enriquecen con sus obras el patrimonio de la república, nuestra comunidad histórica. Nuestro orgullo.
Prólogo
Las diez voces que se escuchan en estas páginas son excepcionales en grado extremo. Esa condición las reúne. Dos hombres públicos y escritores de aportes venezolanistas sustanciales (Úslar Pietri y Velásquez); un economista sobresaliente con marcada influencia nacional durante muchos años y un prestigio de honestidad acendrado (Maza Zavala); dos artistas de dimensión universal como no ha habido otros en Venezuela (Soto y Cruz-Diez); un dramaturgo, guionista de televisión y articulista con una personalidad histórica (Cabrujas); dos poetas de voces centrales que sellaron la historia de la poesía venezolana (Montejo y Ossott); un educador, sacerdote y rector, dueño de una celebrada inteligencia, para muchos el venezolano de mayor auctoritas de nuestros días (Ugalde) y una cantante que marca décadas en la música popular latinoamericana (Bravo). Todos se han distinguido por su trabajo de manera excepcional.
Entre las diez entrevistas, hay dos que gozan de notoriedad histórica por las consecuencias que trajeron. La primera en el tiempo es la de José Ignacio Cabrujas (1986), que dio origen a una polémica pública que incluyó a decenas de articulistas en distintos medios de comunicación. La cerilla que encendió la pradera fue la opinión del dramaturgo sobre Bolívar. La diatriba fue recogida en un libro intitulado La polémica sobre Simón Bolívar del teniente Raúl Oviedo Rojas. El teniente registra, entre artículos, caricaturas y cartas, 144 piezas. Esta fue, que mi memoria advierta, la última gran polémica que hubo en Venezuela. En ella intervinieron todos los articulistas e historiadores de la época: Manuel Caballero, Juan Nuño, Kotepa Delgado, Rubén Monasterios, Aníbal Nazoa, Manuel Pérez Vila, Manuel Rafael Rivero, Luis Villalba Villalba, Pedro Díaz Seijas, Jesús Sanoja Hernández, entre muchos otros.
Veamos qué fue lo que afirmó Cabrujas que pudo desatar aquel vendaval.
Señaló:
«Bolívar nunca se dio cuenta de dónde estaba parado, a lo mejor si se da cuenta se hubiera paralizado, pero Bolívar era lo suficientemente loco y disparatado como para olvidarse de que él vivía en un territorio con limitaciones históricas determinadas. El creía que esto formaba parte de la historia. Como él trabajaba para la gloria y la gloria era Europa, quería tener la admiración de los franceses, por lo tanto escogió este decorado para impresionar a los europeos. Fue un pésimo político porque era un hombre de acción, mientras la acción duró, el tipo andaba muy bien […] Bolívar es un personaje fantástico, no por lo que siempre se dice de bajarlo de la estatua (cosa que le hubiera molestado muchísimo porque trabajó para una estatua, se hubiera indignado si alguien le dice que no era una estatua) sino porque es un personaje excepcional, porque es un tipo demasiado solitario, arbitrario y con un «yo» que no creo que ningún otro venezolano haya tenido. Tenía un concepto de sí mismo tan apabullante, tan carente de paisaje. El se cree el centro del mundo y no ve esto sino como decorado, no le importa en lo absoluto la realidad, por eso llegó a tanto. Un tipo que comete el exabrupto, cuando está liquidado políticamente, de andar pensando cómo van a ser sus relaciones con Inglaterra. Bolívar era un alucinado, un desaforado, un delirante tapando su yo en todo momento para que nadie captara su intimidad, con una vida sentimental terrible.»
La otra entrevista fue la última que Arturo Úslar Pietri concedió in extenso. Antes de la conversación intitulada Arturo Úslar Pietri: ajuste de cuentas (2001), tan solo dos libros de entrevistas con el autor se habían publicado. Nos referimos a Conversaciones con Úslar Pietri (1978) de Alfredo Peña y a Úslar Pietri: muchos hombres en un solo hombre (1988) de Margarita Eskenazi. De modo que estos diálogos que tuvieron lugar en la biblioteca de su casa de La Florida han quedado como una suerte de última palabra, a sus 94 años.
En la entrevista, Úslar opina libremente sobre sus contemporáneos y ello ha causado no pocas urticarias. De Rómulo Gallegos afirmó: «Gallegos era un hombre muy débil, muy perezoso mentalmente, la obra de pensamiento de Rómulo Gallegos no existe. Nada, ni un artículo. Era muy timorato, le costaba muchísimo tomar decisiones ». Acerca de Rómulo Betancourt no fue menos lapidario. Dijo: «Era un hombre con un potpourri atravesado, no tenía ningún estudio serio, un hombre de mucha ambición y de mucha audacia». La misma severidad expresó al referirse a Rafael Caldera: «Caldera es un hombre muy raro. Yo creo que, básicamente, es un hombre muy limitado de horizontes y tiene, en el fondo, una tendencia autoritaria y monástica». De Carlos Andrés Pérez señaló: «Carlos Andrés Pérez es un aventurero, muy astuto, muy ambicioso». Y, finalmente, dijo de Hugo Chávez: «Un delirante, ignorantísimo, dice disparates, qué desgracia, el país no logra encaminarse».
Aclaro, una vez más, que al terminar de transcribir y editar estas conversaciones con Úslar Pietri le envié el manuscrito para que lo leyera (eso ocurrió en diciembre del 2000 y en enero del 2001 recibí el manuscrito de vuelta). Como entonces casi no veía, se lo leyó su hijo Federico Úslar Braun. Estuvieron conformes, no modificaron nada de fondo; tan solo una coma mal puesta, que se me había pasado, y un hecho nimio: que el premio Príncipe de Asturias no se lo entregó el rey de España, Juan Carlos I, sino, naturalmente, el príncipe Felipe, hoy monarca.
Las entrevistas con Domingo Felipe Maza Zavala, Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez no se han publicado antes, son inéditas. Por distintas causas se mantuvieron así hasta ahora que las entrego en manos del lector. Las otras siete que conforman la decena se publicaron antes, pero no con el criterio con el que ahora se recopilan. El orden en que aparecen las conversaciones es cronológico en relación con la edad de los entrevistados, no en cuanto a la fecha en que se sostuvo el diálogo. Concluyo recordando a Jorge Luis Borges y su relación con la entrevista. Él, que fue centenares de veces entrevistado, no dejaba de señalar que todo diálogo era un homenaje a Platón, que en el fondo eso era una entrevista: un eco del diálogo platónico. Pero también habría que añadir muy borgeanamente que se trata de una forma de civilidad, de cortesía, de interés por el otro. Los violentos no dialogan; de allí que podamos asegurar que la conversación es el ejercicio de paz por excelencia. Sin diálogo no hay democracia, no hay reconocimiento del otro.
Por último, quiero agradecer muy encarecidamente a estos diez venezolanos, quienes me abrieron las puertas de sus casas y estuvieron dispuestos amablemente a responder mis preguntas. Sin ellos, las páginas que siguen no habrían pasado de ser un sueño. Ellos las hicieron una realidad.
RAL
Arturo Úslar Pietri: ajuste de cuentas
La cuadrícula urbana caraqueña comenzó a ser desbordada hacia finales del siglo xix. Aquel trazado típico de la obra colonizadora española en América se desdibujó por el efecto de la urbanización de las haciendas de la periferia. Uno de los primeros trazados urbanísticos hacia el este de la ciudad fue el de la urbanización La Florida, hacia la tercera década de la presente centuria. Allí queda la casa de Arturo Úslar Pietri: una edificación característica del tiempo en que fue levantada, bajo las pautas de diseño arquitectónico de Carlos Raúl Villanueva.